Capítulo 4: Crystal

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En los libros y las películas siempre ocurren situaciones surrealistas

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En los libros y las películas siempre ocurren situaciones surrealistas. Circunstancias que te hacen pensar, "eso jamás me sucederá a mí" o "¿quién diablos escribió un guion tan malo?". En todos los géneros hay alguna fruta podrida. Sin embargo, una nunca se plantea que, en su vida real y, por lo general, tranquila puedas llegar a formar parte de una de esas complejas y ridículas frutas putrefactas. Y eso es lo que representa para mí la aparición de Aiden Blake. El rey de las frutas corrompidas.

─Con que tú eres Rose ¿eh? ─pregunta, sumamente divertido.

Me pregunto si debería fingir una muerte súbita de esas o quizás simplemente debería sacarle los ojos y dejarle ciego.

─¿Rose?─comienzo sin saber qué decir planteándome ambas posibilidades─ ¿Qui-quién ha dicho Rose? Yo quería referirme al presidente Roosevelt.

La he cagado. Obviamente he hecho el ridículo, y este hecho es confirmado por la mirada de Aiden o quien narices sea el tipo que se encuentra delante de mí.

─¿Vas a decir que el presidente Roosevelt? Si quieres podemos jugar a ese juego en el que yo me hago el inconsciente acerca de que ibas a reunirte con Uriel, y tú finges ser una desconocida que ha llegado gritoneando por el mismo, quien bien podría ser un perro. ¿Qué dices?

─Tú... t-tú...No eres... él─ tartamudeo avergonzada.

Genial, acabo de confirmar delante del tipo que tenía trato con ese estafador. A lo mejor era uno de sus amigos del campus que me reconoció en la videollamada y consideró gracioso gastarle una broma a la invisible Moore.

─Muy perspicaz. ¿No vas a invitarme a entrar? O debo creer que esa señora tan simpática que ha contestado el telefonillo es tu abuela.

A estas alturas me importa una mierda lo que piense o no. Lo único que deseo tener es ese cacharro que aparece en las películas de Men in Black para poder borrarle a este estúpido su memoria.

─¿Entrar? ─le pregunto extrañada intentando identificar cómo debo abordar la situación.

─¿Qué más si no? Cada segundo que pasa, es dinero que estoy perdiendo.

SE BUSCA AMANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora