El murmullo fuera de la habitación no era molesto, pero si lo suficientemente alto como para lograr despertarme de un corto sueño, como todos los que había tenido en las noches pasadas. Las ganas de salir de aquella cama no existían, las ganas de nada no existían, solo quería quedarme durmiendo todo el día, pero tenía claro que no era algo que pudiera suceder. Primero por el hecho de que estaba en una casa que no era la mía, y a pesar de que Sabrina y Fabricio nos estaban tratando como parte de su familia, la incomodidad seguía existiendo.
Anthony nos estaba manteniendo, hacía una semana que él se estaba haciendo cargo de nosotras, y casi nos cortó la lengua cuando dos noches atrás habíamos hablado con él para dejar el colegio, teníamos claro que no vivimos del aire, que la recámara de invitados en la casa de su amigo y novia no era un lugar seguro para siempre, que necesitábamos trabajar para solventarnos, y para eso lo "mejor" era dejar el colegio, al menos hasta que estuviéramos más en equilibrio, pero Thony se negó rotundamente. Había conseguido trabajo en un local de comida rápida, se iba a la mañana a la universidad, de ahí al trabajo ocho horas y luego llegaba exhausto a hacer tareas y dormir.
Verlo así nos partía el alma, no tenía que sacrificarse él solo, por lo que junto a Savia decidimos que buscaríamos un trabajo de medio tiempo. Si ambas lo encontrábamos y Thony podría rebajar su horario también a medio tiempo, las cosas serían más fáciles. No viviriamos como reyes ni nada parecido, pero al menos la comida, la luz, el agua y el gas lo tendríamos. Aunque tuviéramos que dormir en el piso.
Así que volteé mi cabeza y soplé sobre el rostro con lagañas de mi hermana. La vi y oí murmurar algo inentendible y como si fuera un zombie se puso de pie, tomó su neceser y se dirigió fuera de la habitación al baño.
Por mi parte observé a los pies de la cama como Bundo dormía tranquilamente y tras un resoplido me puse de pie, visualicé la ropa que había preparado el día anterior sobre la silla de plástico blanco y no tardé nada en vestirme con ella. Minutos después Savia ingresó a la habitación ya peinada y maquillada, era mi turno de arreglarme.
Unos diez minutos después ambas estábamos en la mesa de la cocina, junto a Thony, Sabrina y Fabricio. Ambos chicos hablaban de una tarea que debía entregar la próxima semana, Savia estaba con la mirada clavada en su celular y Sabrina corregía tareas de sus alumnos. Si, Sabrina era una profesora de la Universidad a la que asistía Anthony y Fabricio. No era profesora de ninguna de sus clases, así que al parecer no era ningún problema para la institución, algo interesante a mi parecer, creía que eso era algo que por obvias razones estaría prohibido, pero no. Mientras ambas partes fueran mayores de edad, todo perfecto.
—Hoy haré horas extras —informó Anthony luego de acabar con su charla y nos observó a Savia y a mi con seriedad —. Lleguen temprano.
Nos habíamos librado de nuestros padres, pero no de una autoridad que esté a cargo de nosotras.
—Tenemos que atender un tema del periódico hoy —comunicó Savia.
Anthony suspiró.
—Y yo además necesito ir a otro club —intervine.
Otro suspiro fue liberado de sus labios, y Sabrina rió divertida sin apartar su vista de los papeles frente a ella.
—Esta bien, pero me avisan cuando lleguen.
Hoy, me tocaba renunciar a dos cosas que me gustaban. Una de ellas era mi pasión, el periódico, otra de ellas, había sido un lugar que no supe apreciar y utilizar de la manera correcta. Hacía una semana y media que no asistía al CDRPE, Matías no había parado de mandarme mensajes y querer hablar conmigo en los recesos, pero me escapaba, lo evitaba o daba excusas absurdas. No me sentía con las fuerzas suficientes para contarle lo sucedido, y no quería mentirle sobre mi desaparición del club, mis vistos a sus mensajes o las pocas ganas de hablar que tenía. Pero sabía que debía afrontar todo en algún momento, y ese momento era en un par de horas.
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Centro de rehabilitación para enamorados (Completa) ©
Novela JuvenilNaira solo quiere paz, tranquilidad y conseguir la beca para la Universidad. Por eso decide crear el mejor artículo para el periodo escolar, y se infiltra al club anónimo de su colegio: El Centro de rehabilitación para enamorados. Cuando su mayor pr...