CAPITULO 12: MARCAR DISTANCIA

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Nota de autor: Bueno les dejo este capitulo, es cortito, tengo un finde ocupado, así que para no dejarlos sin nada hasta el lunes, decidí subirlo aunque no sea largo, espero les guste, les dejo esa canción al final que amo y me inspiro mucho en esta parte, no olviden votar y dejar comentarios.

Amanda

Luego de la salida con Marcus casi no había pensado en Noah, me sentía bien, pero eso estaba a punto de cambiar, al salir de la escuela el día siguiente me encontré presenciando una escena desagradable, a unos metros de distancia estaba Noah, abrazado a una chica, a la que segundos más tarde, besó, la imagen se me grabó en la mente a fuego, sería difícil sacarme eso de la cabeza. Sabía que no tenía que seguir observando, pero no lograba evitarlo y en cuanto se separaron y vi que ella se marchaba, el impulso fue más fuerte que la razón, sin poder pensarlo me encontré caminando hacia él, sin prudencia alguna le hablé, necesitaba saber si era su novia. El no se inmutó ante mi presencia y mis preguntas, aunque quizá fui demasiado obvia, ya que intuyó que estaba celosa, era cierto, no entendía bien el porqué, el tenia razón, no debía importarme yo salía con Marcus, el que aparte era su amigo, pero aún así estaba molesta, no pensaba confesar que tenía un ataque de celos, eso solo confirmaría algún tipo de sentimiento por él. Me enfurecí cuando lo preguntó, por lo que fui grosera y decidí que lo mejor era irme, no debí haberme acercado, fue un terrible error, o ¿quizás no?

Ni bien giré con la clara intención de marcharme, Noah me tomó del brazo y cuando estuve frente a él estampó sus labios en los míos, me impactó terriblemente, fue un beso único, jamás en mi vida había sentido algo igual, todo mi cuerpo vibró, se estremeció y sentí que las barreras que durante años cree comenzaban a derrumbarse, debía cortar el beso, esto estaba mal, yo salía con su amigo, pero por algún motivo no fui lo suficientemente fuerte como para empujarlo y ponerle fin al beso. Tenía una explosión de adrenalina corriendo por mi cuerpo, el beso se hizo más ardiente, abrí mis labios y Noah introdujo su lengua, que bailó y jugueteo con la mía, sentía que éramos uno solo, lo tomé por el cuello y profundicé aún más el beso. Cuando creí que ya no me quedaba aire, reaccioné, lo solté y di un salto hacia atrás, como si eso cambiara lo que acababa de suceder. Ambos estábamos sonrojados y jadeantes.

Necesitaba hacer algo, poner distancia, ese beso acaba de consumirme, no podía estar cerca de Noah, me dejaba en un bucle sin fin, debía alejarlo, le di una bofetada y le dije:

—En tu vida vuelvas a acercarte a mi Noah Miller. Estoy saliendo con Marcus tu amigo, no sé si lo recuerdas, te las das de chico bueno, pero ciertamente no lo eres. —Estaba a punto de irme, cuando habló.

—Dices una cosa, pero haces otra, ese beso significó algo, lo sabes, pero tienes tanto miedo a sentir que sales huyendo, te quedas con Marcus porque es algo seguro para ti, te gusta, pero no estás enamorada de él, tienes tanto terror a salir herida que no puedes ver el error que estas cometiendo. —no podía creer lo que me estaba diciendo, aunque sin saber el motivo, había dado justo en el clavo, huía de cualquier emoción real por miedo a salir herida.

—No tienes idea de lo que hablas. Lo mejor que puedes hacer es alejarte, no creo que a Marcus le agrade saber que andas rondándome o besándome, no soy buena para ti Noah, te conviene hacer tu vida y olvidar que me conociste.—Dije, realmente lo creía, aunque algo muy en el fondo me gritaba que no debía dejarlo ir.

—Puede que aun no te conozca del todo Amanda, se que ocultas cosas, alguien te hizo mucho daño, pero yo no quiero lastimarte, ni a Marcus, no tengo intenciones de alejarme, quiero conocer a la chica que se esconde ahí dentro, la que me vuelve completamente loco. —sus palabras me tocaron una fibra muy profunda, pero estaba negada a sentir, asique seguí firme en mi decisión.

—Puedes decir lo que quieras para auto convencerte, pero no soy una princesa que necesita ser rescatada, ni tú tampoco el príncipe azul de mi cuento, así que adiós Noah, te deseo buena vida. —Di vuelta y eché a correr, antes de que el mar de emociones que me recorría hiciera que saltara a sus brazos, lo besara y le dijera que jamás me dejara ir.


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