MARIONETAS DEL DESTINO

Capítulo 1

Ingrid llego a la universidad, la lluvia le había arruinado su día, llegaba tarde, cuando llovía todo se retrasaba, su celular no dejaba de sonar. Era su compañera de la Universidad.

— ¡Hola marica donde te metiste!, Alexa te está buscando, esa vieja se le salió el demonio. Muévete, ponles motor a esas cuatro letras y muévete.

—Marica ya voy llegando. Estoy super empapada, no tengo seca ni los interiores y tu jodiendo.

Llego al salón y le entrego el trabajo a Alexa. Esta ni la saludo. Ingrid se sentó en el pupitre se concentró en la clase, trato de secarse. Tenia frio, le tocaba quedarse toda la mañana así, como un pollo mojado.

Almorzó un sándwich con gaseosa, espero en la cafetería que siguiera la siguiente clase, se ahorraba lo del pasaje y el tiempo. Seguía lloviendo.

Vio venir a Alexa, la chica popular, la que no le faltaba nada y se divertía pisando los sueños de los demás.

—Mira allí esta la perdedora de Ingrid. Dijo Alicia

—Esa vieja que le pasa, esta como fumada. Dijo Carolina

—Hermosas, necesito hablar con Ingrid me da un espacio, nos vemos al rato. Dijo Alexa.

El grupo de chicas se disolvió. Alexa fue a donde Ingrid.

—Hola. Que haces. Le dijo sonriente.

—Aquí pasando el tiempo.

El chico popular de la facultad se les acerco.

—Hola chicas, que tal, todo bien, el saludo de beso a cada una de ellas.

-Ustedes parecen gemelas de no ser por tus gafas de nerd, podría jurar que son hermanas.

Alexa lo abrazo y le dijo: -No creo, tan chistoso jajay me rio. Lo miro amenazadora

—Bien mujeres hermosas las dejo.

Alexa miro a Ingrid. Le sonrió mientras la jalaba por un brazo obligándola a sentarse junto a ella.

—Te tengo una propuesta, una propuesta indecente. Pero te conviene.

—Jajá, que necesitas.

—No te rías, te voy a mejorar tu vida. Mira te voy a tomar una foto. Le coloco el brazo encima de sus hombros y se prepararon para tomar una selfi.

—Mira es que tengo que salir del país, por un tiempo y necesito que me reemplaces.

—Así y como seria eso lo dijo sin creer lo que escuchaba. Se quedo en modo estatua.

—Bien, todos los que nos ven juntos dicen que somos parecidas, no idénticas.

Alexa le quito las gafas a Íngrid y se las coloco.

Se tomaron una selfi de nuevo.

Las dos se asombraron, si tenían parecido.

—Necesito es que digas que sí. Te alejas un poco de la u, yo tampoco voy hacer el semestre que sigue. Yo te indico como debes actuar, solo obsérvame, me reemplazas.

-—¿Tu papa y tu mama, se van a creer el cuento?

—No, mi papa y mi madre están fuera del país, es mi futuro marido, el no me conoce, matrimonio arreglado, nos casamos hace ocho meses y en la noche de bodas viajo a Seúl y ni ha vuelto, tu te quedaras en nuestro apartamento, solo nos hablamos por Wasap. Ese ni sabe el timbre de mi vos, yo te voy a dar una clase de cómo ser yo, las primeras semanas, me llamas yo te auxilio, pero después te toca sola.

—Bien y no te importa que intimide con tu marido... en la cama. Tú sabes.

—No por ahora no, pero no te vayas a enamorar. Esa es mi única condición, el es un hombre muy interesante. No tenemos el mejor trato, es como una lija, se cree un ser superior. Yo no le hago caso, si él dice blanco yo digo negro, por eso no vivimos juntos, somos polos opuestos, las dos familias no dejan que nos divorciamos.

—No. no se mi familia, ¿cómo le hago?

—Te pago toda la universidad, te pago los gastos de tu familia, te regalo una casa, escógela.

Ingrid no salía del asombro, una casa, esa eran palabras mayores.

—La casa podría tener una tienda, un café internet, una papelería de barrio

—Donde la quieras. ¿Tú la escoges?

—Bien eso si me interesa, cuando empiezo.

—Al finalizar este semestre, yo también voy a posponer el que sigue.

Ingrid se fue a su casa. Al llegar vio a su madre, estaba peleando con su hermano.

-—¿Hijo, no te has ido?, necesito que vayas!, se que no te gusta, pero tienes que trabajar por medio tiempo, lleva el uniforme, te cambias y te vas a estudiar.

—Madre, es que me pagan muy poquito. Don Carlos es muy malgeniado.

—Hijo yo sé, te juro que voy a buscar un mejor trabajo. Estoy en eso, le estoy echando muchas ganas.

-—¡Hola familia ya llegué!

— ¿Hola hija como te fue? -Aquí peleando con este mocoso, no quiere ir al taller de don Carlos.

—Déjalo madre, ¿Luis como te ha ido en el colegio?

—Mas o menos, con lo del taller, no me va muy bien.

—No vayas, dedícate hacer trabajos, solo dedícate a estudiar.

—Madre podemos hablar un momento, tengo algo que comunicarte.

Ingrid se fue con su madre hacia la cocina.

-—¿Hija estas muy misteriosa que pasa?

—Madre mira que me ofrecieron un empleo, es interna. No puedo venir a visitarte muy seguido.

— ¿Hija y tu universidad?

—Madre, por ahora ya se acabo el semestre. Tengo que trabajar para seguir estudiando. Mi jefe nos deja vivir en una de sus casas, allí puedes colocar una tienda, o una cafetería, un restaurante.

—Qué maravilla, hija, pero será verdad tanta dicha. Recuerda que nadie vende un caballo por bueno y hace rico quedándose pobre.

La señora Azucena tenia miedo de que sus hijos tomaran un mal camino, la pobreza a veces obliga a tomar malas decisiones.

Enci Silva