Capítulo 48

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El rostro desconcertado ante lo que tenía ante él, fue notorio. Estaba claro que encontrar a sus tres hijos con maletas, rostros de enfado, rabia, dolor y en una clara discusión con su madre, no era algo que un padre viera todos los días, o al menos no un padre normal.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó él con voz firme y ronca.

Sus ojos pasearon en cada uno de nosotros mientras caminaba despacio y se colocaba al lado de mi madre. Apoyó el maletín sobre el sofá sin apartar su mirada y luego con un descaro increíble la abrazó por la cintura y beso su sien. 

Asco era lo único que yo sentía, y agradecía ser quien se encontraba detrás de mis hermanos mayores, porque de otra forma no podría ni siquiera mirar a ese hombre a la cara.

—La señora Romero puede explicártelo —aseguró Thony y dio un paso —Vamos chicas.

Con Savia no pudimos ni reaccionar ante sus palabras ya que al instante mi padre se puso en el camino de mi hermano y le impidió seguir con sus pasos hacía la puerta. Nos observó con lo que parecía dureza, pero se podía notar los nervios en su actitud. Clavó sus ojos en Anthony con decisión, tensó todo su cuerpo y músculos de la cara y habló:

—Si quieres irte, lo haces. Tus hermanas se quedan en esta casa.

Temí ante aquellas palabras, no quería quedarme allí a pesar de saber que no teníamos a donde ir. Nuestros familiares vivían lejos, eran pocos y lo cierto era que no teníamos una relación allegada a ellos. Básicamente los veíamos en navidades o año nuevo, no hablábamos por redes sociales y los únicos contactos que teníamos eran los de un par de tías por parte de nuestra madre, las cuales personalmente tenía en mi celular una vez que a mi progenitora se le había roto el de ella y utilizo el mío para hablar con sus hermanas. 

Estabamos solos, pero también sabía que Anthony no nos sacaría de allí si no tuviera un lugar mejor para llevarnos, y él había dejado claro que era algo que ya venía planeando. Así que confiaría en mis hermanos y me quedaría con ellos aunque nos fuéramos a vivir a la calle.

—Mis hermanas son mayores de edad y si se quieren ir conmigo, lo hacen.

No pude ver el rostro de Thony al decir aquello ya que estaba de espaldas a mi, a centímetros de mi padre, eran de la misma altura, pero sin dudas Anthony tenía mucho más músculos y era más imponente. La espalda de Anthony era ancha, sus brazos gruesos, tenía ese estilo de guardaespaldas o chico malo, mientras que mi padre con sus casi cincuenta años, era alto y delgado. Era obvio quién ganaría en una pelea mano a mano, pero no era algo que me interesara que suceda.

El rostro del hombre se tensó aún más, era notoria su frustración y molestia, esos nervios que segundos atrás había intentado ocultar ya no parecían estar allí. Tenía claro que lo que había dicho su hijo mayor era real, él no podía impedirnos irnos de allí, Savia y yo éramos mayores de edad y teníamos todo el derecho de largarnos a donde quisiéramos. 

—No lo van a hacer —afirmó nuestro padre con enojo.

Quería hablar, en serio quería dejarle claro que si lo íbamos a hacer, a pesar de que al inicio no estaba para nada deacuerdo.  

—Ya escucharon a su padre —lo apoyó mi madre ya con una voz más tenue —. No hagan las cosas difíciles—suspiró y nos observó a los tres, pero dejó su mirada clavada en Savia—, no arruinen todo lo que hemos conseguido hasta ahora. Es cierto que su padre se equivocó, pero va a cambiar chicos... —se acercó a su esposo y tomó su mano, haciendo que este se alejara de Thony, pero aún así seguía interpuesto en nuestro camino a la puerta —No pueden pagarnos así, les hemos dado todo, nos sacrificamos por ustedes...

Centro de rehabilitación para enamorados (Completa) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora