63. Linda, ¿que te sucedió?

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Era nuestro aniversario.

Cumplimos un año de estar juntos cuando todo eso pasó pero ese día yo estaba segura de que él no lo recordaba y en efecto, así era.

Ese día salimos a la plaza y el cine no solo porque era sábado, se suponía que celebraríamos al máximo por estar juntos tanto tiempo.
Espera un poco más, tal vez te felicite, pensé.

No lo hizo porque no se acordaba pero no permití que por mis enojos se arruinara el día.

Cada vez que veía a Arian me enamoraba más, si mi corazón no funcionaba bien pues con el dejaba de palpitar.

Tenía una enfermedad un tanto extraña y de nombre largo en el corazón, ahorita ni siquiera me acuerdo de eso.
Mi papá era originario de Luxforn y mi mamá de Corea, se conocieron hace demasiado tiempo cuando el fue a estudiar por un año, desde ahí se enamoraron y después nací yo, no tengo hermanos, mi mamá sufrió un par de abortos después de mi y le daba muchísimo miedo volver a intentarlo, así que se conformaron conmigo.

Yo era... muy afortunada, tal vez chiflada y consentida también.
Mis padres eran increíbles, lo teníamos todo... me tenían a mi.

Hace un año y medio decidí ir a Luxforn para estudiar, se supone que en unos cuantos meses más me tendría que regresar a Corea, ahora ya no puedo.

Conocí a Arian en la escuela, al principio me caía mal, el despertaba esa vibra extraña del temor, era el chico malo de la escuela además de callado y serio.
Siempre que me juntaban con el en equipo me ignoraba, hasta que un día de repente todo cambió.
Ni siquiera recuerdo cómo fue que todo sucedió, simplemente no podía despegarme de él.

Arian me ayudó demasiado cuando yo no podia hablar bien el español. Siempre estaba para mi cuando no le entendía a la tarea, a veces se burlaba pero al final lo comprendí.

Arian es... un novio increíble.

Podría describirlo en mil y un palabras más pero creo que no serían suficientes para expresar lo que realmente es, y lo que es me encanta.
Desde su cabello color negro hasta su increíble personalidad. Todo.

Creo que... lo comencé a amar más cuando me amé a mi misma, cuando no me importaba parecerme a mis amigas coreanas, todas con una complexión esquelética. Yo no estaba tan mal, quizás en Corea yo era unas tallas más grande pero en Luxforn no, de hecho creo que era muchas tallas menos de las que usaban las "gordas".
En realidad nunca me ha gustado llamar a las personas con etiquetas pero a veces es inevitable utilizarlas.

En fin. Me di cuenta de como Arian me miraba y así fue como intenté mirarme, al principio siempre me cuestionaba, pensaba que el estaba ciego e incluso se lo llegue a preguntar, hasta que me vi en el espejo y dije:

- Por lo menos mi novio tiene carne para agarrar.

Cada mañana intentaba verme linda pero no para mi novio, era mas por mi. Me vestí como me gustaba, el jamás se enojo por la ropa corta que usaba, no le importaba si yo mostraba la pierna o mi panza porque sabía que todo era de él, aunque en ocasiones me hubiera gustado que se pusiera celoso... casi nunca sucedía eso pues Arian sabía lo que tenia, depositaba toda su confianza en mi y era más de la que el tenía por sí mismo.
Yo jamás lo hice dudar, nunca le di razones para que él se pusiera de malas o quisiera pelear con chicos.

Mis amigas si, en Luxforn todas eran raritas, las que tenían novio siempre se peleaban con ellos, ya que no les gustaban ciertas cosas, la mayoría de sus chicos tenían mala reputación.

- Deberías tener cuidado.- me decían.

- Si, Arian siempre ha tenido demasiadas chicas detrás de él.

No es un crimen si no hay un cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora