Nota de autor: Bueno se empieza a complicar la historia, estoy amando cada capitulo, espero ustedes también, saluditos, no olviden votar y comentar
Amanda
Cuando Marcus estacionó el auto frente a casa, mis nervios ya enloquecidos aumentaron. Era ese momento de las películas románticas donde la pareja en cuestión se despedía con un apasionado beso y quedaban en volver a verse. Tenía la mente a mil, no sabía que pensar o cómo reaccionar ante la situación que acababa de vivir. No dejaba de preguntarme si Noah había presenciado el beso, aunque de ser así, ¿Por qué me importaba?
Marcus carraspeó llamando mi atención.
—Bueno señorita, me temo que llegamos a destino. —me sostuvo la cara con ternura y luego estrechó su boca en la mía.
No puedo negar que el beso era ardiente, me gustaba, no era la primera vez que un chico me besaba, hubo algunos en mi adolescencia, pero besos inocentes comparados con estos que sacaban chispas. Marcus era realmente todo un encanto como su amigo nos había contado a pía y a mí. Era agradable estar con él, sabía escuchar, no se la pasaba hablando de deportes o de su físico, era bastante humilde al respecto, tenía sentido del humor y era tierno.
Por un momento pensé en cortar el beso y correr a casa, pero una vocecita en mi cabeza me susurro "disfruta de algo por una vez Amanda", entonces me lance con todo al beso.
Cuando nos separamos ambos estábamos sonrojados y parte de mi maquillaje de labios había terminado en el rostro de Marcus.
—Bueno, debería ir entrando—dije mientras abría la puerta del auto para bajarme, pero él me detuvo.
—Espera, ¿Volveré a verte cierto?— tenía unos ojos color miel que no dejaban de mirarme con cautela.
—Supongo que sí, podríamos juntarnos algún día.
No es que no quisiera volver a verlo, pero necesitaba entrar a casa y poner en orden tomas mis emociones y mis pensamientos, había sido demasiado en un solo día.
—Anota tu número—dijo mientras me tendía su celular abierto en la agenda, lo tome y escribí rápidamente mi número, luego le di un beso en la mejilla y baje rápidamente.
Caminé rápido hasta la puerta de casa, cuando gire, aún estaba allí esperando que entrara para irse, abrí la puerta y subí corriendo a mi habitación, necesitaba desesperadamente llamar a Pía y contarle todo lo sucedido.
Luego de estar más de treinta minutos al teléfono con mi amiga contándole todo lo ocurrido en el día y escuchando sus gritos tras decirle cada suceso, colgué y me derrumbé en mi cama a escuchar música.
Cada minuto que transcurría me sentía más confundida, me preguntaba que hacia Noah allí, si nos habría visto, que estaría pensando, no podía creer que él y Marcus se conocieran. Era todo tan irreal, sentía que estaba viviendo la vida de alguien más.
Tenía que pensar muy bien que iba a pasar con Marcus, si quería seguir viéndolo, si iba a dejar que ésto se convirtiera en algo más que una cita ocasional, o por otro lado si debía cortarlo de raíz, no darle esperanzas ni que se hiciera ilusiones equivocadas y seguir con mi vida normal.
Había pasado de ser una chica que no se interesaba en chicos y los espantaba, a tener dos que no lograba sacar de mi cabeza.
Ya que no podía tomar una decisión, decidí irme a dormir, al día siguiente había quedado en acompañar a mi madre a hacer unos mandados y en la tarde salir con Pía.
Al día siguiente me levante temprano, fui con mi madre al centro de compras y al volver a casa Pía me llamó para avisarme que no se sentía bien y se quedaría en casa. Como no tenía mucho que hacer decidí salir a caminar un rato.
Existía una plaza a unas cuantas cuadras de casa a la que siempre me gustaba ir, me senté allí y estuve observando a los niños en los juegos durante un largo rato, hasta que alguien me toco la espalda y me hizo sobresaltar.
—Disculpa, no tenía la intención de asustarte—dijo y tomo asiento a mi lado en el banco— ¿Cómo estás?
Era Noah, me sonreía y me observaba esperando mi respuesta.
—Eh... yo... estoy bien, aunque estaba mejor antes de que llegaras—solté molesta, realmente no entendía porque pero este chico causaba las emociones más extrañas en mi—me voy, hasta luego.
Pero cuando intentaba irme, Noah me tomó del brazo y me giró dejándome frente a él, tan solo a unos centímetros de su cara.
—Explícame ¿qué demonios te he hecho para que siempre me destrates?, siempre soy agradable contigo Amanda, me desesperan tus cambios de humor, un día vienes, me saludas y al otro me ignoras, ¿Qué rayos te ocurre conmigo?—se notaba la ira en sus ojos mientras hablaba, quería responderle, darle una maldita explicación, pero no la tenía, simplemente era yo, siendo yo.
— ¿No piensas responderme? Dame un motivo Amanda y te dejaré tranquila y jamás volveré a hablarte, ni siquiera a mirarte. ¿Es eso lo que deseas? —había quedado paralizada ante su reacción y sus preguntas.
—Entiendo, tomaré tu silencio como un sí. —dijo y se marchó, dejándome sola con mis pensamientos, intentando entender que acababa de suceder y que significaría.
Por un momento creí que iba a ser lo mejor, total, apenas nos conocíamos, ¿Qué importaba que dejara de hablarme, no? Debería haber sabido que era un error, que las decisiones que estaba a punto de tomar, no eran las indicadas.
Noah
Desperté el domingo con un gran dolor de cabeza, no había podido dormir bien, los hechos del día anterior no dejaban de rondar mi mente, parecían perseguirme. Me levanté, me di una ducha para poder refrescar cuerpo y mente y salí a caminar un poco. Fui hasta el centro, recorrí todos los comercios que allí estaban, pasee por el muelle y me quede sentado un buen rato viendo la gente pasar. Cuando ya me había aburrido decidí regresar a casa, tome unas calles que hacían de atajo, iba caminando cuando la vi sentada en la banca en la plaza, pensé en seguir, pero fue más fuerte que yo, quería saludarla, necesitaba hablarle.
Me acerque y la toque en la espalda, ella se asustó, por lo que me disculpe y pase a sentarme a su lado, aquella Amanda no era la misma que hacia tan solo unos días atrás se había acercado a saludarme amablemente, era otra vez la chica grosera que conocí frente al cine, no soportaba sus cambios de actitud, cuando no me dio un motivo o respuesta por sus formas decidí que hasta aquí llegaba mi buena voluntad, que equivocado estaba, jamás podríamos congeniar, ¿ ser amigos?, ja, ni en un millón de años. Esta chica lograba sacarme de mis casillas.
Me fui el resto de camino a casa muy enojado y totalmente decidido a que a partir del día siguiente Amanda ya no era nadie para mí, tan solo una chica que creí conocer.
Me levanté el lunes de un humor bastante complicado, nuevamente me había costado dormir.
Bajé a desayunar, estuve un rato conversando con mi madre hasta que salí rumbo a la escuela.
Por más que ponía todos mis esfuerzos, no dejaba de pensar en ella. Esta chica estaba dañándome la mente.
Al llegar a la escuela, atravesé rápidamente los pasillos y me dirigí a mi salón, creí que iba a tener suerte y no la cruzaría, error, antes de llegar a él, ella giró y quedo frente a mí, estábamos a más de un metro de distancia, nuestras miradas se cruzaron, pero recordé la tarde anterior, caminé, pasé por al lado de ella e ingresé a mi clase. Si yo no le agradaba no pensaba seguir siendo amable y esperando lo mismo de su parte. Me iba a costar, pero de ahora en más la ignoraría, lo más difícil seria ocultar la punzada en el pecho cada vez que la viese, tener que aguantarme las ganas de saludarla, de hablarle, de mirar a esos ojos grises que me dejaban sin aliento.
Al terminar el horario, me dirigía a la salida de la escuela, llegue a la puerta y al salir me encontré con una escena poco agradable. Marcus estaba al otro lado de la calle recostado en su auto, Amanda caminó hacia él, cuando llegó, él la abrazó y la besó. Presencié todo hasta que subieron a su auto y se marcharon. Supongo que iban en serio. No podía negar el dolor en el pecho, no sabía bien que era, pero estaba empezando a sentir algo, no podría ocultarlo por mucho.
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Polos Opuestos
RomantikPolos magnéticos Los polos iguales se repelen y los polos distintos se atraen. No existen polos aislados y, por lo tanto, si un imán se rompe en dos partes, se forman dos nuevos imanes, cada uno con su polo norte y su polo sur, aunque la fuerza...