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"Cuando el amor se reprime, el odio ocupa su lugar."

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18/06/2020

Asqueroso diario:

¿Ya les conté que voy a terapia? Creo que no. Bueno, voy al psicólogo (creo que por cuarta vez en mi vida) desde hace más de un año.

¿Por qué empecé a ir? Porque una vez, durante un ataque de furia, le dije a mi madre que si no tenía ganas de vivir que se suicide. Estaba molesta porque cada vez que un conocido le pregunta cómo está, ella responde "en la lucha". Realmente odio esa respuesta, es tan estúpida. ¿Les suena violento lo que dije? Definitivamente, ustedes deben ser del tipo de personas que idealiza a la figura de la madre y piensan que todas son buenas y sagradas. En fin, no controlé mi boca, esa frase se me escapó y mi hermana me escuchó. Comenzó a llorar sin motivo aparente y me insultó poco. Llegaron a la conclusión de que lo mejor sería enviarme a un psicólogo. No me opuse, realmente estaba aburrida y jugar con alguien (alguien que pudiese ser un buen rival) sonaba interesante.

Primero, me llevaron con una señorita bastante amigable, que en este momento es irrelevante para mi relato saber quién es. Ella me veía como un monstruo y eso me encanta. ¿Saben que llevé a una de las sesiones? Además de un punzón por si me daban ganas de apuñalar a alguien, llevé fragmentos de esta historia. Ella me había pedido que le escriba una especia de carta expresándome libremente. Le dije que tenía un diario y le presenté algunas frases. Sólo fui a cuatro sesiones con ella, hasta que me derivó a un colega que tenía más experiencia con gente como yo. Tal vez otro día profundice más sobre cómo me fue con ella.

Bueno, actualmente cada jueves voy a terapia con un psicólogo (un hombre que probablemente no tenga más de treinta y cinco años). Lo odio. Antes me caía bien (o al menos no me caía mal), pero ahora lo detesto. Es tan malditamente irritante que cada vez que lo veo, en lo único que pienso es en distintas formas de matarlo, pero me odio más a mí por no dejarme abandonar está maldita terapia. Es tan divertido, maldita sea. Es una de los pocos lugares en lo que realmente me río. 

Ese maldito es muy gracioso, y ni siquiera todo el odio que le tengo contiene mis ganas de reír.

Él es del tipo de persona que no se sorprende con mi sadismo, e inclusive un par de veces me comentó formas en las que podría hacer una masacre en la universidad. Sé que sólo hace eso para agradarme y que no me sienta mal por constantemente pensar en matar, sé que es un método para acercarse y que no me ponga a la defensiva. Él no tiene trucos que no conozca, aunque algunas veces me tomó por sorpresa sus ideas, pero tarde o temprano termino develando sus verdaderas intenciones.

¿Tratar de hacerme creer que podría llegar a ser casi como un "amigo" y que su maldito consultorio es un lugar seguro para confesar mis pecados no es una de los trucos más viejos que existe?

Estoy escribiendo esto mientras espero que él atraviese esa maldita puerta que nos separa y diga mi nombre para que pase a ese maldito consultorio infernal.

Algún día voy a explicar más sobre mi relación con la terapia y mi nuevo trastorno. Sí, leyeron correctamente, tengo un nuevo trastorno.

Quiero matarlo. Realmente quiero matarlo y él es consciente de eso.

Atentamente, esta psicópata.

✞Psychopath✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora