CAPÍTULO 8: MIEDO A DECIR LA VERDAD

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Ryo se cambió de ropa, la que tenía puesta cuando violó a Meiko estaba mojada debido a que ingresó a la ducha mientras la llave estaba abierta. El canalla salió del vestuario de hombres y se dirigió a la barra como si no hubiera pasado nada, en su cara se apreciaba una sonrisa de psicópata, como disfrutando de haber llevado a cabo en aberrante hecho.

Meiko, en cambio, seguía sentada en la bañera y sumergida en un completo estado de shock. Las lagrimas seguían bañando sus mejillas, no paraba de temblar por el estado en que se encontraba. Pese a estar adolorida, no reaccionaba a la sensación de dolor, debido al shock. Luego de unos minutos, reaccionó y se quitó la cinta de la boca, le llevó varios segundos debido al temblor en sus manos.

- Meiko: No... no... pue... puede... ser po... posible...

La muchacha intentaba levantarse como podía, el dolor en su zona íntima y el desgarro en el ano imposibilitaban que pudiera pararse correctamente. Apenas pudo salir de la bañera, le costaba mantenerse en pie.

- Meiko (susurrando): Por... por... ¿Por qué?

Se secó, apenas, con la toalla. Acto seguido se colocó el sostén y con mucho esfuerzo su otra ropa interior, luego se vistió con la ropa que tenía puesta y se colocó sus sandalias. Posteriormente se vio al espejo como intentando encontrar una explicación.

Se lavó la cara y luego de secársela se colocó sus lentes que los había dejado sobre la mochila del retrete, se peinó un poco, tomó su bolso y con mucho esfuerzo salió caminando del vestuario. La cocinera se dirigía precisamente al vestuario y se topó con Meiko en el camino.

- Cocinera (sorprendida): ¡Meiko! ¿Qué te pasa?

Meiko se asustó al oírla, pero prefirió no decir lo que le había pasado.

- Meiko (en voz baja y quebrada): Este... solo me caí en la bañera... y me di un golpe, estoy bien.

La cocinera la tomó del brazo viendo que Meiko apenas caminaba.

- Cocinera: Tranquila, pediré una ambulancia.

Meiko sentía ganas de irse del restaurante a como diera lugar.

- Meiko: Necesito irme, ahora mismo.

- La cocinera: Pero, Meiko...

La muchacha tuvo suerte de que Sora había llegado al restaurante.

- Sora: Bien, espero que Meimei haya terminado de trabajar.

La muchacha se acercó a la barra y Ryo la atendió.

- Ryo (con tono insinuante): Buenas tardes, señorita.

- Sora: ¡Hola! Quería saber si la señorita Meiko Mochizuki aún está aquí.

- Ryo: ¿Meiko? Por supuesto, debe estar en el vestuario de empleadas.

- Sora: ¡Gracias! La esperaré.

Sora se sentó en uno de los bancos de la barra y Ryo se le acercó. Afortunadamente, Sora había visto a Meiko que venía acompañada de la cocinera.

- Sora: ¡Meimei!

Sora se bajó del banco y fue a saludar a su amiga.

Cuando se acercó a ella notó que estaba adolorida.

- Sora: ¡Mei! ¡¿Qué te paso?!

- Meiko (en voz baja): ¿Sora? ¿Qué haces aquí?

- Cocinera: Disculpe jovencita ¿Usted la conoce?

- Sora: Soy su amiga y somos compañeras de clase ¿Mei qué te pasó?

- Meiko: Me caí... mientras me bañaba.

DIGIMON STORIES: EL SABOR DE UN CRIMENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora