🤍Capítulo 30/ Te elijo a ti /

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🤍BARCELONA, NOVIEMBRE 2020...

Todo el tiempo que estuvo Mari en el parto yo estuve en la habitación aburriéndome a morir, mi tía salía de vez en cuando para preguntar cómo iban las cosas. Mari llevaba exactamente cuatro horas intentando que los mellizos salieran al mundo, según se hay mujeres que pueden tardar más de doce o catorce horas.

Eran pasadas las doce del mediodía cuando el doctor me dijo que a la una de la tarde podría salir de esa habitación. La felicidad me embargó por completo, aunque creo que solo lo hizo porque le roge que me dejara salir con el alta, porque necesitaba estar al pendiente de Mari.

Por lo que sé la familia de Diego, la madre de Mari, Pablo, Blanca, Ramón y Ali son quienes están en la sala de espera ansiosos por que la noticia de que David y Marcos nacieron llegara a sus oídos.

Yo lo único que quiero en este momento es conocerlos, tenerlos en mis brazos porque sé que ellos me darán la felicidad que justamente necesito ahora.

Cuando ya era la una de la tarde me estaba vistiendo con la ropa que Diego me había traído, no puedo creer lo atento que es y no sé si es así porque es su personalidad o porque quiere ganar puntos conmigo. Pero definitivamente esto me hace quererlo más como el novio de mi mejor amiga, ella merece a un buen hombre como Diego. Esa será una linda familia, y espero que él no se vuelva un capullo de un día a otro, porque juro que si le hace algo a ella o a los mellizos yo lo castro, y sí, lo haré literalmente.

Al momento de estar lista salí de la habitación, no me sentía del todo bien pero sólo era el cansancio o lo que sea que te da cuando pasas un día, o unas cuantas horas en el hospital porque te desmayaste. Y obvio, también está el hecho de que me lavaron el estómago, de sólo pensarlo me da un asco terrible.

Cuando llego a la sala de espera literalmente una avalancha de personas se acerca a mí, haciéndome sentir pequeña, incómoda y un poco insegura, siento muchas manos abrazándome, y muchas voces preguntándome cómo estoy.

Hablo con Ali, Blanca, mi tía y Ramón. Les cuento todo lo que ocurrió desde que entré al Diosas del Olimpo anoche, hasta esta mañana cuando a los mellizos les dió por querer salir al mundo.

Entonces pasa. No lo vi venir, realmente me tomó por sorpresa.

Siento unos brazos envolverme, me abraza tan fuerte como si quisiera repararme o quizá fundirse conmigo. Le devuelvo el abrazo porque sé quién es, siento su perfume y puedo reconocerlo.

—No lo sabía, cuando llegué aquí me dijeron. —susurra en mi oído.

—Está bien, no es para tanto. —le quito importancia, porque por el momento no quiero siquiera recordar porqué acabé aquí.

Y de un segundo a otro se aleja un poco, con ambas manos toma mi cara y lo hace; me besa, sus labios tocan los míos por varios segundos a lo que yo le correspondo el beso, sus labios se sienten suaves contra los míos, nos besamos por unos segundos hasta que me doy cuenta que no siento nada más que remordimiento al besarlo. Es como si estuviera besando un maniquí, frío, sumándole que siento el estómago revuelto y el pecho apretado. Sólo puedo pensar en él...

Juro que no es malo besando, el problema soy yo. Sí, yo soy el problema.

Me separo de Pablo, lo empujo delicadamente con ambas manos en su pecho. Él me mira esperando mi reacción, o eso es lo que creo porque eso parecen gritar sus ojos.

—Debo confesar que he querido hacer eso desde hace mucho tiempo. —susurra, parece incómodo.

Pi... Lo siento, pero yo no... —desvió la mirada sin parar, de un lado a otro, nerviosa.

🤍Corazón de tiza🤍 [CONTENIDO ADULTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora