Me había desvelado escribiendo el artículo sobre el CDRPE y uno más corto que saldría la próxima semana sobre la comida saludable en la adolescencia, justo yo y comida saludable, era una falta de respeto cuando me iban las hamburguesas, la pizza y estaba pasada de peso. Debido a ese desvelo, me fue imposible no maldecir a todos cuando el celular comenzó a timbrar de forma desesperada, como si la persona que mandaba esos mensajes estuviera en una urgencia y yo fuera su única salvadora. Gruñi y lo tome desbloqueando la pantalla, solo había dormido tres horas y me despertaba con aquello a las... ¡¿8 de la mañana?! ¿Un sábado? Oh por dios, mataría a quién había enviado todos esos mensajes. Al entrar, fije mi vista en el grupo Estudio , 25 mensajes, esperaba fuera algo realmente importante. Entré ansiosa por leer lo que decía, pero solo me encontré con "Buenos días" "¿Cómo están?" "¿Bien y tu?" y una charla para nada interesante entre Eduardo y Samara ¿Sería qué era por qué ambos escribían? No lo sabía, pero estaba por salir del chat para poner el grupo en silencio, cuando un mensaje llegó a él, Matías.
El coqueteo por privado.
Reí, no era coqueteo, pero había sido una linda manera de decirles que dejaran de acosarnos a mensajes.
Chicos, el grupo es para temas de el grupo, evitemos mensajes irrelevantes, pueden crear un grupo especial para conocerse, lo cual es un amuy buena idea.
Esa había sido Paula, ella era más directa y seria, Agustín y Matías parecían unos niños a su lado.
Silencie el grupo como era oportuno y me volví a acostar para seguir durmiendo al menos, hasta las nueve, la reunión para el periódico era a las once, por lo que levantarme a las ocho era una abominación. Deje el teléfono a mi lado y me acurruque en mi cama, disfrutando de la suavidad de las sabanas, cuando el maldito celular, el cual estaba pensando seriamente en tirar por la ventana, timbro nuevamente.
Bufé, indignada y lo tomé para ver de quién se trataba. Era un mensaje de Matías, fruncí el ceño y me puse boca arriba entrando al mensaje.
Matías:
Pica.
Eleve ambas cejas, entre divertida e incrédula.
Naira:
¿Pica?
Matías:
Así es, estás leyendo en el grupo pero no escribes, que feo.
Naira:
¿Seguirás acosandome? Que feo, viniendo de alguien de alto rango en un lugar tan conocido.
Matías:
No es acoso, es simple interés.
Naira:
¿Interés?
Fruncí el ceño confundida.
Matías:
Interés en que me pases pases tu lista de reproducción en Spotify.
Reí, totalmente incrédula ante él. Me estaba escribiendo por una simple lista, a las ocho de la mañana y como si fuéramos amigos de toda la vida.
Naira:
No uso Spotify, lo que escuchaste fue la radio.
ESTÁS LEYENDO
Centro de rehabilitación para enamorados (Completa) ©
Novela JuvenilNaira solo quiere paz, tranquilidad y conseguir la beca para la Universidad. Por eso decide crear el mejor artículo para el periodo escolar, y se infiltra al club anónimo de su colegio: El Centro de rehabilitación para enamorados. Cuando su mayor pr...