El corazón de Vanessa latía con rapidez mientras los nervios inundaban su cuerpo. Escuchaba el murmullo de la televisión proveniente del cuarto de sus padres mientras ella guardaba unas cosas en la mochila. Sus llaves, una linterna, su libreta, su celular y varias cosas más. Tenía miedo, quería cambiarse de ropa e irse a dormir, pero tenía que hacer esto. Era necesario.
Tenía el mapa a la mano y aparte en el celular tenía el destino marcado. Respiró un par de veces sacando el pedazo de lata del hueco del suelo, recordó como Richard le había enseñado a sacar el seguro. El murmullo se apagó a eso de las once y el plan de Vanessa empezó.
Primero acomodó almohadas para que pareciera que alguien estaba acostado. Puso seguro en su puerta y se dirigió a la ventana con la mochila en la espalda, un temblor se extendía por todo su cuerpo, pero eso no evitó que sacara el seguro con mucho cuidado para no hacer ruido. Eso era la parte fácil, lo que le seguía era lo más difícil y era bajar por la tubería sin caer. Primero sacó un pie y lo recargó en la tubería, tenía miedo de caer, pero con cuidado sacó el otro pie y salió poco a poco. Una vez fuera cerró la ventana para después bajar lentamente. Calculó cuando ya casi llegaba y saltó aterrizando de pie.
Miró hacia arriba, no se notaba que hubiera escapado y ninguna luz se encendió así que sus padres no se habían dado cuenta de su ausencia. Caminó hacía la cerca de su casa, había dejado su bicicleta ahí y no en el garaje con la excusa de que la lavaría al día siguiente. Le quitó la cadena y miró una vez más hacía su casa. Una parte de ella quería regresar, volver a la cama y hacer como si nada hubiera pasado pero la otra parte sabía que necesitaba ir. Así que empezó a avanzar, se alejó varias calles y observó atrás. No se veía el auto de sus padres ni nadie quien la siguiera. No había gente en la calle, solo los postes de luz la iluminaban. Para calmarse un poco se colocó sus audífonos y subió el volumen de la música.
A pesar de llevar una sudadera tenía frío. El aire golpeaba su rostro y la hacía lagrimar. Vio la salida del pueblo, se detuvo un instante para sacar el mapa. Trató de recordar como salía del pueblo en el auto mientras discutía con sus padres, pero nada le venía en mente. Algo seguía bloqueado.
-Aquí vamos- dijo para sí misma. Colocó la linterna entre un tubo de la bicicleta para que pudiera alumbrar el camino. Avanzó con desconfianza al inicio. Siguió hasta que ninguna luz más que la de su linterna se veía en el camino. Durante unos minutos sintió como si la siguiera algún auto, pero al ver alrededor no había nada.
Se detuvo de repente, vio el metal dañado. Estaba a media hora el pueblo. Ahí habían chocado, lo sabía. Se acercó a esa parte dañada, eran unos rasguños que apenas se notaban. Les pasó la mano por encima, trató de recordar algo, una sensación o una voz, pero nada le venía a la mente.
Tomó su bicicleta y se alejó de ahí. Le faltaba muy poco para llegar al internado. Paso un auto, pero no pareció notarla, ella sintió nervios, aunque al ver que el auto la ignoraba por completo se calmó.
Finalmente, frente a ella se mostró el internado. Se veían algunas luces encendidas pero ningún ruido salía de ahí. Vanessa escondió su bicicleta en unos arbustos y tomó la linterna. Era una casa muy grande como una mansión y en la entrada tenía la inscripción "Internado de las Hermanas de la Paz". Se acercó un poco a la puerta viendo entre ventanas una gran habitación.
- ¡No me pueden separar de ellos! ¡Menos dejarme sola aquí! - escuchó que algo en su mente gritaba. Un recuerdo, giró la vista a la carretera y casi pudo visualizar el auto. Su madre de copiloto y ella de pasajero. Su padre bajaba y caminaba a la entrada. Se quedó congelada, sentía como si lo estuviera viendo en persona. Sentía otra vez la desesperación del momento.
Escuchó unos pasos en la habitación, giró la vista viendo como una mujer pasaba. Echó a correr hacia los arbustos. Observó cómo la mujer salió, iba vestida con un habito color crema. La mujer se asomó y miró a ambos lados del camino, después regresó y cerró con seguro la puerta principal. Vanessa respiró un poco, unos nervios la hacían temblar. Se acercó siendo más sigilosa, se asomó un poco pero no vio a nadie más. Empezó a rodear la estructura, había un patio, pero un muro de concreto lo rodeaba. Caminó mientras se guiaba con la linterna, aunque a veces la apagaba por escuchar pasos. Tomó algunas fotos de partes que se le hacían conocidas. No supo cuánto tiempo pasó, sentía que habían sido varias horas. Regresó a la entrada, sólo había recordado muy poco, pero se sentía bien por haber ido ella sola. Lo necesitaba.
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Nunca Los Quise Olvidar
Teen FictionEl momento más importante en grandes películas es cuando el personaje principal pierde la memoria. Ya sea por qué olvidó aquellos secretos que salvarían al mundo o por que no reconoce a su amor de verano. Pero, ¿Qué pasa cuando una persona común y c...