Golpeé con rabia el escritorio ocasionando que mi laptop se moviera con brusquedad. Solo me quedaban seis meses para entregar el mejor y más brillante artículo para el periódico escolar, era mi última oportunidad de mostrar la razón por la cual merecía una beca. El problema era que a pesar de haber tenido demasiadas ideas, cada una fracasaba aún pero que la anterior. A la presidenta del periódico escolar, mi lunática hermana mayor, no lograba convencerla al cien por ciento nada.
A pesar de que ella solo tenía un año más, diecinueve, estábamos en el mismo grado, por desgracia a los quince años se contagió de un virus realmente fuerte que la tuvo en cama por cuatro meses, haciendo que perdiera el curso y que yo tuviera que soportar compartir mi último año escolar con ella.
—Si haces eso de nuevo no tendrás donde escribir tus artículos.
Hablando de roma, la burra se asoma.
Giré mi rostro y la observé molesta, Savia se encontraba con la cadera recostada en el umbral de la puerta de mi recámara, llevaba puesto su pijama de color negro que consistía de un short y una blusa de tiritas, dejando ver su cuerpo de modelo... literal. Su cabello castaño claro caía a la altura de sus hombros, parecía haberse peinado minutos atrás, sus ojos grandes me observaban divertidos con una sonrisa de burla que se deslizaba por sus pequeños labios y unos pequeños hoyuelos hicieron aparición en sus mejillas ante aquella acción.
—Sabes que los dos anteriores eran buenos, manipulaste a los miembros para que no los aceptaran —gruñí mientras giraba con mi silla de escritorio y quedaba frente a ella observándola.
Savia suspiró con pesadez.
—¿Crees qué tengo tanto tiempo libre como para hacer eso? Ellos no los aceptaron, al igual que yo, porque no nos convenció. Ya te lo he explicado, no quiero saber la vida de las animadoras, ni que se siente trabajar en un local de comida rápida... quiero saber algo que sea exclusivo, algo que casi nadie sepa, algo original y llamativo. Que investigues, que te infiltres si es necesario, quiero algo que la gente no pueda dejar de leer.
Bufé totalmente frustrada.
—¿Una secta? —sonreí con malicia —Creo que sería más fácil matarme tú en vez de mandarme a que meta en cosas raras.
La loca frente a mi sonrió divertida.
—No es mala idea lo de la secta —hizo una mueca —Pero lamentablemente es bastante imposible... demasiados requisitos, y sabes que no eres buena mintiendo.
Abrí la boca indignada y me crucé de brazos.
—Si lo soy, soy muy buena mintiendo, soy una genio mintiendo, soy asco de lo buena que soy...
—Naira —me interrumpió pensativa —entonces busca una secta y sé parte de ellos —sugirió con seriedad.
Ruedo los ojos, odiaba que se burlara de mi, y más en esos momentos donde lo único que tenía en mente era mi falta de ideas.
—Claro, vete... necesito seguir pensando y organizando, tus chistes no ayudan más que para pensar en formas dolorosas de asesinarte.
Con solo dos grandes pasos llegó a mi y tiró de mi cabello con demasiada fuerza, haciendo arder mi cuero cabelludo. Froté la zona afectada con una de mis manos mientras que con la otra le dí un puñetazo en la pierna de la idiota con la que compartía ADN.
Gimió de dolor y sonreí satisfecha. Pero rápidamente se recuperó y se inclinó hacia mi, como si fuera a contarme el secreto que se escondía en el área 51.
—Jamás se me hubiera ocurrido ayudarte ya que sabes que no está en mis deberes como hermana —susurró con sus ojos verdes iluminados cerca de mi rostro —pero se me ocurrió una idea tan genial que no puede ser desperdiciada —se puso recta y colocó uno de sus dedos en su barbilla pensativa, mientras observaba a la nada.
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Centro de rehabilitación para enamorados (Completa) ©
Novela JuvenilNaira solo quiere paz, tranquilidad y conseguir la beca para la Universidad. Por eso decide crear el mejor artículo para el periodo escolar, y se infiltra al club anónimo de su colegio: El Centro de rehabilitación para enamorados. Cuando su mayor pr...