Cansado

Lo que fue

POV Gulf

Aún podía recordar los ojos de su padre, la manera en la que lo miraba, dejándole ver lo decepcionado que estaba de él. Cada imagen era como volver a vivir aquel momento, logrando que los sentimientos regresaran con fuerza, recordándole lo que había provocado en su familia y eso era algo que no permitiría que sucediera una vez más, porque ahora era un adulto, consciente de sus actos y de las consecuencias que ellos traían para su vida y para la de los que lo rodeaban.

Sabía quién era y de lo que era capaz, bueno o malo, lo sabía, pero también sabía y recordaba su pasado y los errores que había cometido, y ese era un peso que aún no podía quitar de sus hombros, porque recordaba que había dañado a más de una persona en el camino, algunos de manera intencional y a otros sin haberse dado cuenta de que lo estaba haciendo.

Era un hombre de carácter fácil de llevar, sin grandes conflictos, o si los tenía, prefería no exteriorizarlos. No le gustaba tener problemas con los demás ni ser partícipe de ellos ni de la vida ajena, por lo menos no de las personas que no eran realmente importantes para él, pero no siempre había sido así.

El recuerdo de un joven, de contextura delgada y cabello corto llegaba a su mente, haciendo que su pasado regresara como un golpe directo en la boca del estómago.

Sus elecciones en aquellos años, cuento empezaba la adolescencia, nunca habían sido las mejores, buscando personas parecidas a él para que lo rodearan, aquellas que aplaudían cada una de sus estupideces, al igual que él lo hacía con ellos.

No sabía realmente a qué edad había comenzado, quizás había sido entre los trece años y los catorce en el que gran parte de su tranquila vida de niño había cambiado para tornarse en un infierno terrenal, pero no había nadie a quién culpar porque a esa edad sabía lo que hacía pero no la razón.

Su cuerpo hervía al igual que su sangre, como si fuera un volcán a punto de hacer erupción. Cada persona, cosa o situación lo enfurecía de alguna manera, siempre teniéndolo alerta y con los puños cerrados, sediento por desquitar todo aquello que cargaba pero que no sabía expresar con palabras porque en realidad no sabía qué era lo que tanto lo afectaba a tal grado. Tal vez podía haberlo justificado diciendo que era producto de las hormonas revueltas de la edad, pero aún así sabía que no era normal sentirse de esa manera, fuera la edad que fuese porque irremediablemente terminaría yendo por un camino equivocado, uno torcido del que no sabía si más adelante podría salir, porque temía cometer algo que resultara lo suficientemente grave como para arruinar su vida y marcarla para siempre, dejando una huella imborrable, y fue justamente eso lo que le sucedió, dándole ese golpe de realidad que tanto había necesitado a esos cortos años, enseñándole en pocos minutos más de  lo que cualquier sesión de estudios lo hubiera podido hacer, porque la única sensación que le había quedado era la de profundo pesar al ver esa mirada que lo observaba con dolor.

Flashback

No estaba haciendo las cosas de la manera correcta y lo sabía. Aún a esa edad podía saber perfectamente la diferencia entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto, pero ni siquiera saberlo lo detenía porque en realidad no quería hacerlo.

Su vida, vista desde el exterior, lucía bastante bien. Tenía amigos y gozaba de cierta popularidad entre sus conocidos, pero lo que más le llenaba de alegría era saber que, tanto menores como mayores, lo respetaban porque jamás habían visto que le temblara el puño cuando quería mostrar quién era el que mandaba. Era un pequeño aliciente saber que aquellos a los que consideraba sus amistades más cercanas apoyaban cada uno de sus pasos, alentándolo a que dejara ver su fuerza ante los demás, hinchándole el pecho cada vez que se sabía ganador de alguna pelea, llenando sus oídos de frases alentadoras y dejando que sobre sus hombros callera gran cantidad de palmadas, demostrando que lo que estaba haciendo no era del todo incorrecto.