32. ¿Somos una sociedad?

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4 de agosto, 5:13 de la mañana.

Vuelvo a mi oficina con un café en la mano cuando veo a Edda entrar al departamento, Leah y un chico pelirrojo la acompañan.
Tres de los secuestradores más buscados están con ella, todos en el departamento se le quedan viendo de manera expectante, si que sabe como dar una buena entrada.

Otros oficiales toman arrestados a los sujetos, ese ya no es asunto nuestro. Leah se ve extraña, como si algo en su interior le preocupara, las dos se acercan a mi y sin preguntarme, Leah toma mi café, le da un sorbo, después piensa devolvérmelo.

- Quédatelo, lo necesitas más que yo.

Edda me cuenta a lujo y detalle toda la información que ya me había dicho por mensaje. La información que me da no hace más que revolverme la cabeza, ¿el comprador era hombre o mujer?, ¿por qué Bianca le dijo a Bibiana que se mantuviera callada si parecía que ambas iban a cooperar?
Odio esto, por cada paso que damos son más preguntas las que tenemos en la mente, aunque me siento intrigado, tanto Leah como Edda consiguen hacer que las personas hablen con facilidad, como si utilizaran algún tipo de hipnosis o algo por el estilo. Necesito que me pasen el tip, cuando yo interrogo a alguien no consigo tanta información como me gustaría.

De repente, entra al departamento alguien que jamás creí que conocería en mi vida. Edda sigue mi mirada, se queda con la boca abierta cuando los ve.

Los agentes especiales, los hermanos Wang.

Famosos por resolver múltiples casos difíciles en su corta vida, muchos de ellos eran casos sin resolver. Originarios de Corea, estudiaron la carrera allá y vinieron a terminar sus estudios aquí, son quizá unos cinco años mayores que yo. Son una leyenda en nuestra generación.

Se acercan a nosotros, en especial a Edda.

- Oficial de policía Edda, ¿cierto?- ella sin poder creerlo simplemente asiente. Una vez, cuando estaba ebria me contó que uno de sus sueños era conocerlos.
Por otro lado, Leah simplemente los ve, no tiene ni idea de quienes son, da pequeños sorbos al café, sin despegar la vista de ellos.

- Me alegra conocerla al fin, es un placer, soy Anderson- dice el agente, el hermano mayor-, este es mi hermano menor, Wilson.

- El placer es todo mío- se dan la mano, por un momento creo que Leah y yo no le importamos en absoluto-. Ellos son mis compañeros, Scott y Leah- nos presenta, ambos nos saludan.

- Me alegra saber que trabajaremos con un gran equipo- dicen.

- ¿Disculpa?- pregunta Leah, evidentemente confundida. Me quedo con la misma expresión que ella, ¿de que están hablando?

- Estamos aquí para ayudarlos con el caso de los Cole, nuestros superiores nos informaron que tras haber capturado a sus secuestradores y con la información nueva qué hay, quizás estén conectados con otros casos de desaparición- todos nos quedamos en silencio absoluto. ¡Trabajaremos con los agentes especiales, que emoción!

- Pero bueno, esto no se debe de hablar aquí... ¿quizás en nuestra oficina?- Genial, primer día y ya tienen una oficina para ellos solos-, o ¿quizás en otro momento?

- No, entre más rápido mejor- dice Leah.

Ellos nos dicen en donde se encuentra su oficina, Edda y yo les indicamos el camino para llegar ahí.
Leah está callada, eso me aterra.

Entramos en su oficina, decorada de la misma manera que las demás, colocan sus portafolios en la mesa, sacan de ahí demasiados papeles y carpetas.

- ¿Qué es esto?- pregunta Leah.

- Casos sin resolver- dice el agente Anderson.

- Todos y cada uno de ellos son jóvenes y niños desaparecidos en los últimos cinco años. Todo lo que tienen en común son sus secuestradores, los cuales la mayoría ya han sido arrestados. Ahora necesitamos saber en donde están, si siguen vivos... o muertos.- Leah ve al agente Wilson con cierta curiosidad.

No es un crimen si no hay un cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora