31. ¿Cansada de esto?

133 30 0
                                    

3 de agosto, 11:27 de la noche.

Hemos estado esperando por horas y horas cerca de la ventana, Darmian está en el otro extremo en la ventana contraria a la mía, no puedo verlo pero es lo que planeamos.

En esta ocasión no permito que el miedo me invada, tengo que estar segura de lo que hago, por la seguridad de Leah.

Nuestro súper amigo inteligente creo una pulsera que le dará pequeñas descargas a Andrés, por si decide traicionarnos. Darmian es quien tiene el control de esa pulsera, no importa a qué distancia esté, de igual manera funcionará.

Andrés tiene a Leah en el suelo, atada y con una bolsa de tela en la cabeza, odio verla así aunque se que no es real.
Alrededor de las once con cuarenta minutos las amigas de Andrés llegan al lugar. A juzgar por la poca luz que ilumina el lugar me atrevo a decir que una es más alta que la otra, una de ellas, Bibiana, creo, tiene las puntas del cabello teñidas de morado, Bianca tiene su cabello rubio, natural... o eso parece.

Andrés retira la bolsa de tela de la cabeza de Leah.

— Llegan tarde.

— Agradece que estamos aquí. ¿Está es tu entrega?— pregunta Bibiana.

— Que lastima... creí que al menos pelearía— dice Bianca con una voz gangosa, aguda y mascando chicle. Se pone a la altura de Leah, quien tiene sus ojos bien abiertos y la fulmina con la mirada.

Se que en estos momentos ella está teniendo una lucha consigo misma para no desatarse y arrancarle la cabeza a ambas.

— ¿A donde hay que llevarla?

— ¿Recuerdan a los Cole?

— ¡Por supuesto! ni como olvidarlos, nos dieron una gran fortuna por ambos. Ja, fue sencillo— dice Bianca—. ¡Ay! ¿Qué le pasa Bibi... le están dando convulsiones?— Leah se retuerce en su lugar, pareciera que en cualquier momento se liberará para atacarlas a ambas, después de unos cuantos segundos se calma.

— Les presento a la otra hermana Cole... tienen que llevarla a donde llevaron a los otros, su comprador es la misma mujer.

Ambas reaccionan rápidamente mirándose entre sí, estúpido. Bibiana saca una pistola que tenía escondida en su cadera, la toma con la mano izquierda y apunta hacia Andrés.

— En la ocasión anterior, el comprador fue un hombre. Habla ahora niño, ¿a que estas jugando?

— No estoy jugando— Andrés se mantiene firme.

Edda tienes que entrar ahí, ahora, con cuidado, lleva tu arma.— escucho las indicaciones de Darmian por el audífono. Le di un arma a él, por si las dudas, Leah es la única que está desarmada, o bueno, lleva algunas navajas consigo.

Trepo por la rota ventana que está aquí, gracias a la ropa que Leah hizo puedo tener más movilidad y esconderme entre las sombras. Ellas no me escuchan en absoluto.

— No se que te trames Andrés, pero tú no la tenías que traer a ella— apunta a Leah un par de segundos y luego vuelve a Andrés—... iban a comprar a Astrid L. Edda. ¿Donde está?

— Si... ¿donde?— pregunta la gangosa— no tenemos tiempo para esto.

— Cambio de planes, la quieren a ella ahora— Andrés luce seguro de sí mismo, tiene que estarlo, si no todo el plan se arruina.

— Sabes que a mi no puedes mentirme niño, te crié para esto, se cuando mientes y además, tengo acceso a tus ventas, se que no hubo un cambio de planes— Andrés se acerca con determinación a ambas. Ellas también avanzan hacia él, quedan en medio del lugar. Veo como Leah comienza a liberar sus manos.

No es un crimen si no hay un cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora