CAPITULO 1: INTRODUCCIÓN

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Amanda

Desperté como todas las madrugadas asustada por una pesadilla, no dejaban de atormentarme, ya habían pasado años de mi infancia, pero los recuerdos aun no me dejaban en paz, cada noche era lo mismo.

Creía que con el paso del tiempo todo iba a ser más sencillo, que equivocada estaba. Al cabo de unos minutos mi madre medio adormilada aun entro por la puerta de mi dormitorio para ver cómo me encontraba, ella sabía que aun no podía superarlo, se sentó en silencio junto a mí en la cama y me abrazo mientras yo recuperaba el aliento y lograba calmar mi alma.

Luego de unos minutos me miró y logró preguntarme:

— ¿La terapia no está ayudando verdad? —La tristeza en su mirada era evidente.

—No realmente, he hablado con la doctora, pero por las noches todo vuelve a ser demasiado real y las pastillas no están surtiendo efecto. —Aun me dolía la garganta por haberme despertado gritando.

—Tranquila nena ya encontraremos la forma de que todo mejore, quizás la doctora pueda cambiarte las pastillas, suministrarte alguna más fuerte que logre que duermas tranquila.

Dormir tranquila, había olvidado hace mucho el significado de eso. Ya no lo creía posible, pero para tranquilizarla dije.

—Sí, claro, seguramente así sea.

—Bueno intenta volver a dormirte que en un par de horas tienes que levantarte para ir a la escuela.

Le di un asentimiento de cabeza y trate de volver a dormir, lo que obviamente se me hizo imposible, por lo que me pase las dos horas que quedaban mirando por la ventana como amanecía y el sol aparecía, pensando si el día que me esperaba sería mejor que el anterior.

Noah

Desperté en la mañana sabiendo que iba a ser un día largo y agotador pero a su vez estaba tranquilo. Tenía dos exámenes ese día, pero no me preocupaba ya que me había pasado los días de la última semana estudiando para ambos. Lo que si me tenía nervioso y ansioso era el hecho de que esa misma semana mi vida iba a dar un cambio radical, por razones laborales de mi familia debíamos mudarnos. Vivíamos en una linda casita en Lakewood, L.A, California, pero en unos días eso dejaría de ser así, pasaríamos a vivir en una casa un poco más lujosa y grande en Santa Mónica, L.A. Mi padre había cerrado un buen negocio y por eso debíamos establecernos allá, lo que implicaba para mí un gran cambio, debía dejar todo lo que conocía, dejar a mis amigos, mi escuela y a la chica de la que estaba perdidamente enamorado, pero a la que jamás me confesé por miedo a perder su amistad, ahora me arrepentía de todos los años de silencio, pues por más que ahora tomara el suficiente valor para confesarme no sería lo mismo. Lo que más me molestó de todo esto es que odio profundamente los imprevistos y los cambios, me considero un chico estructurado y ordenado, me gusta tener todo bajo control y ciertamente esta situación me deja fuera de mí. Todos mis planes de futuro se están tambaleando en estos momentos, pero se con certeza que los resolveré, siempre lo hago, mantener el control.

Me levante luego de pensar y procesar todo lo que estaba por pasarme en estos días, apronte todo para irme a la escuela y baje a desayunar. En la cocina me encontré a mi madre haciendo el desayuno, como cada mañana, con su delantal rosa y su humor alegre que siempre inundaba la casa, luego de unos minutos noto mi presencia y vino a saludarme diciéndome:

—Cariño, toma asiento, el desayuno ya casi va a estar, tu padre bajara en un momento a desayunar con nosotros, esta al teléfono con su nuevo socio. Hay café hecho si quieres servirte.

La mire durante un momento, analizando demasiado la parte de mi padre al teléfono, luego de un segundo tome una taza, me serví café y me senté en un taburete a esperar que mi madre me sirviera los panqueques que estaba haciendo y olían tan exquisitos.

—Ma, ¿cuánto tiempo exactamente me queda para despedirme de mis amigos antes de que nos vayamos?— Me observo antes de contestar, sus ojos reflejaban la culpa, ella sabía que no estaba contento con todo lo que sucedía, pero no tenía muchas opciones al respecto tampoco.

—Se supone que en un par de días ya debemos estar instalándonos en la nueva casa, asique no tienes mucho tiempo, deberías pasar el mayor tiempo con ellos, luego que nos mudemos podrás visitarlos, pero solo algunos fines de semana.

No conteste mas nada, me limite a terminarme el café y los panqueques lo antes posible, tomar mis cosas e irme. Si bien siempre tuve una buena relación con mi padre hoy particularmente no quería cruzarlo, siempre fui un chico tranquilo, pero estaba bastante molesto con él. Le di un beso en la frente a mi madre de despedida y empecé mi camino para la escuela.

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