Una mano - Parte 2

3.2K 351 97
                                        

POV Mew

Tal vez estaba presionándolo de más y estaba forzando una situación que aún no debía de ocurrir. Quizás había algún elemento que no los dejaba avanzar como tanto deseaba, algo que los frenaba constantemente y que aún no había notado. Probablemente las respuestas a sus preguntas las tenía más cerca de lo que creía pero aún así no las lograba ver del todo. Solo entendía que había algo mal en toda esa situación.

No sabía si solo era él quien realmente deseaba todo aquello y si N'Gulf no estaba aún seguro. Lo había sacado de su zona de seguridad, aquella en la que siempre había estado, había cambiado sus ideas, o parte de ellas, había transformado gran parte de sus costumbres al asumir, finalmente, que sentía algo mucho más fuerte que una amistad hacia un hombre. Él lo sabía y lo comprendía, pero aún así sentía que no era suficiente porque habían perdido demasiado tiempo discutiendo, temiendo, hiriéndose y buscando la aprobación de los demás, pero aún no llegan a aquel punto en esa reciente relación que tanto anhelaba.

Tal vez estaba perdiendo el verdadero sentido de la situación pero solo deseaba que sus familias lo supieran, no necesitaba decirle a nadie más ni hacerlo público, porque eso era algo que él tampoco quería para su relación. No quería que lo que tenían fuera de alguien más que de ellos dos ni que nadie pudiera interferir en aquello que, con tanto esfuerzo, habían formado. No necesitaba que gritaran su amor a los cuatro vientos, ni siquiera necesitaba que sus amigos más cercanos lo supieran. Solo deseaba que aquellos que consideraba las personas más importantes en su vida familiar estuvieran al tanto, solo eso...solo su familia y la de N'Gulf. Solo eso le bastaba para poder continuar, finamente, en paz, sin mirar atrás ni pensando en los errores del pasado, aunque cada equivocación siempre la tenía presente como una lección de vida, una que no debía de repetir nunca más, solo intentando mejorar día con día.

Aun cuando había estado en medio del calor del momento, había podido reconocer que su forma de actuar no había sido la más correcta, cuando, de manera descortés, había dejado a N'Gulf tan pronto como habían llegando a su destino al retornar hacia la ciudad. Ser de esa manera era una cuestión que no encajaba con su forma de ser con los demás, pero el estar atrapado en una situación de esa magnitud tampoco era algo a lo que estaba acostumbrado, aún así, sólo había bastado que el vehículo avanzara un poco más para darse cuenta del error que había cometido. Había querido retroceder para remediar su accionar, pero una parte, esa llena de orgullo malsano, le decía que siguiera de largo y que no mirara atrás, y así había sido, se había ido dejándolo de pie en medio de ese lugar.

Al llegar había querido llamarlo, pero nuevamente su dolor, orgullo y rencor habían podido más que la razón, la educación y la amabilidad con la que solía tratarlo.

No era un hombre perfecto. Era solo un adulto admirado por muchas personas por su perseverancia al hacer las cosas, por el empeño que le podía a cada situación, pero más allá de todo aquello, él solo seguía siendo una persona con errores y aciertos, los cuales solo dejaba que su círculo más cercano viera. Era un hombre enamorado, pero aún seguía equivocándose con cada paso que daba, aún así la gente que lo rodeaba no solía juzgarlo de mala manera, quizás era por su fama o porque no querían causar más conflicto del que ya lo rodeaba, o tal vez solo lo apreciaban y esperaban que se diera cuenta de sus propias faltas y que las supiera remediar como el adulto que era.

Bajó del vehículo, dándole las llaves al hombre que se encargaba de encontrar un lugar adecuado para estacionar el carro. Realmente no quería estar en ese lugar, prefería estar en su casa, descansando y pensando en la manera sobre cómo afrontaría la situación. Tal vez él debía de ser un poco más comprensivo y dejar al tiempo el tener esa conversación con ambas familias.

No quería estar en el lugar, pero era un compromiso ineludible que tenía con su familia. No solía ya pasar mucho tiempo con ellos, y una salida a un restaurante era algo a lo que no había podido negarse. Agradecía que el lugar fuera discreto, sin muchas mesas y con poca gente en el interior. No quería tener que fingir una sonrisa que no sentía que pudiera salir de manera natural, no cuando su cabeza estaba llena de interrogantes y dudas.

CansadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora