Capítulo 15

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Karina limpió otra de sus lágrimas con disimulo mientras mantenía la cabeza inclinada hacia delante mirando su regazo.

—Es que yo quiero estudiar, viajar... pero él no deja de repetir que mis metas son egoístas y que necesitamos tener un hogar.

Su voz sonaba rota, como alguien que ya no sabía como salir a flote y solo podía transmitir su agonía. Todos la escuchamos con atención, hoy había llegado llorando al club, sus ojos estaban tan rojos que estaba segura había llorado por horas antes de llegar a la reunión.

—¿Tú crees que eres egoísta? —preguntó Agustín con voz suave.

Karina negó con lentitud sin levantar su mirada y volvió a limpiar otra de sus lágrimas, tomó un nuevo pañuelo de la caja que Matías le tendió al entrar y se sonó la nariz.

—Yo solo tengo diferentes gustos que él, pero lo amo, en serio lo amo y él dice que si lo amo debo abandonar los estudios cuanto antes e irme a vivir a su casa —sorbió por la nariz —. Carlos no es malo, lo sé, siempre fue bueno conmigo y me apoyó cuando mi madre me trataba como una niña, pero quizás necesito cambiar y pensar en él también.

Creo que todos pensamos lo mismo en aquel momento, ese tal Carlos era un idiota, pero como juzgarla... ella lo amaba.

—Quizás él tenga razón.

Me volteé hacia Paula, al igual que todos allí. Ella estaba recostada en el respaldo de su silla con los brazos cruzados, traía el cabello en una media cola, dándole un aspecto angelical, pero su expresión era de indiferencia total. 

Karina la observó atónita, como si no creyera lo que acaba de escuchar. ¿En serio una chica así podía estar a cargo de personas en situaciones allí?

—¿Dices qué debo dejar mis sueños por cumplir los de él? —esta vez la voz de ella no salió rota, sino que enfadada —Pues que mierda de consejo.

—No es un consejo —aclaró Paula —. Solo te digo lo que crees que quieres escuchar pero que acabas de darte cuenta que no te gusta nada.

Ya entendía por dónde iba la cosa. Estaba diciendo en voz alta aquello que ella quería escuchar para que se diera cuenta de que era una mierda de consejo.

Karina mordió su labio y sollozo.

—No puedo dejarlo —confesó mirando a cada uno de los presentes —, en serio lo amo.

Ella estaba tan rota, se le podía notar a kilómetros, sabía que él no estaba siendo justo, sabía que no iba a ser feliz con lo que Carlos quería, pero allí estaba... deseando que alguien le diera buenas razones para hacer lo que su novio quería y tener la esperanza de que era la mejor decisión.

—Kari —la llamó Matías con una sonrisa dulce. Ella clavó sus ojos en él con angustia —, aunque te guste un anillo, si no es del tamaño de tu dedo, no te servirá. No importa cuánto lo intentes, no importa si te lo lográs poner, terminará cortandote la circulación y necesitarás dejarlo. Y nunca fue tu culpa, el que no fue hecho para ti fue el anillo.

Sonreí con tristeza observando a Matías, su sonrisa no se había ido. Aquello había sido una de las cosas más reales que había escuchado.

Karina asintió tras otro sollozo y le pasó el balón a Marcos a su lado.

Para que entiendan, al llegar nos entregaron un balón, quien lo tuviera era la persona que tendría la palabra, podíamos decir lo que se nos ocurriera, sea contar lo que nos pasaba o simplemente decir algo sobre nosotros. El primero fue Agustín, él cual nos contó de forma muy alegré como se había enamorado de una chica a los dieciséis y esta lo había engañado con su mejor amigo en aquel momento. Nos contó cómo se sintió de miserable y poca cosa, como creyó que el del problema era él y no el hecho de que ella era una persona que no lo valoró y respeto. También nos dijo que había entrado al equipo de fútbol y al gimnasio para demostrarle a ella lo que se había perdido, y al final había aprendido que aquello era literal, ella lo había perdido y él había ganado. Su frase había acabado con "Igual no le guardo rencor, sigue con mi ex amigo y van a tener un hijo" , aunque no parecía dolerle, si había dado una pequeña sonrisa de nostalgia, luego le pasó el balón a Karina, y ya todos sabemos en que desembocó, a pesar de que al inicio repitió una y otra vez que no tenía nada que decir, no había soltado el balón hasta que estalló en llanto y comenzó a contar su historia.

Centro de rehabilitación para enamorados (Completa) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora