O sin ti

4.7K 441 123
                                    

POV Gulf

Tan adentro, tan profundo...

Aún podía sentir los espasmos que le había dejado el orgasmo recorriendo todo su cuerpo, pero ya no de manera tan intensa como lo había sido en el momento en el que había creído poder llegar más lejos que nunca en su vida.

Una sensación de hormigueo aún recorría con lentitud parte de su columna vertebral, extendiendo la sensación hasta sus nalgas, envolviendo sus caderas como si de otras manos se tratase, incrementando en la zona de la pelvis.

Quería más, quería más de todo aquello, quería repetir ese momento durante el resto de su vida, pero sentía que aún no tenía el valor suficiente para pedirlo, porque todavía, en algún lugar recóndito de su mente, no llegaba a procesar del todo la idea de estar enamorado de un hombre, y mucho menos de tener sexo con uno. Lo que más le aterraba era el poco control que había tenido sobre su cuerpo, el cual solo le pedía a gritos que el momento no terminara. Poco tiempo atrás, la idea de estar en una situación así le hubiera sonado absolutamente ridícula. Estaba seguro de que si alguien se hubiese atrevido a plantear una idea así, habría terminado recibiendo un golpe de su parte o por lo menos una cara de disgusto, pero eso era justamente lo que menos había sentido. Todo era tan nuevo y abrumador que no estaba seguro de poder manejarlo tan pronto, pero tampoco tenía intención de detener algo así, de perder la oportunidad de estar con la persona de la que estaba enamorado y mucho menos de no volver a hacer todo aquello, que, aunque le resultara complicado de admitir, había sido un de las mejores cosas que había experimentado.

Sus entrañas ardían al igual que la entrada de su ano, pero no de la manera en la que lo habían hecho en un comienzo, cuando lo había sentido adentrarse en él por completo, tan profundo como le era posible, porque había podido sentir el esfuerzo que había hecho por llegar cada vez más adentro, haciendo que su mente volara de placer, pero no había sido así cuando todo había empezado.

Su mente podía retroceder con gran facilidad hacia aquel momento, cuando el primer dedo empezaba a explorar con gran curiosidad esa zona que nunca había sido tocada por alguna otra persona. No era una sensación cómoda, pero lo podía soportar con facilidad. Qué equivocado había estado al suponer que esa misma sensación sería la que lo invadiría en todo momento, porque un latigazo, como si de un choque eléctrico le recorrió todo el cuerpo al sentir su sensible próstata siendo tocada. Necesitaba más de eso.

Finalmente un par de dedos ya se abrían camino dentro de su ano, haciendo con él lo que quisieran, haciéndolo alucinar, logrando que su cuerpo se retorciera en busca de más contacto. Nunca había pensado en lo placentero que podría resultar todo aquello, pero estaba seguro de que de haberlo tenido conocimiento de eso antes, nunca hubiera dudado en experimentarlo, pero sabía que P'Mew era la persona correcta y quien debía de ser el encargado de mostrarle esos nuevos caminos de placer en los que lo estaba envolviendo y del que estaba seguro de que ya no había salida.

Ingenuo había sido al imaginar que la sensación sería la misma al tener unos dedos jugando a su gusto que teniendo ya un miembro duro y caliente enterrándose hasta lo más profundo. En ese momento solo había querido huir, porque el dolor que sentía era algo que no había esperando sentir. Su cuerpo temblaba y sudaba frío, como si estuviera sufriendo una terrible enfermedad, pero solo se trataba del profundo dolor que estaba experimentando, tan profundo que podía sentir sus entrañas ardiendo como si se estuviera quemando por dentro, mientras parte de su columna se iba dividiendo en dos, dejándolo indefenso y a merced de lo que quisiera hacer P'Mew con él, porque no tenía las fuerzas suficientes para detener eso que estaban haciendo. Todas sus energías habían sido consumidas en tan poco tiempo que se sentía agotado y algo mareado, con una extraña sensación en los oídos, como si un insecto le zumbara constantemente. Podía sentir sus piernas sin fuerza, seguro de que no podrían sostenerlo si estuviera de pie.

CansadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora