Capítulo 47

517 85 98
                                    

En cuanto la puerta fue cerrada con brusquedad, me quedé quieta sin poder dejar de llorar, Savia giró hacia mi con un rostro aterrado, seguro muy parecido al que tenía yo.

—¿La cague? —preguntó en un hilo de voz y la vi tragar saliva con nervios. 

Sus ojos se humedecieron, tenía ganas de llorar, se estaba culpando por haber actuado con tanta impulsividad, pero no era culpable de nada... para ser sincera yo hubiera hecho lo mismo si fuera ella la que estuviera en mi situación.

Sorbí por la nariz dos veces y me acerqué a ella para tomarla de la mano mientras que con la otra intentaba secar las lágrimas de mi rostro. La arrastre hacía la puerta y ambas salimos apresuradas en busca de Anthony. La música en la cocina seguía sonando a todo volúmen, era obvio que nuestra madre no se había enterado de nada de lo que había sucedido dentro de la recámara de Sav. 

A pasos apresurados y casi sin fuerza con la mano de Savia entrelazada a la mía, ambas nos dirigimos a la cocina, quizás Thony había ido allí a hablar con ella ya que nuestro padre no estaba, al llegar la vimos de espaldas muy tranquila mientras movía sus caderas y cantaba. Nos observamos confundidas y con miedo, ¿dónde se había metido ese chico? había salido hacía menos de treinta segundos. Nos dimos la vuelta apresuradas para volver a la recámara, pero entonces Thony apareció en nuestro campo de visión, llevaba el celular en la oreja con ansiedad, como si estuviera esperando que alguien al otro lado respondiera a su llamada.

Sus ojos nos observaron con dureza, con decisión de algo que, claramente, no entendíamos. Personalmente no tenía nada claro en mi cabeza, no sabía que quería que pasara, ni que podría pasar, me daban ganas de dormir por horas y que al despertar todo haya sido un mal sueño, pero sabía que no podía ser así, por lo que volví a sorber por la nariz y caminé junto a Savia hacía Anthony, y él nos observó atento alternando la mirada entre ambas hasta que llegamos a donde estaba, en medio del pasillo.

—Preparen sus cosas —ordenó sin quitar el teléfono de su oído.

—¿De qué hablas? —preguntó Savia.

Yo tampoco entendía a qué se refería, esperaba verlo pateando cosas, pero él estaba diciéndonos que preparemos quién sabe qué cosas. Si antes estaba nerviosa, la sensación se había multiplicado, no sabía qué esperar.

Anthony bajó el móvil y sin darnos tiempo a reaccionar, nos abrazo. Sus grandes brazos nos envolvieron por completo, como a dos niñas pequeñas, como cuando corríamos a su habitación porque habíamos mirado a escondidas una película de miedo, o como cuando robábamos el dinero de detrás de la nevera para comer helado y necesitábamos a ese hermano mayor que nos acompañara a la heladería. Sin duda alguna, ambas correspondimos aquel abrazo, uno de mis brazos rodeó la espalda de Anthony y quede pegada a Savia en una situación incómoda, pero agradable.

Me sentí protegida, realmente protegida. Fue un choque de esperanza, escuchar el corazón de Thony latir con fuerza sobre su pecho, o sentir la fuerza de su abrazo pareció ser lo que había necesitado desde que mi vida se empezó a desmoronar. Era como estar en el final del calvario, como si de ahí en adelante todo fuera a mejorar, se sentía haber delegado el problema a los hombros de otro, algo que a pesar de no gustarme, me estaba ayudando a pensar que podría respirar con tranquilidad, sin esa sensación de ahogarme constantemente.

—Nos vamos —oí decir a Anthony, y segundos después se alejó de nosotras. Nos observó con seriedad —, no van a permanecer más en esta mierda, me las llevo conmigo —suspiró y sacudió su cabello con frustración para luego clavar su mirada en el piso —. Tenía pensado esto desde hace un tiempo, pero quería organizar todo mejor, pero ahora no hay tiempo —elevó su rostro y nos dio una sonrisa de suplica —. No me lo hagan difícil y solo tomen lo más importante para irnos cuanto antes, ¿esta bien?

Centro de rehabilitación para enamorados (Completa) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora