"El problema de la libertad es asumir las consecuencias de nuestros actos."
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22/09/2020
Hoy, martes 22 de septiembre del corriente año, dejé oficialmente terapia.
Dios, estoy rebosando de euforia. No tienen idea de lo mucho que esperé esto. Al fin, después de un año y medio, soy libre de ese castigo. ¿Saben que fue lo que tuve que hacer? Fingir estar furiosa. Parecí un niñato inmaduro, pero a veces hay que sacrificar nuestra buena imagen.
Estuve sentada, evitando el contacto visual excusándome con el uso de mi celular, respondiendo "sí", "no", "nada", "bien" y demás monosílabos que denotan mi falta de interés en mantener una conversación y le despiertan cierta exasperación a los psicólogos. Inclusive, cuando me ofreció agua o caramelos en un desesperado intento de sacarme de mi estado furibundo, sin siquiera mirarlo, rechacé hastiada su oferta.
Le dije que no quería estar en ese mugroso lugar, y que lo odiaba. Me dijo que nadie podía obligarme a ir a algún lugar que yo no quiera y me presentó la posibilidad de dejar de asistir. Tuve que soportar un maldito monólogo acerca de que, realmente, yo no había colaborada mucho y que había hablado muy poco a lo largo de todos estos fastidiosos meses. Maldito imbécil resentido.
"Y eso que te di muchas oportunidades". Me espetó eso en la cara. Estúpido. Yo soy quien le dio muchas oportunidades que él no supo aprovechar. ¿Realmente creyó que me importaba? A veces, con sus frases inútiles o sus discursos inoperantes, me hacía sentir que yo hablaba completamente para nada.
Sólo tenía un maldito problema y era que él me aclaró que tenía que hablar con personas que estuviesen a cargo de mí (mi familia) para comentarles "el estado en el que me encuentro". En ese momento, sentí el verdadero terror. ¿Qué es lo que va a decirles? No estoy bromeando cuando digo que cualquier cosa que salga de su sucia boca podría hacer que yo termine haciendo un tour por todos los endemoniados consultorios psicológicos del país. Me prometió que sólo iba a hablarles de generalidades (juró que no iba a decirles que me autolesiono) y yo le respondí que no confiaba ni un poco en él.
Bueno, aunque sea me divertí. ¿Tienen idea lo placentero que es para mí poder jugar con alguien? Como ya deberían saber (no tienen la obligación pero si prestaron atención a todo lo que escribí a lo largo de este diario de porquería ya deberían tener al menos la noción de esto) yo tengo que interpretar el papel de una persona amable, simpática e interesada en los demás. No puedo ser como realmente soy frente a nadie. Una de las múltiples razones por las que empecé a escribir esta bitácora, es que necesito un espacio donde "desahogarme". De una u otra forma, nadie sabe lo que realmente soy, nadie me conoce ni siquiera un veinte por ciento.
Sí, yo lo denomino "jugar" porque para mí no es más que eso, un simple juego. Si bien en un principio no me negué a ir al psicólogo debido a que tenía un problema que hasta a mí me preocupaba, nunca tuve la intención de cambiar(me). Cada vez se me hacía más difícil controlarme, tenía "cinco minutos de inconsciencia" muy seguido y la intensidad de esos momentos no hacía más que aumentar, yo sólo quería volver a tener el completo control sobre mí misma para reprimir esos arrebatos de ira. Nunca quise volver a convertirme en un miembro funcional de la sociedad. Estoy bien y completamente a gusto siendo como soy.
Volviendo a mi pregunta: "¿tienen idea lo placentero que es para mí poder jugar con alguien?" La respuesta es un poco obvia, pero la remarco igual. Es maravillosamente deleitante. Lastimosa o afortunadamente, no tengo la oportunidad de conversar sobre mis "perturbadores deseos" con alguien. Si bien puedo hablar con mi familia sobre "esos asuntos", ellos me censuran o me reprenden con discursos moralizantes. Rescato que este último psicólogo al que me obligaron a ir al menos no hacía eso, e inclusive me daba un par de ideas (cabe aclarar que lo hacía en forma de "broma").
Sí, también fue horriblemente imprudente de mi parte comentarle cosas como esas. Créanme que lo sé muy bien. Pero entiendan, literalmente no puedo hablar de esto con NADIE. Me resultó muy difícil resistirme y al final sucumbí ante mis deseos de confesar mis más retorcidas ideas. Sí, definitivamente fue un error hacer eso, pero ahora no me sirve de nada arrepentirme. El error ya fue cometido. Mientras no difunda mi información, no voy a tener la necesidad de silenciarlo (entienden a lo que me refiero, ¿cierto?)
Dejo para alguna próxima ocasión, el relato de cómo terminé en el maldito consultorio de ese loco psicólogo y mi experiencia con la señorita psicóloga a la que fui antes de conocerlo a él.
Atentamente, esta psicópata.
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✞Psychopath✞
RandomLa vida relatada por una psicópata. -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Basada en hechos reales.