No es un crimen si no hay un cuerpo

43. ¿Viejas o nuevas pistas?

15 de Agosto, 7 de la mañana.

Estaba plácidamente dormida cuando escucho como cierran la puerta de un portazo, me desperté y baje las escaleras corriendo, casi me iba de boca porque aún estaba adormilada. Creí que se trataba de Darmian pero no, Edda caminaba de un lado para otro, su cara estaba roja y apretaba los puños con fuerza encajándose las uñas en la palma de su mano.

— ¿Estas bien?

— ¡No, no estoy bien!— me asusté ante su tono brusco, era la primera vez que me hablaba así— ¡¿como por qué se le ocurrió deshacerse de la evidencia?! ¡Si ella no quería participar pues que no lo hiciera, nadie la estaba invitando al caso, además era más de nosotros que de ella, no es justo!

Las lágrimas comenzaron a salirle, yo no tengo ni idea de lo que esta hablando y no quiero preguntarle porque la haré explotar aún mas, pero se que más de rato me contará todo lo que sucedió con detalles, por ahora necesita de mi ayuda. La abrazo mientras llora, esta llenando de lágrimas y moquillo toda mi blusa pero no me importa, la lavaré después. Es la primera vez que la veo de esta manera, me duele el corazón de solo verla así, parece que se derrumbará en cualquier momento, conozco esa sensación que tiene ahorita, la sensación de impotencia, las ganas de destruirlo todo y el hambre de justicia.

Cuando logra tranquilizarse comienza a contarme todo lo que había pasado con el caso de Gael, todo lo que habían hecho no había servido para nada, era un caso perdido al no tener evidencia, no se haría justicia para el pobre chico. Por lo que me dice es el primer caso en el que a ella le sucede esto y si le creo, Edda tiene algún tipo de poder para resolver casos aunque en esta ocasión fue diferente, no por el hecho de que ella fracasara al investigar, sino por la persona envidiosa que eliminó la evidencia; espero que haya tenido una buena razón para realizar tal atrocidad, ojalá que no fuera por el simple hecho de no querer continuar investigando.

Edda se quedó dormida en mis brazos, a duras penas y con todas mis fuerzas la llevé hasta la cama, es increíble como un cuerpo tan pequeño y delgado puede pesar mucho. Me acomodo a su lado para dormir otra vez, ella inconscientemente se da la vuelta para abrazarme, he notado que hace eso muy seguido; cuando apenas nos vamos a dormir lo hacemos separadas y al despertar estamos muy juntas. Estos son los únicos momentos en los que estoy cómoda, no se que tan ridículo pueda sonar pero ella hace que mis pesadillas se alejen, aparte de los atrapa sueños que colocó en las esquinas de la cama.

Por más que quiero volver a dormir no lo consigo y no tengo idea del por qué, me siento con demasiada energía como para hacerlo, además de que esta es la hora en la que usualmente me levanto, el sol que entra por la ventana no hace más que calarme en los ojos. Edda es la única que puede dormir de esta manera por lo cansada que viene del trabajo.

Con mucho cuidado me levanto de la cama para ir a prepararme un café con leche, justo cuando llego a la cocina Darmian baja las escaleras a tropezones, se frota los ojos para ver lo que hago.

— Que sean dos, por favor— dice, como si yo fuera la empleada en una cafetería, se sienta en la silla de la barra y se rie.

— A sus órdenes señor— le sigo el juego.

Le doy su café cuando ya esta listo, me siento a su lado girando mi silla hacia el comedor, nos mantenemos en un silencio lo bastante cómodo como para romperlo.

Es increíble como este chico ha estado formando parte de mi familia en tan poco tiempo, eso me aterra, no me gustaría que vuelva a pasar lo mismo que con Johan, ¿lo recuerdan? el chico que le robó a mi familia... aunque Darmian no tiene la cara, inteligencia ni necesidad para ser un ladrón.

Se acaba su café después de unos cuantos minutos y eructa.

— Lo siento.

—No te disculpes, es normal.— emito un eructo también, el se rie y se queda en su lugar para no dejarme sola hasta que me acabe mi café. Creí que tendríamos una competencia, pero no.