Capítulo 64: El maso.

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Diciembre 20, 2005:

- ¡Mamá, ponla, ponla!

- Cállate, me molesta que grites- exclamó Akihiko a los 4 años. Su hermana le sacó la lengua y siguió gritando sus deseos. 

Chiasa ya estaba bastante harta de escuchar a su hija molestar de esa forma, así que colocó la película lo más rápido que pudo.

- Akane, hija; siéntate. 

- No, quiero ir a jugar. 

- Akane, obedece... ayudame un poco, ¿si?

La en ese entonces pelinegra solo se sentó en el piso con los brazos cruzados, su vestido rosa estaba intacto y tenía cierta necesidad ridícula de ir mancharlo con lodo; pero tenía que ser una buena hermana mayor y ayudar a su madre. Tenía que comportarse para así ayudar a su hermana en lo que no supiera. 

La película comenzó y, casi de inmediato, Akane se vio atraída. ¿Cómo no se vería atraída? El maldito niño volaba, claramente se iba a sentir atraída, ella también quería volar.

(...)

La película estaba terminando, Akihiko se había quedado dormido,  Irina se había retirado a sus clases de ballet y solo estaban, ella y _____, las dos, fascinadas con aquella dichosa historia; sin embargo, una más que otra.

Akane no dejaba de pensar en como sería no crecer, que tenía que dejar de crecer. No lo haría jamás. 

París, 2017. 5:00

Narra Sacha:

Maldito impuntual de mierda. 

- Sacha, vayámonos ya.

- Kenta, si vuelves a decirme una vez más que nos vayamos, te meteré esta pierna de pollo frito por el ano. ¿Quedó claro?

Kenta asintió energéticamente, notablemente aterrado; miró hacia abajo recobrando su compostura de niño fuerte.

Calvin entró al restaurante de forma nerviosa, así como solía nadar caminando siempre. Lo primero que noté fue el sobre manila que este cargaba, era perfecto y limpio, sin ni siquiera una pequeña arruga; me encanta cuando se toman el tiempo de complacer mi perfeccionismo. 

Sonreí para mi misma y saqué un labial color vino de mi bolso. 

- Lo lamento, estaba en te...

- No me interesa, dame mis cosas- musité mientras comenzaba a aplicar el labial en mis labios. Las voces en mi cabeza se estaban haciendo demasiado insoportable, sobretodo las de él-. Kenta, cálmate o me veré obligada a desmayarte si sigo escuchando tus miserables penas, ¿entiendes?

- Ajá.

Rodeé los ojos, este chico era demasiado seco y demasiado conformista; hace que me cueste querer estar con él. 

- Eso es lo principal- dijo el hombre dejando las hojas frente a mí.

Espero que Kenta no se interese en leerlo-pensé.

¿Eso es...?- Levanté la mirada al escuchar el susurro del menor resonar en mi cabeza con una suma presencia, como si estuviera dentro de mí. Lo miré de forma seria, pero éste solo miraba con sorpresa las hojas, no pareciese darse cuenta que me escuchó pensar. 

Volví a bajar la mirada bloqueando cualquier intento por parte de alguien para entrar a mí mente, lo cual claramente iba a darme una gran migraña posteriormente. 

Elígeme a mi. Nathaniel y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora