🤍Capítulo 01/ Un día como cualquier otro /

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🤍BARCELONA, JULIO 2019...

La alarma de mi celular sonó a las seis de la mañana en punto, me levanté para darme una ducha rápida, ayer domingo fue el cumpleaños de una de las chicas del trabajo, por lo tanto nos quedamos hasta las cuatro celebrando todas las chicas, los dos barman y Ramón.

Es por eso que puse la alarma a las seis y no a las cinco y media de la mañana como es costumbre, debía darme prisa si quería llegar a tiempo a la cafetería. Se supone que debo llegar a las siete y media todos los lunes para ordenar un poco.

Cuando ya estaba vestida, peinada y maquillada salí rápidamente de mi habitación hacia la cocina donde mi tía estaba desayunando tranquilamente, mire la hora en mi celular eran las seis con cuarenta y cinco minutos.

—¿Desayunas conmigo guapa? —alzó su taza con café humeante.

—Hoy no tía, voy tarde... Ten un excelente día —bese su mejilla y tome mi bolso—, te quiero —le sonreí dirigiéndome a la puerta para salir del departamento.

—También te quiero guapa, ten un lindo día... —salí y cerré la puerta, bajé rápidamente por las escaleras y le envié un mensaje de WhatsApp a Mari.

Cris Serrano: Buenos días hermosa, ¿pasas por mi hoy al departamento? Espero que tu respuesta sea un sí, porque no usaré el autobús hoy... Te quiero mi Panterita❤️

Al salir a la calle comencé mi caminata, la verdad es que medio caminé y medio trote hacia la cafetería que estaba a exactamente cinco cuadras de mi hogar. Hoy definitivamente no quería usar el autobús, porque sé que al momento de sentarme caería dormida.

Después de mi pequeña maratón de treinta minutos llegue a la cafetería, por poco y no alcanzo a llegar a la hora. Cuando entré al lugar me faltaba un poco el aire.

—¿Corriendo de nuevo, Serrano? —me exalté un poco al oír la voz de mi jefa.

—Sí, bueno, no es malo un poco de ejercicio mañanero. —sonreí encogiéndome de hombros.

—En eso no te discuto —sonrió amable—, pero no debes correr para llegar a tiempo, sabes que sólo debes avisarme si vienes tarde. —mi jefa es demasiado amable y comprensiva.

—Lo sé, pero no me gustaría abusar de su confianza en mí —guarde mi bolso y me coloque el mandil—. ¿En que la ayudó?

—Sólo hay que ordenar y limpiar un poco las mesas, de la cocina se encargará Raúl.

—Vale...

Y así comenzó mi día, ordenando y limpiando las quince mesas de la cafetería. Antes de abrir ya tenía todo como debía estar, me acerqué a la caja registradora para tomar una libreta y lápiz, los guarde en el bolsillo del mandil y suspire.

—Buen día, Cris. —se acercó a besar mi mejilla.

—Buen día Raúl, ¿cómo está tu hija?

—Mucho mejor, gracias por preguntar. —me sonrió antes de volver a la cocina.

La mañana fue bastante ajetreada, como cualquier lunes. Las personas hoy habían sido bastante generosas con la propina, y no sé si era porque yo les simpatizaba o porque yo les daba pena, parecía un zombie al caminar. Sí, el maquillaje es maravilloso para ocultar eso pero lamentablemente no logra ocultar el cansancio físico real, por lo que siempre debo mantener una sonrisa encantadora.

A las diez de la mañana todo se había calmado un poco y mi jefa me obligó a tomar una taza de café muy cargado. Mientras lo tomaba llegó una notificación a mi celular, era un mensaje de Mari.

🤍Corazón de tiza🤍 [CONTENIDO ADULTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora