Capítulo 20

148 8 0
                                    

Lunes 30 de Junio del 2027

18:23

Nos encontramos en el malecón, un lugar muy conocido y visitado en Vallarta por turistas, en este lugar puedes encontrar antros, tiendas, restaurantes, bailables, y muchas actividades divertidas, decidimos mi familia, mis amigos y mi novio aquí debido a que queríamos paras un día divertido, caminamos por las calles de este bello lugar mientras vamos decidiendo que haremos.

Voy platicando con Andy y Karen los cuales están peleando sobre si comprar un elote en palo o en vaso, yo por mientras me dirijo a un señor que vende algodón de azúcar y le pido uno color rosa, pago el mismo y regreso con mis amigos los cuales se decidieron por un ezquite (elote en vaso), al finalizar de pedir lo que deseaban seguimos caminando hasta donde se encontraba mi familia, los cuales veían un bailable que se había formado en la plaza; era muy hermoso ya que las personas bailaban al son de la música (banda), la cual la tocaba un grupo, se podían ver parejas de todas las edades, me acerqué a mi papá el cual estaba hablando con mis tíos y escuché su conversación por un tiempo hasta que mi padre se alejó de nosotros para sacar a bailar a mi mamá, ella encantada lo permitió, y unos minutos más tarde se les unieron Andy y Karen, dos de mis tíos sacaron a bailar a unas chicas que estaban cerca y mi tercer tío (Axel) se dispuso a bailar con su esposa (había llegado el domingo), entonces solo quedamos Charles y yo, nos fuimos a sentar a una barda que se encontraba cerca del lugar, teníamos una buena vista de las parejas bailando y todos se veían muy alegres.

Me permití por un momento perderme viendo las danzas de las personas frente a nosotros, no sé si les conté antes pero a mi el baile me fascina (de todo tipo), lo practiqué durante años y es una pasión que tengo, veo los pies de las personas moverse en perfecta sincronía y como las parejas disfrutan del baile.

Un movimiento repetitivo en el reojo de mi ojo llama mi atención por lo cual dirijo mi mirada a dicho movimiento y capto a Charles moviendo sus manos de manera nerviosa por lo cual me le quedo mirando un tanto extrañada por todo lo que está haciendo.

-Caballito, ¿estas bien?- mi novio no suele ser el tipo de chico que tiene ticks repetitivos por lo cual esta conducta se me hace muy impropia de él.

-Domadora es que veras,- mira al frente y enfoca sus ojos en mis amigos bailando. -quiero sacarte a bailar, pero no sé bailar este tipo de música.- después de que dice eso voltea al piso avergonzado y al parecer un poco triste, yo no puedo evitar sonreír debido a la ternura de ese hombre, tal vez lo único malo que tiene salir con un extranjero es que no saben bailar nuestra música, pero eso se puede arreglar.

Me levantó y me acerco a donde se encuentra mi novio, tomo su barbilla y lo obligo a besarme, el sonríe contra mis labios y yo repito su acción, acto seguido tomo sus manos y lo jalo invitándolo a levantarse, cuando lo hace lo jalo nuevamente pero ahora con la intención de dirigirnos a la improvisada pista de baile.

-Payasita, ¿qué haces?

-Te enseñaré a bailar.

Me giro para pasar por las personas hasta llegar a un punto casi solo, obligo a Charles a rodear mi cuerpo con uno de sus brazos, yo rodeo su cuello con el mío y acto seguido lo miró a los ojos.

-Debes dar dos saltitos pequeños con cada pie conforme suene la música.- le digo mientras le indico que mire mis pies. -Así.- hago la acción poniéndole el ejemplo para que entienda como debe hacerlo. 

Charles asiente para comenzar a hacer de forma torpe lo que le acabo de indicar, duramos así unos diez minutos hasta que por fin comenzó a agarrarle la onda, después inclusive se atrevió a darme algunas vueltas; me daba una ternura inmensa observarlo debido a que él ya estaba completamente confiado de que bailaba bien cuando en realidad la escena era muy divertida de ver: sus caderas estaban completamente rígidas, sus pies daban brincos muy exagerados por lo cual parecía que estaba matando cucarachas, pero eso no me importó, porque cuando miraba su rostro y encontraba una emoción y felicidad en él no había nada malo en él, ni su forma de bailar, ni sus giros algo bruscos, porque lo estaba disfrutando, y eso me hizo disfrutar igual.

Mundo de Hombres (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora