🤍Capítulo 11/ Cena de profesores /

794 34 0
                                    

🤍BARCELONA, NOVIEMBRE 2019...

Esta semana fue bastante tranquila, hoy ya es viernes y me encuentro de camino a mi apartamento.

En unas horas debo presentarme en un restaurant, donde según supe, se lleva a cabo una cena de profesores, al parecer la hacen dos veces al año y esta es la primera del año, también es obviamente la primera a la que asisto y debo admitir que estoy un poco nerviosa por eso. No tengo idea cómo comportarme en una cena de ese tipo, mucho menos sé de qué se habla, espero no meter la pata.

Estos días han sido bastante, ¿cómo decirlo...? Un tanto complicados, en el sentido de que es bastante difícil mirar a Felipe e ignorarlo, cada vez se me hace más complicado esto de llevar una relación maestra-alumno, sana y normal.

Y tengo que decir que Felipe no me lo hace nada fácil, no sé qué le picó ahora pero cada vez que pasa por mi lado en el pasillo, cuando está en mi clase o almorzando me envía un jodido mensaje, no sé si soy yo la que está alterada o paranoica con esto pero estoy muy segura que si sigue haciendo eso alguien lo notará, sin contar que es muy probable que César ya sepa lo que ocurre entre nosotros, Felipe insiste en que él no le ha dicho nada, y cree fervientemente que César no se aguantaría callar, le diría al instante que sabe lo que escondemos.

Pero claro, además de eso, puedo decir que fue una semana relajada.

Al llegar a mi departamento me adentro a la habitación, necesito dormir un poco antes de la famosa cena. Estoy acojonada, debo admitirlo.

No sé cuánto tiempo dormí exactamente, porque me costó un poco conciliar el sueño, pero puedo decir que la siesta fue la decisión más acertada de mi día.

Me adentro en el baño, me despojo de las prendas que cubren mi cuerpo y me doy un baño de mínimo media hora. Que sensación más relajante cuando las gotas de agua caen sobre el cuerpo, joder, en definitiva esto era lo que necesitaba.

Salgo del baño con el cuerpo cubierto por una toalla. Me adentro a mi habitación y juro que casi me da un infarto, o quizá me dio uno y ya estoy muerta. Llevo una mano a mi pecho, mi garganta duele un poco por el grito que pegué hace unos segundos, tengo el corazón latiendo a mil por segundo. Al menos creo estar viva.

—¡HOSTIA! —miro medio enfadada, medio alterada a la intrusa—. ¿Qué jodido problema tienes, Mari? ¿Es que acaso quieres matarme de un puto susto?

—Deja el drama, no es mi culpa que tú te asustes por todo. Coño, que sólo estoy sentada en tu puta cama.

—¡Me cago en todo, Mari! Joder, que entré al baño y no había nadie en el puto departamento, y apareces tú de la nada. ¡Eres como una jodida ninja!

—Sí, debería buscar trabajo de... —frunce el ceño y me mira—. Ese no es el punto, que ya me desvíe... Vine aquí para darte una mano, debes dejar una buena impresión en tu cenita, así que a poner manos a la obra. —aplaudió emocionada, ¿es idea mía o acaba de decir cenita?

—No es necesa... —se puso de pie y caminó directamente hacia mí.

—A callar. Estoy aquí para ser una buena mejor amiga, déjame hacer mi arte...

—Como sea... —me senté en la cama y comencé a secar mi cabello con la toalla que había dejado en mi habitación.

—Ponte lo que deje en la cama, me gusta como te queda ese conjunto... —asiento, conozco tanto a Mari que sé que no debo llevarle la contra porque jamás ganaré—. Cuéntame, ¿cómo van las cosas con tu prometido?.

—¿Prometido? ¿De qué cojones hablas? —en ocasiones pienso que Mari vive en una realidad alterna.

—El crío ese, ya sabes, el que te dio ese anillo.

🤍Corazón de tiza🤍 [CONTENIDO ADULTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora