34. ¿Hoy hace un mes?

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7 de Agosto, 5 de la mañana.

Leah me patea la espalda haciendo que me caiga de la cama, por poco y me golpeo la cabeza, ya van tres veces que hace lo mismo durante la noche.

Me pregunto que tipo de pesadillas tendrá, desde hace tres días que está muy extraña y anteayer más, cuando encontramos el arete de Laris su actitud cambió por completo, se quedaba viendo fijamente a la nada, perdida en su mundo.
Se que es duro por lo que ella está pasando en estos momentos, quizá está imaginándose como transcurrió todo, pero hay mil y más distintas formas de cómo pudo haber sucedido.

El sombrero que Darmian encontró estoy segura de haberlo visto en alguna otra parte... aunque en estos momentos no recuerdo donde.

Me levanto del suelo para ir a la cocina, tomo un poco de agua fría que está en el refrigerador y la sirvo en un vaso, mi estómago gruñe un poco, me preparo un simple sándwich para comerlo en la sala de arriba.

Me quedo quieta por mucho tiempo, viendo el amanecer. Estoy a punto de volver a quedarme dormida cuando escucho a Leah gritar.

— ¿Qué sucede?— digo entrando en la habitación.

Está empapada de sudor, lágrimas corren por sus mejillas, me siento a un lado de ella y la abrazo, acomodando su cabeza en mi pecho, acaricio su cabello mientras ella se relaja.

— No quiero que me dejes.— me dice, jamás podría hacerlo. Me abraza por la cintura y se queda quieta un par de minutos.

Continuamos de esta manera hasta que ella vuelve a quedarse dormida.
Me recuerda a mi, cuando no podía dormir al tener pesadillas y mi Nina me acariciaba el cabello hasta quedarse dormida, en este caso yo me mantengo despierta.

Darmian toca la puerta antes de entrar.

— ¿Está todo bien?— niego, me recorro un poco para que él se siente a mi lado.

— Tiene pesadillas.

— ¡Ja! Que irónico, ella es la pesadilla de muchos.— golpeo su pierna con mi mano libre y el se ríe.

— Esto es serio Darmian, tengo miedo de que esto la acabe.

— Estará bien, ya lo verás.— eso espero...

— ¿Qué haces despierto a estas horas?— alza los hombros. Se acomoda a mi lado y pasa su brazo por encima de mi, nos alcanza a abrazar a las dos, de cierta manera esto resulta cómodo.

Estoy a punto de hacerle otra pregunta a Darmian pero al voltear a verlo el ya está dormido, así que mejor no lo interrumpo, puedo preguntarle más tarde.

Hacía mucho tiempo que no me sentía de esta manera, con estas dos personas ahora mi casa se siente mas cálida, incluso podría decirse que los considero parte de mi familia.
El sueño y cansancio me inundan, cierro mis ojos, en un par de minutos me sumerjo en un sueño profundo.

El sueño y cansancio me inundan, cierro mis ojos, en un par de minutos me sumerjo en un sueño profundo

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No es un crimen si no hay un cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora