CAPITULO 14: ¿AMIGOS?

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*AVISO: Este capitulo es el mas largo que he escrito; la verdad pensé en subirlo dividido, pero no me agradaba la idea y espero les guste; no olviden comentar y votar, saluditos*

Amanda

Luego del momento que había tenido con Noah, de ese beso, todavía estaba tratando de recomponerme, las palabras que nos dijimos aún resonaban en mi mente. Necesitaba relajarme, por suerte Pía ya se había ido, esperaba que no hubiese presenciado el beso, cuando iba de camino a casa mi teléfono sonó, en la pantalla apareció el nombre de Marcus, nerviosa, decidí atender.

—Hola nena, ¿Cómo estás?—dijo él muy emocionado.

—Hola, bien y ¿tu? —respondí sin tanto entusiasmo. Tampoco me agradaba que me dijera nena, pero sabía que lo hacía cariñosamente.

—Bien, te llamé para hacerte una invitación, esta noche hay una fiesta en la casa de un compañero de Uni, ¿quieres ir conmigo?

Dudé por unos segundos, no era una chica de ir a fiestas, pero realmente necesitaba despejarme, quizás ir a una fiesta con el chico que me gustaba era la mejor de las formas.

—Acepto, ¿a qué hora es? —dije, con más entusiasmo del que pretendía.

—Genial nena, yo te paso a buscar a las 21, ¿te parece?

—Buenísimo me da tiempo de arreglarme, hasta luego entonces.

—Tú no necesitas arreglarte, eres hermosa al natural, hasta luego nena. —luego colgó, entré a sentir culpa.

Marcus era el chico ideal, el que toda chica normal desea y yo acababa de ponerle los cuernos con un chico al que apenas estaba conociendo y lograba sacarme de quicio siempre que estaba cerca. Estaba haciendo todo mal, la culpa y el remordimiento comenzaban a ponerme triste.

Llegue a mi casa, mi madre estaba en el comedor, fui a saludarla y me derrumbe en sus brazos, no lloré, aunque tenía ganas, ella solo me abrazó en silencio, sabía que cuando quisiera hablar lo haría, no me presionaba, amaba eso de ella. También teníamos algo así como un juego, cuando yo estaba decaída e iba a sus brazos, a veces no me abrazaba, entonces yo tomaba sus brazos y hacia que me abrazara, pero ella los dejaba caer, entonces volvía a repetir el paso anterior y ella nuevamente dejaba caer sus brazos, sabía que me hacia reír, entonces lo seguía haciendo hasta que se me pasaba un poco la tristeza, yo le decía que era una "muñeca de trapo" cuando hacíamos ese juego. No teníamos la mejor relación, pero estaba ahí cuando la necesitaba, al menos lo más que podía, agradecía eso.

Luego de recuperarme un poco me dirigí a mi habitación, me tiré en la cama y conecté mis auriculares al máximo, necesitaba dejar de pensar.

Cuando ya me sentía mejor conmigo misma, comencé a aprontarme, a buscar ropa acorde para la fiesta y maquillarme un poco.

A las 21 como dijo Marcus estaciono en la puerta de casa, me despedí de mi madre y salí.

—Hola—dije, Marcus estaba bien vestido y olía exquisito.

—Hola nena, te ves preciosa, aún mas que siempre, antes que nos vayamos, quiero hacer algo, si no te molesta, claro. —Lo observe extrañada, no sabía a dónde iba con eso.

Me tomo de la mano y comenzó a caminar hacia mi casa, yo lo miraba intentando entender.

Cuando llegamos a la puerta, donde estaba mi madre aún parada, habló.

—Buenas noches señora, quiero presentarme, soy Marcus, el novio de su adorable hija. —yo estaba completamente muda, eso sí que no lo esperaba, la culpa se alojaba dentro de mi pecho.

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