Prólogo.

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Prólogo:
Cautivado.

Prólogo:Cautivado

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· ─𖥸─ ·

¿Qué había de interesante en aquellos seres imperfectos y desobedientes a los cuales Dios creó y llamó seres humanos? ¿Porqué los quería tanto a pesar de sus transgresiones contra él? No lo entendía y tampoco le interesaba en lo más mínimo saberlo.

Su importante labor, el cuál cumplía sin rechistar, es encargarse de conducir a ciertas almas a su destino cruel, es decir, la muerte. Haciéndolos dormir de diferentes formas, controlando su sueño, su tormento eterno.

Antes de cumplir con su última misión del día se dispuso a descansar, sentado a la orilla de un enorme edificio de aquella ruidosa ciudad. Él podía escuchar más allá de lo que sus ojos captaban, era un don que le facilitaba su trabajo.

Un lloriqueo insistente llegó a sus oídos y sintió una extraña presión en el pecho, identificó el llanto de inmediato: uno de los tantos bebés que nacían en ese momento, y entre aquellos estaba la última muerte.

Pero había algo diferente en ese menor que escuchaba y algo en él le ordenaba buscar a ese niño llorón y calmarlo. Para su suerte, ese llanto venía del edificio en el cuál descansaba, resultó ser un hospital. Su cuerpo se transformó en un hombre común y corriente, sus alas se mantenían ocultas para evitarse problemas.

Caminó silenciosamente por los pasillos del lugar, escuchando más de cerca el llorar del menor y una voz femenina, una mujer desesperada que no podía hacerlo callar.

Encontró el lugar, la sala de recién nacidos y ubicó al niño llorón mientras lo miraba a través del gran ventanal. Esa necesidad se apoderaba más y más de su cuerpo, molesto entró en aquella sala sin ser visto. La enfermera salió buscando apoyo de sus compañeras, ya que los demás recién nacidos comenzaban a despertar y a llorar.

El peli morado hizo una mueca de desagrado ante tan molestos sonidos, podía callarlos con un simple chasquido.

Y entonces lo vio, un bebé de blanca piel y una boquita pequeñita y rojita, Namjoon fue flechado por la perfección tan irreal del recién nacido, era hermoso, delicado y cuando tocó con uno de sus dedos su rostro, era incluso más suave que las nubes. De inmediato el menor dejó de llorar, como si su tacto fuera lo único que necesitaba.

¿De verdad tenía que matarlo? Si, así lo había escrito él mismo.

Ruidos extraños que provenían de la segunda planta llegaron a sus oídos, haciéndola entrar en alerta.

Jisoo abrió lentamente la puerta de la habitación de su bebé, la cuál se encontraba entre abierta, sus ojos se abrieron con temor ante la imagen de su bebé siendo acunado por un hombre.

Condenado | namkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora