La señora se apresuró a servirles algo de comer. Pescado frito, arroz y petacona.
—La ceñito quiere.
—Claro mija sírvale, eso no se pregunta. Dijo José
Ingrid observo a la mujer, era una señora como de cuarenta años, estaba vestida con un vestido estampado, una mujer morena alta, delgada, pelo negro con algunas canas.
Le ofreció en un plato plástico un pescado frito, arroz y una tajada de plátano verde.
—Gracias Señora. Me puede regalar algo de tomar.
—Claro seño, llámeme María Engracia, y a usted como la llaman. Le dijo ofreciéndole un vaso de agua con panela y limón
—No sé, no quien soy, no se de donde vengo, ni para donde voy. Lo dijo se llenó de tristeza y lloro.
—Perdió la memoria, no se preocupe. Eso pasa cuando uno se asusta, No se preocupe niña, esta con personas buenas pobres pero buenas.
María Engracia se agacho y le tomo una mano.
—No se preocupe, dele tiempo al tiempo, ahora esta confundida, pero la mente de los seres humanos es como el mar, se va y vuelve, jamás se queda quieta. Cuando menos usted espere, se va a recordar, todo, todito llegara a esa linda cabeza.
Ingrid acabo de comer, se quitó las medias, estaban mojadas, sucias, olían a pescado. Al quitarse las medias se dio cuenta que tenia varios billetes entre sus pies. María Engracia la estaba observando.
—Tienes dinero, sin memoria, pero no tan abandonada, el señor dinero te acompaña. Escóndelo muy bien. Mañana te acompaño a comprar ropa y zapatos.
—Gracias María.
—Acuéstate allí, mira en este rinconcito yo te acomodo un petate y a dormir, mañana será otro día mijita.
Ingrid se acomodo en una especie de colchoneta, echa con esterilla. Se arropo con una sábana. Cerro los ojos, sentía como el piso se movía, estar cuatro horas en el barco tenia sus efectos, se movía sola, soñó que nadaba con rapidez, se esforzaba por mover rápidamente los pies. Sus brazos le dolían y sus piernas ya no podían más, se despertó asustada. Era de día estaba el niño mirándola.
—¡Ama, ya se despertó! Me esta mirando feo. ¡Ama! Grito Luis corriendo hacia su madre.
—Como le amanece niña. Quédese tranquila. Le dijo ofreciéndole un vaso de agua.
Ingrid se acordó de la noche anterior, de la señora del niño, no veía al señor.
—Bien. Dormí bien. Gracias.
—Miga el desayuno es lo mismo que lo de anoche, pescado, plátano y café.
Ingrid no se acordaba que desayunaba. Recibo el plato que le ofrecía María y comió. Le agradaba el sabor del pescado frito. Crujía entre sus dientes. Se bebió el café sorbo a sorbo.
—Miga yo tengo una comadre que lee las cartas, si quiere ella viene y se las lee. Ella cobra por leerlas. Pero tranquila hija, yo la invito a almorzar y ella nos la lee gratis.
Ingrid no tenía idea de lo que hablaba María, pero asistió con la cabeza.
María hizo una sopa de plátano verde. Le echo pescado. olía delicioso.
—Mija esta sopa me quedo poderosa.
Llego la señora Rosa, se sentó a almorzar en una butaca, una mesa improvisada de madera rustica, se quedó mirando a Ingrid, la observo como un bicho raro.
Ingrid se sentó al pie de María y Rosa, Almorzaron, al terminar de almorzar se sentaron en el piso. El piso era de madera.
—Niña parte la baraja dijo Rosa después de barajar varias veces la baraja.
Ingrid tomo las cartas y el partido en dos partes iguales.
—Niña tienes buena vida. Dijo Rosa mientras colocaba varias cartas sobre la mesa.
—No comadre, es el pasado que ella quiere saber.
—El pasado. Me toco, tocara barajar de nuevo las cartas.
—Si... Quiero saber sobre el futuro, pero hágame el favor y me habla de mi pasado.
—El futuro esta bueno niña. Ese bebe que espera será una bendición para usted. Serán una familia muy unida. Solo tendrá que tener fe.
—Bebe, yo. yo estoy embarazada. No... No puede ser.
—El ceñito está embarazada.
—Si, tiene la barriga llena de huesos.
Ingrid lloro. Se cogió la cabeza con sus manos. Las lágrimas cayeron sobre la mesa.
—No. mijita, no te partas el alma. Todo día tiene su afán.
—No se quien soy yo. No me acuerdo de nada, tengo dentro de mi un ser que depende de mí.
—Si eso todo esta claro. Barajo las cartas. Pártelas de nuevo. Empezó a colocar varias cartas en la mesa.
—El pasado comadre. Necesitamos algo sobre esta criatura.
—Si. Nada cuadra, todo está muy oscuro, es una niña. Fue raptada. No Fue criada por sus papaces, sale un anciano protector. El la quiere proteger. El pasado se internas con el futuro. Te a tocado sufrir mucho. Pero créeme, escúchame lo dijo tomándola por la cabeza. ESTE NIÑO SERA TU SALVACION. Tu suerte cambio.
Enci Silva
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MARIONETAS DEL DESTINO
Mystery / ThrillerIngrid, era una joven estudiosa, callada, encerrada en si misma. Desque tenía razonamiento le había tocado abrirse paso por la vida luchando. Su madre y ella luchaban para sobrevivir, las dos trabajaban, por más que lo hacían no podían salir del fon...