POV Gulf
Nunca se había considerado una persona que le gustara meterse en la vida de los demás, ya fuera bueno o malo, tampoco le importaba mucho lo que pasara por sus cabezas, pero debía de admitir que ver a ese idiota que se hacía llamar <<novio de P'Mew>> transformando su estúpida cara con cada cosa que hacían eres algo que le producía una satisfacción inusual pero muy reconfortante, y que hasta cierto punto le alegraba el corazón.
Era magnífico verlo cada vez más molesto por la atención que P'Mew no le prestaba.
Había tenido muchas dudas sobre si era bueno para su estado emocional ir a esa cita, viendo al hombre del que estaba enamorado siendo atento con otro. Esa idea había rondado por su cabeza de manera repetida y había llegado a la conclusión de que era algo que definitivamente no quería presenciar, porque sabía que dolería, pero por otro lado también había reflexionando sobre la posiblidad de dejarle el camino libre de manera tan fácil a ese remedo de hombre, y había sido precisamente esa idea la que había logrado que finalmente se decidiera a ir. Quería a P'Mew de regreso y lo lograría. No estaba dispuesto a dejarlo libre sabiendo que a su lado podía llegar a ser realmente feliz.
Sabía que había sido el causante de mucho sufrimiento en la vida de ese maravilloso hombre que tenía frente a él, sentado en la mesa de ese elegante restaurante en el que estaban, y realmente se arrepentía de todo. Estaba arrepentimiento de haber sido un cobarde para actuar a tiempo, se arrepentía de no haber dejado que sus sentimientos salieran a flote cuando era el momento, pero sobretodo se arrepentía de haber dejado que P'Mew se fuera con alguien más. Estaba dispuesto a remediar todo ese sufrimiento y transformarlo en felicidad, porque era lo que quería: Quería que P'Mew fuera feliz a su lado.
Le había roto el corazón y ahora sería él mismo quien iba a repararlo.
Era un hombre único, guapo, inteligente, gentil, educado y caliente como el mismo infierno. Tendría que estar completamente loco si pensaba dejarlo ir.
Tal vez, si la gente supera esa historia dirían que no tenía ningún derecho a arruinar su felicidad y que P'Mew debía de ser libre de poder rehacer su vida con quien quisiera, pero sería ver el problema desde un punto lejano, porque en ese embrollo, infinidad de emociones estaban implicadas. Algo, tal vez un sexto sentido, el subconsciente o alguna deidad le gritaba que P'Mew no era feliz al lado de ese hombre con expresión como si hubiera chupado un limón, y esa misma voz le decía que luchara, que no lo dejara ir porque se moriría de pena si algún día lo veía siendo feliz con alguien más.
Muchos dicen que el amor es buscar la felicidad del otro sin importar si es con otra persona, pero eran solo palabras cuando todo tu ser gritaba que no te había dejado de amar y que sólo estaba con alguien más solo por querer olvidar todo ese dolor que había sentido.
Era gratificante notar que no había perdido la atención de P'Mew, que cada mirada y sonrisa seguía siendo suya y para nadie más. Eran esas señales las que lo incentivan a hacer más movimiento que jugaran a su favor.
Hablaban tan amenamente como siempre, como si los demás no estuvieran a muy poca distancia, como si no hubiera nadie más. Se sonreían de manera coqueta y las miradas estaban cargadas de complicidad; todo era confirmado por la cara de profundo enojo de el imbécil del novio de P'Mew y por la cara de incomodidad del pobre P'Mild. No lo culpaba por sentirse así porque nadie le prestaba atención en realidad, solo estaba sentado, jugando con sus manos o comiendo un poco de pan que habían dejado sobre la mesa como cortesía. Lo había obligado a ir para que fuera de ayuda, pero las cosas habían sido distintas a como había pensado que serían, era por eso que realmente no había sido necesaria su presencia.
-¿Más tarde te gustaría ir al cine?- Preguntó con duda- Han estrenado una película de comedia, de esas que te gustan.
-Claro que iremos- Había contestado ese idiota antes de poder darle una respuesta.
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Cansado
FanficLa situación ya no daba para más y él lo sabía. Por fin, el cansancio había logrado que se rindiera.