CAPITULO 25:¿SECRETOS Y AMENAZAS?

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NOTA DE AUTOR: Se que estuve un buen tiempo sin actualizar. Me ha costado hacerme un tiempo entre el estudio y tanto trabajo. Por eso es que voy a intentar subir otro capitulo hoy mismo y dos mas mañana. Bueno los dejo leer. Espero les guste! No olviden comentar y votar! Besitos!

Noah

Luego de calmar a mamá necesitaba desahogarme, por lo que no dudé en tomar el teléfono y llamar a Amanda, no estaba seguro de si aceptaría venir, pero necesitaba tenerla cerca y poder calmarme.

Lo que menos se me pasó por la mente fue que no solo iba a conseguir que me escuchara, me consolara, sino que finalmente íbamos a terminar confesando lo que sentíamos. Luego de oírla decir que me quería ya no podía más de felicidad, la tomé en mis brazos y comencé a besarla. Aun estábamos sentados sobre mi cama, ella se recostó y yo seguí besándola.

No sabía si ella iba a alejarme, pero no perdía nada con intentar.

Ella me besó con ansías, con desespero; escalofríos recorriendo mi piel, mientras sus labios devoraban mi boca.

Pasé a besarle el cuello, darle pequeñas mordidas, mientras que le acariciaba el pelo con una mano.

Tenerla a medias me estaba volviendo loco. Quería avanzar pero no pretendía forzar las cosas. Sabía que ella era una chica complicada; presionarla podía hacer que sus muros volvieran a levantarse.

—Noah, no es que quiera ser aguafiestas; me encanta lo que está sucediendo, pero tu madre está aquí y con el corazón destruido, creo que lo mejor es que me vaya. Podemos seguir esto otro día. Tenemos tiempo.

Tenía toda la razón. Aunque me gustaba el camino hacia donde nos dirigíamos, ahora mi madre me necesitaba.

—Es verdad, no quiero que te vayas, pero ella me necesita; gracias por venir y por oírme. Realmente me hacías falta.

—No necesitas agradecerme. Tú también has sabido estar para mí, así que cuenta conmigo. —dijo sonriente.

Me encantaba estar con ella; era como una descarga de adrenalina y terriblemente emocionante, pero mi parte controladora necesitaba estabilidad.

—Amanda, necesito hacerte una pregunta —ella me miró atenta—. ¿Quieres ser mi novia? —su expresión fue de completa sorpresa.

— ¡Claro que sí quiero!— Dijo emocionada y me plantó un beso; pero a los segundos su cara se transformó— solo que hace poco salí de un noviazgo con Marcus quien es tu amigo, por lo que creo que lo mejor es que por ahora no sea algo de público conocimiento. —dijo algo afligida.

Si me molestaba, no quería que fuese un secreto, aunque la entendía completamente. Sabía que si Marcus se enteraba y no lo tomaba a bien podía irse en su contra y traer muchos problemas.

—Lo entiendo, seamos novios discretos por ahora, ¿de acuerdo?— aunque la idea de escondernos no me agradaba podría llegar a tener su parte positiva.

—De acuerdo, ahora te dejo con tu madre.

Me dio un tierno beso, la acompañé a la puerta y se marchó. Le pedí que me avisara al llegar para quedarme tranquilo.

Al cabo de unos cuantos minutos su mensaje llegó; pero en cambio éste me alteró.

«Ya llegué a casa, tengo visita; Marcus apareció aquí. Luego te cuento, te quiero. Un beso.»

Pasé las siguientes horas dando vueltas en mi habitación sin dejar de pensar porque Marcus habría ido a ver a Amanda, mi mente iba y venía de una idea a otra, ninguna era buena. Todas me preocupaban. Estaba ansioso porque mi celular sonara y fuese ella diciéndome que estaba todo bien, que él no sabía de nosotros, o algo que lograse calmarme. También no dejaba de releer la parte final del mensaje; aún me parecía surrealista que ésta encantadora chica de la que me estaba enamorando perdidamente me correspondiera.

Amanda

Mi vida se había vuelto un torbellino de emociones, momentos increíbles y repentinos; llenos de romanticismo que me dejaban sin saber cómo seguir. Las últimas horas con Noah parecían parte de un mágico sueño, salidos de un típico cuento de hadas y princesas. Todo avanzaba a una velocidad extrema. En cuanto me propuso ser su novia, no lo dudé, no sabía cuánto lo deseaba hasta que pronunció las palabras y mi corazón se saltó un latido. Pero cuando mi mente me recordó a Marcus, mi enorme alegría se tiñó de preocupación y nerviosismo. El cual empeoró al llegar a casa y encontrarme al susodicho en mi sala de estar esperándome.

Sin que lo notara, le envíe un texto a Noah; avisándole que ya estaba en casa, pero también que había recibido una visita inesperada.

Cuando me vio se levantó del sillón y vino a saludarme muy efusivamente.

—Hola Amanda, vine a verte y no estabas. Tu mamá me recibió y me dijo que podía esperarte—. Yo aun lo miraba intentando comprender que hacía allí.

—Ah, ¿sucedió algo? ¿Por qué me buscabas? —Pregunté sin querer demostrar mi incomodidad.

—Es que ya no nos hemos visto mucho, se que terminaste conmigo, pero realmente te quiero y me gustaría que al menos pudiéramos ser amigos. Poder salir a comer o tomar algo de vez en cuando. ¿Qué dices? —no dejaba de sentir que detrás de sus palabras había algo más.

¿Realmente se iba a conformar solo con ser un amigo? ¿O simplemente era su forma de mantenerme cerca? Algo no terminaba de cuadrarme. El chico que al inicio parecía ser el príncipe de las historias de cuento, ahora actuaba sospechosamente.

Y de todas maneras, ¿Cómo se suponía iba a hacer para ser amiga de Marcus; mi ex y al mismo tiempo la novia secreta de Noah; su amigo?

—No creo que podamos ser amigos Marcus. Nunca tuve la intención de dañarte; pero si ahora te digo que sí, creo que te harías falsas ilusiones—. Dije lo más amablemente posible.

—Comprendo tu postura— contestó mirándome fijamente— pero tú debes entender que no pienso rendirme tan fácilmente. —pronunció en un tono que sonó amenazador.

Entonces me dio un beso en la mejilla y se marchó. Dejándome casi sin aire en los pulmones.

Subí a mi habitación y me dispuse a escribir mientras escuchaba música; era lo único que en un momento de caos y confusión como éste me ayudaba

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Subí a mi habitación y me dispuse a escribir mientras escuchaba música; era lo único que en un momento de caos y confusión como éste me ayudaba.

Creo que leí en algún lado que la música cura y no hay nada más cierto.

Para mi escribir y escuchar mi música era la cura perfecta para mi alma rota.

Mi cerebro parecía que iba a estallar en pedazos. ¿Cuándo mi vida había cambiado tanto que ahora tenía una vida doble y un ex acechándome? ¿Dónde había quedado la Amanda que era antisocial, cero romántica y repelía a los chicos?

Luego de pasar unas horas encerrada en mi burbuja sanadora, decidí que lo mejor era llamar a la única persona que podía oírme y aconsejarme; Pía.

Polos OpuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora