CAPITULO 2: IMPULSOS

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Nota de autor: Espero les guste el capitulo; recuerden no se vayan sin votar o dejar un comentario, se aceptan comentarios constructivos y sugerencias. Gracias!

Amanda

Otro día común y corriente en mí aburrida vida. Recorría los pasillos de la escuela, con mis auriculares conectados y escuchando una de mis canciones favoritas Jar of Hearts de Christina Perri. De golpe sentí que alguien me quitaba uno de mis auriculares, me di vuelta enfadada, con la intención de insultar a quien sea que hubiese sido, hasta que me encontré con la sonrisa de mi única amiga; Pía, la que me miraba muy tentada por haberme Hecho enojar. Me quite el otro auricular y le di un puñetazo juguetón a forma de saludo; esta chica era la única persona en quien confiaba, más que una amiga para mí era una hermana; siempre había estado en mis peores momentos y jamás me juzgaba.

—Y bueno Amanda, ¿estudiaste para el examen de física de hoy?

La miré como si me estuviera tomando el pelo, sabía perfectamente que odiaba estudiar, que simplemente hacia el esfuerzo estrictamente necesario para salvar las materias solo para ahorrarme los sermones en casa y las preguntas incomodas.

—Ya sabes que no, leí un poco nada mas, pero sobretodo porque odio esta materia, lo sabes no me llevo con las formulas ni los números, lo mío son las letras.—Volvió a sonreírse.

—Lo sabía, yo tuve que pasarme la tarde entera de ayer estudiando, mi madre no me ha dejado en paz desde que desaprobé la última prueba. No he podido ver a Jasón, apenas si he tenido tiempo de escribirle.

Jasón era el novio de Pía, salían desde hacía un año ya, eran bastante pegados; aunque tenia suerte, el no era un completo idiota como el resto de los chicos de nuestra edad, por lo que no era tan desagradable cuando me tocaba pasar tiempo con ambos. Si bien era algo incomodo, ya que sentía que sobraba, pero jamás me lo hicieron sentir adrede. Era bastante agradable conmigo y había intentado presentarme a sus amigos, pero cada vez que lo decía yo rechazaba la oferta, no me veía saliendo con ningún chico, menos aun con un jugador de fútbol.

—Tampoco es que vas a morirte si no le ves un día, se ven todos los días, no seas melodramática; recuerda esa soy yo. —Le sonreí y ella se carcajeo.

—Tienes razón la reina del drama aquí eres tú, bueno vamos de una vez a clase que llegaremos tarde y el profesor no nos dejara hacer el examen.

Tomé a mi amiga del brazo y nos dirigimos al salón a toda prisa. Fue un día bastante normal después de todo.

Noah

Era mi último día antes de la mudanza, ya les había contado a mis amigos pero aun estaba procesándolo todo. Me encontraba en los pasillos de la escuela, la que ya no vería mas a partir del día siguiente, estaba parado en mi locker juntando mis cosas, no dejaba de observar las fotos que tenia con mis amigos, sabía que no me mudaba a la otra punta del planeta, que estaría cerca pero algo muy en el fondo me decía que no sería jamás lo mismo. Esa tarde había quedado en pasarla con los chicos en una cafetería a unas cuadras de casa, donde siempre nos reuníamos a estudiar o festejar algo, solo que esta vez era un motivo triste el que nos reunía allí. Finalmente saque todo de mi locker lo metí a la mochila y me dirigí a la última clase que me quedaba. En el camino al salón me encontré con Amelia, mi mejor amiga y en secreto mi gran amor, fuimos conversando hasta que de la nada se giro y me abrazo, un abrazo fuerte, que me dejo atontado por unos segundos. Hasta que pude articular palabra.

—Amelia, ¿todo bien?, no digo que no esté a gusto, pero ya casi no respiro.

Entonces me soltó de golpe y se sonrojo.

—Disculpa, es que...es... toda esta situación, te vas y yo... yo la verdad es que te voy a extrañar muchísimo Noah, eres mi mejor amigo.

No sabía que responder, claro que yo también la iba a extrañar, más de lo que ella suponía, pero había otras razones detrás de eso, no podía negar que cuando pronuncio "mejor amigo" algo dentro de mí se sintió mal, un nudo se apodero de mi garganta. Y cuando menos me lo esperaba, sin saber por qué la besé.

Amelia se sorprendió y luego de un minuto me aparto, en su cara se podían ver muchas emociones, sorpresa, estaba sonrojada, pero también se notaba algo de enojo y quizás, ¿tristeza?

—¡Noah! ¿Qué demonios haces? Entiendo que fui yo quien te abrace, pero creo que confundiste las cosas. Sé que todo esto de la mudanza te tiene mal y frustrado, pero nosotros solo somos amigos y así va a ser siempre, espero lo entiendas.

No espero a que respondiera, se dio media vuelta y me dejo solo en el pasillo frente al salón con miles de ideas dando vuelta en mi cabeza y mi corazón destruido. Creo que ella ni siquiera se dio cuenta que el beso que le había dado lo estaba esperando desde hacía años y que sus palabras acababan de destruirme por dentro, ella tan solo creyó que me había confundido por su abrazo y mi situación actual en donde aparentemente no tengo el control sobre nada.

Lo único que acertó es que si estaba frustrado, aunque ahora mucho más, no dejaba de reprenderme mentalmente por la estupidez que acababa de cometer, yo jamás he sido impulsivo, de donde había salido eso.

Entré al salón de clases e intente concentrarme en lo que el profesor de matemáticas explicaba, aunque se me hizo imposible, sólo podía pensar en Amalia, el beso, la mudanza, que quizás después de lo sucedido no era tan mala, ya que si tuviese que quedarme y ver a Amalia todos los días sabiendo que no sintió ni va a sentir nada por mi seria una completa tortura.



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