1° 𝗘𝗻𝘁𝗿𝗲𝗴𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝘀𝗲𝗿𝗶𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗔𝗿𝗰𝗮́𝗻𝗴𝗲𝗹𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗜𝗻𝗳𝗶𝗲𝗿𝗻𝗼.
Nadie esperaría que la chica en exceso timida, estudiosa y reservada que se sentaba al final de la clase y que trataba de evitar llamar la atención, desesp...
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Por si se os pasa, dejad vuestra correspondiente estrellita antes de comenzar a leer, no me seáis lectores fantasmas, ayudadme a promocionar la historia. Una cosa más, este es el final, y ya sabéis que soy una autora que justo comienza ahora, estoy dando mis primeros pasos, eso significa que la mayor parte de producción para esta novela ha requerido poner dinero de mi propio bolsillo, así que por favor, quienes podáis, que ya sé que mucha gente no se lo puede permitir, colaborad conmigo adquiriendo el libro. Si por el contrario, eres uno de mis lectores que por su situación económica o política no puede adquirirlo, siempre podrías ayudarme compartiéndolo con más personas a quiénes pienses que podría interesarle. Estéis en un equipo u en otro, os agradecería inmensamente si pudierais aportar vuestro granito de arena. Finalmente, si te encuentras entre los que ya lo tienes en tus manos o digital, un millón de gracias por confiar en mí, de verdad. Ay ya he visto algunas fotos del libro en físico y son preciosas.
Por cierto, antes de nada, estoy planteándome dejar la historia en la plataforma, para quienes no puedan permitírselo, pero si detecto plagio parcial o total, la sacaré de una o una buena parte de ella, ya veré bien qué hago sobre esto. Por supuesto, si alguien tiene la poca decencia de plagiar la historia emprenderé acciones legales, esta historia está registrada bajo derechos de autor en SafeCreative y en el registro territorial de la propiedad intelectual en la Calle Alcalá 31, Madrid (España); así que yo me lo pensaría dos veces. Digo esto, porque me la juego mucho dejándola por aquí y es un favor que hago para aquellos que, como yo en su día, no pudieron permitírselo. Ahora sí, disfrutad del final.
Un mes y medio da para hacer muchas cosas, reflexionar, trabajar, descansar, divertirse, enfadarse, entristecerse.
Aquel verano estuvo cargado de emociones muy diversas y sobre todo, lo más novedoso, de mucha actividad. Regresar a mi casa de toda la vida, trajo muchos recuerdos tristes, la única diferencia con el pasado, es que ahora no los afrontaba con lástima o autocompasión, sino con aceptación.
Ahora, me identificaba como una nueva y renovada mujer, quien día a día iba adquiriendo toda la seguridad que no había podido construir en el pasado.
