Capítulo 52

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Luego de llegar con las pizzas, o la pizza y media que dejamos con Thony luego de comer lo demás en el camino, Sabrina nos ofreció ver una película a todos. Al inicio acepté sin muchas ganas, pero para la mitad de la peli ya nos encontrábamos todo comentando sobre ella y cuál sería el final. Muchas eran las teorías, y era divertido ver a Fabricio y Thony discutir como dos niños pequeños, ahora entendía por qué mi hermano se había discutido tan fuerte con mi padre aquel día, realmente apreciaba a Fabricio, se notaba el cariño que ambos se tenían.

Al acabar con ese agradable momento, para mi grata sorpresa, me dirigí junto a Savia a la recámara. La cama de dos plazas nos esperaba tan desordenada como la habíamos dejado, nuestras maletas en la esquina de la habitación me hacían recordar lo de noches atrás y el aroma a limón que expulsaba el aromatizante de ambiente era refrescante. El lugar no tenía mucho a decir verdad, se trataba de un placard pequeño, pero que para las pocas cosas que traíamos servía, una cama de dos plazas contra una de las paredes, una mesa de luz con una lámpara en forma de tigre y una alfombra con rosas en el suelo.

En silencio ordenamos la cama y nos pusimos nuestros pijamas, tomamos nuestras respectivas laptops y sentamos en la cama con la espalda apoyada en la pared. Luego de unos quince minutos, pude notar que Savia no había dejado de moverse, movía sus piernas, pies, se acomodaba, suspiraba. Ya cansada de aquello, hable:

—A ver, ¿qué pasa? —volteé mi rostro para observarla.

No dijo nada, sus dedos siguieron tecleando y sus ojos clavados en la pantalla con seriedad. 

Suspiré, creyendo que no iba a responderme,pero cuando fui a volver a lo mío volteó su laptop y me mostró algo en la pantalla.

Era la página de una agencia de publicidad muy conocida, la recordaba muy bien porque nuestra madre no paraba de nombrar y decir lo increíble que sería si Savia fuera aceptada por ellos. No paraba de mandarle fotos, mail y curriculums de ella, algo en lo que mi hermana no estaba de acuerdo, pero tampoco se negaba. 

Fruncí el ceño y quité mi mirada de la pantalla para observarla. Sus ojos claros me observaron con nervios mientras lamía sus labios con lentitud, preparándose para lo que iba a decir.

—Fui aceptada.

Un contrato con ellos era el comienzo de algo grande si se sabía aprovechar, los pagos eran millonadas, las oportunidades incontables... en otras palabras, el sueño de muchas, pero no el de Savia.

—¿Qué vas a hacer?

Sabía la respuesta, pero no quería opinar sin que ella lo pidiera. En la situación en la que estábamos aceptar trabajar con ellos sería la salvación, pero también significaba que tuviera que abandonar sus verdaderos sueños.

Ella apartó el aparatejo de sus piernas y lo dejó a un lado para observarme.

—Sabes que debo aceptar —soltó con frustración —. Thony podría acabar la universidad, tú ingresar a la que quieras sin necesidad de una beca y yo solo debería detener los estudios por unos años.

—No, no debes hacerlo —afirmé —, yo conseguiré un trabajo y veré como consigo la beca, no puedes hacer algo que no quieres...

—Niara —me interrumpió —, tú y yo en este momento somos unas simples chicas con estudios básicos. Los trabajos que conseguiríamos serían muy mal pagados, no podríamos estudiar y costear gastos de casa, comida, servicios básicos. A Thony le faltan dos años para recibirse, y tú bien sabes que a pesar de los estudios que ya tiene, no ha podido conseguir trabajo de secretario siquiera. 

Tome aire, pensando en como hacerla entender que no podía hacer algo que no le gustaba. No era justo que se metiera esa responsabilidad en los hombros para que Anthony y yo pudiéramos cumplir nuestras metas.

Centro de rehabilitación para enamorados (Completa) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora