MARIONETAS DEL DESTINO

Capítulo 29

Alexa llamo a Susy. Le timbro varias veces, Susy no le contesto. Alexa se levanto de su silla tomo un pisa papel de vidrio tañado que encontró sobre el escritorio de la administradora. se dirigió al vitral, tomo el pisa papel y lo lanzo contra el vitral, este se partido en varios pedacitos cayendo al piso. La administradora aterrada llamo a la seguridad del centro comercial. Rompió varias vitrinas, cogió varios vidrios con la suela de sus botas, rastrillo contra el mármol. Bruno la miraba aterrada, la tomo por la cintura y se la llevo, al salir rompió el televisor y un exhibidor. Salió corriendo cogida de la mano de Bruno se dirigieron a la escalera de Incendios. Bruno paso por el pie de un extinguidor lo tomo, rompió el vidrio y activo la alarma de incendio, el centro comercial era un caos, la gente corría al escuchar la alarma de incendios. Alexa y Bruno se confundieron con la gente que corría.

Alexa conocía a un Ingeniero de multimedia, fueron con Bruno, le pagaron para que jaqueara la pagina web de la Boutique. La jaquearon, crearon perfiles falsos para escribir comentarios sobre la calidad de las telas, de la demora en el tiempo de entrega, de la poca seriedad de los administradores.

Susy llamo muchas veces a Alexa estaba vez ella era la que no contestaba.

—Socias en perdidas y ganancias ella lo dijo. Dijo Alexa soltando una carcajada.

—Ale, no se como escapamos de la policía. Dijo Bruno.

—No te podrás quejar que nuestra relación es monótona. Dijo Alexa.

—Señorita Alexa y que planea para hoy, que vamos hacer, me preparo par asaltar un banco, jaquear una cuenta, salir huyendo por una ventana. Bromeo Bruno.

—Hoy voy a llamar a mi madre biológica me voy a despedir, me voy y me demoro. Jajaja bromeo Alexa.

—Para donde nos vamos.

—Tu propuesta sigue en pie, dijiste que fuéramos a una isla solo los dos.

—Claro. Estoy disponible.

—Vámonos, para donde sea, quiero huir, si no me voy terminare convirtiéndome en un asesino, Mi siguiente objetivo es Roberto. Si no me mata yo lo mato, pero ninguno de los dos podemos vivir en el mismo lugar.

—Vámonos. Voy a comprar los boletos, dame tu cedula, tu pasaporte y nos vamos. Tranquilízate.

Bruno y Alexa viajaron a una isla, se dedicaron a bucear, surfear. Alexa jugaba en la playa volibol. La familia de Bruno estaba preocupada de que el estuviera con Alexa, presionaron para que el se fuera de nuevo a estudiar al exterior.

Alexa regreso a cumplir su sueño de inaugurar su panadería. Contaba con la ayuda de Ingrid y Alejandro, le ayudaron a vender los cuadros a Alexa, Pasaron varios días Ingrid no dormía muy bien. Alejandro le compro una silla para que durmiera semi sentada. El acomodo junto a la cama. Alejandro la tomaba de la mano dormía pendiente de Ingrid.

Azucena y Alexa estaban haciendo una torta de Zanahoria invitaron a Ingrid. Alexa entusiasmada saco del horno la torta la desmoldo y la dejo

enfriar.

—Ingrid mira como se ve, deliciosa, hermanita esto te va a encantar

—Hermanita, se ve deliciosa. Ingrid no se sentía muy bien tenía un dolor bajito. Comió la torta, fue al baño, se sorprendió porque orino demasiado. Salió asustada.

—Madre no me siento muy bien. Tengo un dolor bajito.

—No te preocupes hija, solo respira lentamente.

—Señora voy a llamar al señor Alejandro.

En unos minutos llego una ambulancia por Ingrid. Azucena se fue con ella, Alexa y Sandra fueron al apartamento por las cosas del bebe y pijamas para Ingrid.

Alejandro llego a la clínica. Alfonso y Roberto también fueron hacia allá al recibir la noticia. La familia se preparo para la llegada del nuevo miembro.

Nacido un niño, su estatura y peso fueron normales. Ingrid sufrió mucho con los dolores del parto. Alejandro como todo padre primerizo se encontraban muy nervioso.

—Hijo siéntate, le vas abrir un hueco al piso dijo Alfonso

—Ven siéntate nos tienes mareados de aquí para allá dijo Alexa.

Alejandro se sentó en una silla, en dos segundos estaba caminando de nuevo.

—Viejo men, siéntate, cálmate nos tienes nerviosos, mírate estas sudando. Te va a dar un infarto.

—No... que espera tan cruel. No nos dicen nada. Se quejo Alejandro

Enci Silva