Capítulo Final.

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No podía dejar de mirar tal escena.
Estaba congelada, no sabía que hacer,¿Debía dar media vuelta y marcharme?

Una parte de mi pensaba que Nayeon quería esto, ella quería que otro la tocase, quería a Jaebeom en ella, si no no estarían a solas encerrados en un baño.

Me sentía engañada... aunque no fuera así.

Sin embargo, mi otra parte sabía que esto no era correcto. Conocía a Nayeon...
Conozco su cuerpo, sus muecas, sus movimientos, conozco hasta lo más mínimo de ella.
Cada pequeño detalle mi cuerpo lo reconoce y esta vez estaba segura de que Nayeon no estaba de acuerdo con las acciones de Jaebeom.

Te voy a romper la cabeza, desgraciado. —Pensé.

—P-Para por favor...—Escuché su voz entre los fuertes sollozos que salían de ella.

—Mmmh...bebé..~—Murmuró Jaebeom.

Tomó las piernas de Nayeon y las apretó con fuerza, dejando un rastro rojo de sus manos sobre la piel de la chica.

—B-Basta...

—Shh...—La hizo callar mientras introducía una de sus manos debajo de su vestido y comenzó a tratar de quitar su ropa interior.

Lentamente deslizó con fuerza sus bragas por sus piernas, ni siquiera quitándolas completamente. Con desesperación las rompió un poco para hacerlas a un lado, así seguidamente intento con rapidez comenzar a desabrochar su pantalón.

A este punto Nayeon ya había dejado de forcejear. Se rindió.

—¡SUÉLTALA MALDITO IMBÉCIL! —Logré alzar la voz al salir de mi trance.

Tanto mi estatura como mis brazos, eran la mitad de lo que eran los de Jaebeom, sin embargo eso no me importó.
No sé de dónde y cómo logré reunir fuerzas, pero lo hice.

Me abalancé sobre Jaebeom con valentía, y comencé a forcejear con él. Finalmente conseguí agarrarlo de su camisa con fuerza para lanzarlo hasta el otro extremo de la habitación, separándolo por fin del cuerpo de mi amada Nayeon.

—¿Pero qué mierda? —Dijo Él frustrado.
Sin embargo decidí no prestar atención a sus palabras.

Nayeon seguía en el lavamanos, y una vez estuvo libre no bajó de ahí.

—¿Bebé? ¿Estás bien? ¿Te hizo algo? —Pregunté con desesperación.

Nayeon no dejaba de llorar y no contestó a ninguna de mis preguntas, se limitó a esconder su rostro entre sus manos para evitar que la viera llorar.

Verla así, vulnerada de tal manera me rompía el corazón.

De alguna forma me sentía responsable por esto. Si hubiera estado con ella, si me hubiera quedado a su lado nada de esto hubiera pasado.

—¡¿Qué mierda?!—Continuó Insultando Jaebeom logrando sacarme de mis pensamientos. —¿T/n? Pero que mierda te pasa, ¿Acaso no te aburres de ir a donde no te llaman? —Dijo volviendo a acercarse donde estábamos Nayeon y yo. —Por si no te molesta estábamos en medio de algo y no creo que quieras mirar. —Se burló.

—Sal de mi maldita vista antes de que te mate, hijo de puta. —Intenté contener mi rabia lo más que pude, pero sería inútil.

—¿Eh?—Se hizo el desentendido.—¡Venga! ¡Nayeon dile algo! ¡No ves que está mal pensando todo esta estupida!

Nayeon hizo caso omiso a sus palabra, y con desesperación puso sus manos en sus oídos, intentando aislarse de todo.

—No des un maldito paso más Jaebeom... —Le advertí.

Juntémonos a ensayar. (Nayeon y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora