🤍Capítulo 10/ Un lindo despertar /

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🤍BARCELONA, NOVIEMBRE 2019...

El sonido de una notificación en mi móvil me saca del arduo trabajo en el que estaba metida.

¿Qué es lo que hago? Estoy intentando cocinar, intento hacer Waffles y si no lo sabían soy un desastre.

Suspiro por novena vez en un minuto, esto no está funcionando. Es en momentos como este que necesito a mi tía, pero ella se encuentra en Madrid y dudo mucho que regrese pronto.

Desde que tengo el trabajo en la universidad ella se siente con más libertad para desaparecer por semanas o meses, es una locura porque para mí ella es libre desde siempre, jamás espere que cambiara, retrasara o se negara a vivir su vida por mí, aún así, ella lo hizo y precisamente ahora está viviendo su vida como debía hacer hace años.

Es sábado, y quedé con Felipe para almorzar, decidí que yo prepararía todo. Mala decisión. Trabajé en una jodida cafetería, Raúl, el cocinero siempre que podía me enseñaba sus recetas y al tener buena memoria recuerdo las recetas prácticamente al cien por ciento. Pero eso no es de gran ayuda, pensar hacerlo y finalmente llevarlo a cabo no es lo mismo, soy buena pensando en las recetas e imaginando el producto final. Pero en definitiva, soy pésima al hacer cualquier cosa demasiado elaborada en la cocina, es triste, lo sé.

Un ruido me saca de mis pensamientos, golpes, golpes en la puerta. No, no, no por favor. Que no sea Felipe, necesito más tiempo, una semana si es posible.

Camino hacia la puerta, sospecho que soy un desastre andante. Y la expresión divertida del chico detrás de la puerta sólo hace que mis sospechas sean confirmadas.

¿Eso que veo es Felipe intentando esconder una sonrisa burlona? ¿Quiere reírse de mí? Claro que quiere reírse de mí, instintivamente mi ceño se frunce.

—Guapa, me encantaría comer lo que sea que estás haciendo de tu cuerpo, pero dudo que esto —con su pulgar quitó algo viscoso y blanco de mi mejilla—, se coma crudo.

Indignada volteó y me dirijo a la cocina para seguir con mi misión imposible. Tom Cruise estaría decepcionado de mí si no logro terminar con esto... Jo, ya estoy delirando.

Observó cada rincón de la pequeña cocina, mierda, esto es un puto desastre. Hay harina por todos lados, hay un poco de mezcla de los Waffles en la encimera, la máquina esa donde se supone debo poner la mezcla está cerrada, y... ¿Está saliendo humo?

¡COÑO, QUE SE QUEMA EL JODIDO WAFFLE!

—¡Me cago en la puta! —me acerqué rápidamente para abrir la jodida maquinita.

—¿Con esa boca besas a tu tía, guapa?

—No jodas ahora, Felipe —bien... No se quemó, no del todo... Hice un waffle...—. ¡Hice un Waffle!

La felicidad de tipo entusiasta me hace cometer gilipolleces, y bueno...

—Sí, bueno, no creo que debas dejarlo en el piso... —miro hacia el suelo con una mueca triste, mi obra maestra terminó en el suelo.

—¡No te quedes ahí! ¡Ayúdalo, está agonizando! —mi repentino grito hizo que Felipe saltara del susto y abriera los ojos de par en par, cuando procesó lo que le había gritado me miró con el ceño fruncido—. Anda, mueve el culo y ayúdalo, es mi obra maestra, ya lo siento como mi hijo.

—¿Sabías que eres bastante mandona?

—¿Sabías que eres muy malo ayudando en la cocina? —contraataco.

—Si, eso lo tengo más que claro. La cocina no es lo mío y veo que tampoco es lo tuyo...

Touché... Sí, bien, pediré comida a domicilio.

🤍Corazón de tiza🤍 [CONTENIDO ADULTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora