Me dirigí a casa con los ojos llenos de lágrimas contenidas, desde la acera vi a mi hermano en el porche, noté que tenía cerca bastantes maletas y cajas amontonadas, este me sonrío ampliamente al verme, sin embargo, yo ignoré el gesto y seguí caminando en dirección a él.
-Me mudare de nuevo a casa, con ustedes- exclamo lleno de emoción, pero yo lo único que pude hacer fue correr a sus brazos y con mi cara pegada a su pecho, deje de contener el llanto
-Tranquila- sentí como mi hermano endureció el cuerpo tratando de que mi peso no lo moviera, me abrazó y acaricio mi espalda en forma de consuelo
Ya en casa, en la que era su antigua habitación y estando más tranquila le conté todo, lo de Mateo y ahora lo de Timothée.
-Lamento que hayas tenido que pasar esto sola- dijo mi hermano recostado en el suelo alfombrado de su habitación- pero lamento más no haber podido romperle la cara a ese imbécil- reí mientras estaba recostada a un lado de él con la mirada clavada en el techo
-No pasa nada, de cierta forma lo he dejado ir, pero las inseguridades que me dejo, esas aun no seden- reí sin mucho animo
-Pero este nuevo chico, mira te seré sincero, no soy el mejor dando consejos sobre relaciones y si por mi fuera evitaría que tuvieras novios por siempre- rio ante sus celos de hermano- pero entiendo que tiene que ser, debes crecer y la verdad ese chico me da una buena corazonada- lo miré
-No lo sé, Erick...- me quede callada un momento y después continúe- no quiero arruinar la poca estabilidad que me queda
-Te amo, y te prometo que de aquí en adelante todo va a estar mejor porque nos cuidare- me sonrió y yo regrese el gesto- pero debes prometerme que me ayudaras a pintar mi habitación mañana-bromeo
-Trato- reí y extendí la mano, él la tomo y con un apretón cerramos el trato
Al día siguiente me dirigí a casa lo más rápido que pude, había acordado que por la tarde ayudaría a Erick a pintar su habitación, después de la pelea con papá había renunciado al dinero que pagaba el departamento donde vivía, así que después de pedir una transferencia de lugar en el trabajo, había decidido volver a vivir con nosotras, cosa que me tenía muy emocionada.
Llegue, salude a mamá que estaba a punto de irse con sus amigas a tener una tarde de chicas, subí a mi habitación y cambie mi ropa por una que no importara ensuciar de pintura.
Unos shorts de jean cortos, una playera blanca algo vieja que me había heredado mi hermano (que por cierto era enorme) y una pañoleta roja que cubría mi cabello, se convirtió en mi outfit para el plan del viernes por la tarde.
Escuchando una buena playlist que contenía de todo un poco comenzamos a pintar, platicando de vez en cuando, o manchándonos de pintura, bailando y riendo. Eran aproximadamente las 5 de la tarde, cuando el timbre sonó, baje descalza y con un poco de pintura blanca en la mejilla hacía la puerta. Abrí sin preguntar quién era y me sorprendió ver a Tim parado justo en frente.
-Hola- dije sorprendida
-Hola ¿Podemos hablar? - contestó amablemente
-Claro, pasa- me moví de en medio de la entrada para que Tim pasara, pero no fue así
-Preferiría hablar aquí afuera- dijo avergonzado
-De acuerdo- cerré la puerta y me senté en uno de los escalones del porche, Tim hizo lo mismo
-Solo venía a disculparme, realmente te quiero y eso no es algo de lo que me voy a retractar- mi estómago se estremeció ante su ultimo comentario- pero tampoco voy a forzar nada y la verdad prefiero mil veces que seamos amigos si de esa forma podemos seguir juntos- me miro y me regalo una pequeña sonrisa
-Tim... yo...- dije nerviosa, él me interrumpió
-No es necesario que digas algo- bajo la mirada como decepcionado, así que por una vez en mi vida tomé valor y me atreví a hablar
-Perdóname, tampoco quiero perderte, me haces bien- lo miré y le sonreí, sabía que al final seguida escondiendo mis sentimientos, pero al menos ya no lo estaba alejando- fui un poco tonta estos días, pero no te quiero lejos- sonreí sin mostrar los dientes
-¿Estamos bien?- me miro sosteniendo su mirada con la mía, yo asentí y enseguida me abrazo
-Bueno, será mejor que me vaya- dijo mirando mi rostro y quitando un poco de la pintura que había en mi mejilla- veo que estas ocupada- rio
-Bueno es que mi hermano regresara a vivir con nosotras- exclame con emoción
-Felicidades- me sonrió de nuevo dulcemente, yo le regresé el gesto, lo miré de arriba debajo de manera discreta y pude notar que entre sus piernas había una pequeña canastita, que parecía querer esconder
-¿Qué traes ahí?- señale la canastita
-Oh... nada- respondió nervioso mientras se rascaba la nuca
-Dime- insistí entre risas
-Era un picnic como símbolo de la paz entre los dos- rio- suena patético, lo sé, pero me parecido buena idea, pero será para después- tomo la canasta a punto de irse, casi a la par mi hermano apareció, interrumpiendo su huida
-Oh, lo siento, no sabía que interrumpía- dijo amablemente
-No para nada- exclamé
-Veo que tiene planes- dijo mi hermano mirando la canasta- porque no te tomas un break, __
-¿Enserio? Pero ya caso terminamos- dije apenada por dejar el cuarto a la mitad
-En verdad, ya solo falta la segunda capa en la techo y no serás de mucha ayuda- dijo bromeando mientras me veía de arriba abajo como refiriéndose a mi poca altura
-JA-JA, que gracioso- dije y giré los ojos
-Estaré en mi habitación por si se les ofrece algo, nos vemos Tim- mi hermano ofreció su mano a Tim en señal de despedida para después marcharse
-Bueno, pues vamos- dije para después dejar pasar a Tim a la casa
Entramos y nos dirigimos a la cocina, Tim recargo la canasta en la isla que se encontraba en medio de la gran cocina para después sentarse en una de las sillas del antecomedor.
-Ahora vuelvo iré a cambiarme- dije apresurada, ya que no quería dejarlo mucho tiempo esperando
-¿Qué? No, tardaras años, así estas perfecta- me miro dulcemente
-No, estoy llena de pintura- reí
-Ven- me dijo haciéndome una seña para que me acercara a él, yo obedecí y me acerque, este se levantó y con su dedo pulgar de manera delicada quito la pintura restante de mi mejilla, para después echar uno de los mechones que había salido de la pañoleta para atrás- ya estas, perfecta- me sonrío
Tomé un mantel de la cocina y así descalza y hecha una sopa, salí al jardín tarsero junto a Tim que se encontraba cargando la canastita con todo lo necesario para nuestro picnic. Colocamos el mantel y nos sentamos sobre él, sacamos todo y una vez listo nos dispusimos a comer mientras platicábamos, jugueteábamos, nos atacábamos con cosquillas y rodábamos en el pasto jugando como dos niños pequeños, en ese momento supe que no quería a ese hombre lejos de mi vida.
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