16

49 10 6
                                    

- ¡Vanessa, baja a comer! - gritó su madre. Vanessa limpio sus lágrimas y ocultó el video en una carpeta secreta. Ahora entendía que ella no tenía la culpa por nada, James era un imbécil y había recibido su merecido. De cualquier manera, no se arrepentía de cortar su cabello, sentía que lo necesitaba. Bajó a la mesa donde sus padres esperaban. Rezaron y empezaron a comer.

- ¿Por qué te pusiste el pijama tan temprano? - le preguntó su padre.

-Ya no vamos a salir, aparte el vestido es incómodo- respondió Vanessa. Su padre le dió la razón. Después de eso la atención de sus padres se centró en temas de la iglesia. Al parecer una parte de la estructura se había dañado y se tendría que reparar o de lo contrario la cerrarían por seguridad.

Vanessa había dejado de escucharlos. Se preguntaba acerca de la reacción de sus amigos ante su corte de pelo. Además, tenía muchas dudas acerca de su sueño de cómo se habían conocido. Le daba curiosidad como su mente le enseñaba pequeñas partes de su vida.

-Vanessa ¿Estás escuchando? - preguntó su padre. La chica alzó la vista y vio que los dos adultos la miraban directamente.

- ¿Qué? - preguntó.

-Decíamos qué el próximo fin de semana iremos al lago- dijo su madre. Vanessa recordó que su madre había mencionado que antes iban mucho.

-Si, está bien- se limitó a contestar. Finalmente acabó de comer y subió a su habitación. Pasó toda la tarde dibujando, nada en especial. Se dio cuenta de lo aburrida que era su vida. No tenía nada que hacer. La noche llegó junto a la cena. Vio la televisión con sus padres un rato y subió a dormir.

Su sueño no logró recordarlo al despertar. Sentía que la habían abrazado, pero no pudo recordar quien.

-Me llamo Vanessa Hudgens. Tengo 18 años. Soy hija única. Han pasado 466 días desde que desperté sin memoria- se dijo cuando despertó. Iría con sus amigos para pedir explicaciones de su sueño. Bajó y se encontró con su madre. Las dos desayunaron y al terminar Vanessa salió de casa. Ya no tenía necesidad de llamar pues ya tenía su juego de llaves oculto en la mochila. Cuando llegó solo estaban Jacob y Tamara quien abrazaron a la chica.

-Te ves muy bien con el pelo corto- le dijo Tamara. Vanessa se había puesto una diadema blanca para acomodar su cabello.

-Gracias- dijo la chica.

- ¿Ya estás mejor? - le preguntó Jacob. Vanessa asintió y abrazó al chico.

-Muchas gracias por defenderme, te quiero mucho Jacob- le dijo. Sintió como su amigo la abrazaba.

-No pasa nada peque, siempre te defenderemos de idiotas como James- le dijo.

-Bueno, tenemos que ir a la plaza porque me llamaron al estudio y necesitan ayuda aparte de un modelo masculino y uno femenino ¿Me ayudarían? - dijo Tamara. Vanessa asintió y Jacob dijo que estaba bien. A la chica le gustaba la idea de caminar con sus amigos, se llevó su mochila. Salieron de la casa y se dirigieron a la plaza.

- ¿Como nos conocimos? - preguntó Vanessa. Los otros dos la vieron con nostalgia.

-En la escuela, creo que hicimos un trabajo o algo así- dijo Jacob. Vanessa les contó su sueño. Como se habían conocido, acerca de la noche de películas y el pequeño problema que tuvo con sus primos.

-Pues sí, creo que si fue una exposición para lo que nos juntamos- dijo Jacob.

-También Jacob y Annie se metieron en problemas por lo de tus primos. Lo único bueno fue que ya no te molestaban tanto- dijo Tamara. Ya habían llegado a la plaza, caminaron al segundo piso. El estudio de Tamara era muy bello, tenía un escaparate que exhibía trajes y vestidos. Entraron donde más ropa se veía. Maniquíes se extendían a ambos lados del local, al fondo había un mostrador donde estaba la caja registradora y un cuaderno. Detrás del mostrador había una puerta de donde salió un chico, tenía una cinta métrica en el cuello, sus ojos eran marrones y su cabello iba pintado de blanco.

Nunca Los Quise OlvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora