Capítulo 22

40 3 0
                                    


Azucena se sentía en deuda con su hija, pero no podía dejar que ella le destruyera el hogar a su hermana. Alexa no venia por ella, cuando se entero que ella su madre, le dijo:

—Hija, lo lamento, te raptaron, yo te busque, pero no pude aparte, me resigne porque tu nueva familia te daría todo lo que yo no podría darte,

—Mira no se cual es tu lio, tu no eres mi madre, ni yo soy su tu hija. No puedes cobrarme el haberme llevado nuevos meses en tu vientre. Piensa que no me encontraste, es mas dame por muerta. Nuestras vidas se dividieron hace tiempo.

—Hija como puedes decir eso, solo sale odio de tu boca.

—No dramatices, deja el show que no hay tarima. Suerte. Yo seguiré mi vida, vete con tu hija. Aprovecha ahora ella tiene dinero, poder.

Diciendo esto se alejó. Azucena se dejo derrumbar en una silla, lloro, jamás pensó que el encuentro con su hija fuera así.

Pasaron dos meses, Ingrid tenía ocho meses de embarazo y apareció Alexa esta vez quería vivir con ellas. Azucena no era boba se notaba que Alexa quería hacerle de cuadritos la vida a Ingrid.

—Hija, este no es mi hogar, yo tengo una casita en el barrio Hipódromo. Allí tengo una cafetería.

—Jajay ay madre como podría vivir en el barrio Hipódromo. Es una broma.

—Mira Alexa si lo que quieres es recuperar el tiempo que perdiste con mi madre lo mejor es que lo hagan allí. Alejandro no lo va a permitir.

—A mi me vale tu o el idiota de tu marido, yo vengo es por mi madre, si quieres vivir con ella te toca que vivir conmigo, dos por el precio de uno. APROVECHA LA OFERTA.

Ingrid se sentó en el sofá no podía creer lo que decía Alexa.

—Hija no te preocupes yo me voy, voy a llamar a Alejandro, tu tranquila. No te preocupes no te vaya a hacer daño.

Azucena llamo a Alejandro y lo puso al tanto de lo que pasaba.

—No se preocupe señora Azucena, ya mismo pido a la agencia una señora para que cuide a Ingrid, usted llévese a Alexa, ese si es el verdadero peligro.

Azucena cogió su cartera y se despidió de Ingrid, de su nietecito sobándole el estómago.

—Vamos hija recuperemos nuestro tiempo. A ti te falta humildad. No tuviste una buena educación.

—Mire señora, no creerá que yo iré para ese moridero. Ni loca

—Bien yo voy para mi casa, si quieres sígueme, hazlo que quieras.

Ingrid las vio salir a alas dos mujeres. Lloro triste. Alexa la odiaba, siempre la envidio, ahora la odiaba.

Alejandro la llamo.

—Hola expósita.

—Hola esposito. Lo dijo con un hilito de voz.

—Esposita mira que te contrate una señora para que te acompañe, se ve que es muy eficiente. Ella te va a ayudar. Tu madre en estos momentos no puede. Deja que se quede con Alexa, ese demonio de hermanastra que tienes solo se va a dedicar a molestarte, por favor no le contestes. Por el bien del bebe déjala con tu madre.

—Ale no lleva ni dos horas que se fue mi madre y ya la extraño.

—Esposita no eres si no una consentida, deja ser tan egoísta, tu hermano te la presto, pero él también la necesita.

—Si tienes toda la razón. No llegues tan tarde, si por fa.

—Bueno ya voy para allá. Prométeme que te vas a calmar, sin llorar, sin preocuparte, piensa en él bebe.

—Esta bien, ya estoy mejor. Té amo.

—Yo también.

—Yo también que.

—Linda te dejo, estoy en una junta de socios.

Ingrid colgó. Se acostó en la cama, la llamaron de la portería Alexa estaba haciendo un show en la portería.

EncI Silva

MARIONETAS DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora