20. ¿Sorpresa, sorpresa?

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25 de julio, 12 del mediodía.

Me acomodo en mi cama para intentar volver a conciliar el sueño, desde el día de ayer no me he levantado para nada, mis ánimos están por el suelo y mis ojos se sienten pesados, estoy cansada.
Mis padres han venido en diversas ocasiones para preguntarme qué ha pasado y la razón por la cual estoy así, pues cuando llegue a casa traía tierra con sangre seca en la ropa y manos, parecía salida de una película de terror.

Reviso mi celular a cada minuto, Scott no me ha informado nada de los avances, ni siquiera se si han avanzado, no se si ya terminaron la autopsia de mis hermanos... tampoco se si quiero saberlo, ¿podré soportarlo?

- Hey, ¿cómo estás?
- ¿Necesitas algo?
- Me enteré de lo qué pasó...
- Lo lamento mucho...
- Hoy me dan de alta en el hospital... iré a verte si no te molesta...

Todos y cada uno de los mensajes son de Edda, realmente no quiero responderle porque se que me derrumbare aún más, con ella no puedo hacerme la fuerte, no puedo ser la Leah sin sentimientos.
Tocan la puerta dos veces, al no recibir respuesta mi madre la abre y se asoma para ver si sigo viva, entra en mi cuarto, se acomoda en una esquina de la cama viéndome llorar, se que le duele también el verme así.

- Cariño... no has salido desde ayer... ¿que te sucede?- decirle la verdad no es una opción, no por ahora.

- ¿Recuerdas que hace una semana fui a la capital?- asiente-. Me topé con Nicolás...- si no le puedo decir lo qué pasó por lo menos le contaré esto.

- Ay, mi niña... ¿qué pasó?- le relato una versión de lo sucedido, evitando la parte de Erik, la de Cristian y lo del hotel.
Ella se recuesta conmigo, coloca mi cabeza en su pecho y acaricia mi cabello, cierro los ojos... podría quedarme aquí por el resto de mi vida. Apegada a la persona que me ama incondicionalmente desde que nací. Abro un ojo solo para ver a mi papá en la puerta, mi madre no se ha dado cuenta de su presencia, extiendo un brazo para indicarle que se acomode con nosotras; se acomoda de tal manera que mamá queda en medio de nosotros y extiende su largo brazo para alcanzar a abrazarnos a ambas.

- Le... ¿podemos saber qué pasó ayer?...- él rompe el silencio y la comodidad que había en el.

- Yo... seguí a unos chicos por el bosque... hasta el cementerio...- les relato la historia, evitando la parte de mis hermanos y el robo de información en la escuela.- no les quise decir por miedo a que me regañen.

La expresión en su rostro no es más que de comprensión, ambos saben de lo que soy capaz, saben que puedo protegerme a mi misma y que soy una chica fuerte pero eso no impide que se preocupen por mi.
Mamá retira el brazo de papá y se levanta de mi cama pasando por encima de mi.

- Te traeré la comida- sale de mi habitación. Me sorprende que mi padre no ponga un pero ni se enoje por que yo coma en mi cuarto. Suspira y se levanta de mi cama para ir tras mi madre.

- ¿Podrías dejar de darle jaquecas a tu mamá?- ni siquiera lo miro e ignoro su pregunta. Cierra la puerta y vuelvo a estar sola, hundida en mis pensamientos.

Volteo hacia mi ventana, cerca de ella se encuentra mi mochila.

No pudiste hacer nada por tus hermanos... deberías hacerlo por Nancy. Sería de gran ayuda.

Tengo razón, mínimo debería encontrar el paradero de Nancy. Me pongo de pie, me mareo por un momento, tomo mi mochila y camino hacia mi escritorio en donde está mi laptop, paso las imágenes que tome del expediente de Nancy para verlas mejor mientras vuelvo a revisar su perfil de Facebook. En la primera imagen se encuentran sus datos básicos...

No es un crimen si no hay un cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora