XV

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No pude pegar un ojo esa noche en el modesto hotel donde nos alojamos. Los mensajes fueron y vinieron minutos después de habernos instalado, “A salvo.”, decían puntuales y breves.

Sam me notó raro, más de lo usual, pero lo atribuyó a la traumática situación que viviésemos un par de horas atrás y se durmió rendida poco después de apoyar la cabeza en la almohada. Sin tener que cuidar mis pensamientos, finalmente pude relajarme un poco para volver a la tarea imposible que me había sido encomendada. No había forma de elegir a quién sacrificar, sin embargo un nombre surgió casi de inmediato como si fuera completamente prescindible: el pobre de Owen. Era consciente que no era menos que nosotros y nadie merecía morir, pero llegado el caso extremo de no haber otra salida que apuntar mi dedo hacia alguien y condenarlo a lo que creía una horrible y agónica muerte, él sería el elegido. Podría escoger a Hailey, sin embargo ella nos era de utilidad por su capacidad de detener el tiempo aunque no siempre lo lograse. Además me caía mejor que Owen.

Sam giró dándome la espalda. 

“Tiene que haber una forma.”, pensé. “No puedo decidir sobre la muerte de alguien, no podría vivir con semejante culpa. Owen no es un mal sujeto, simplemente forma parte de un pésimo momento. No elegiré a nadie, lo enfrentaremos. Si ha de suceder entonces moriremos como hemos vivido los últimos tiempos: juntos. Algo seguro surgirá que nos salve. Al menos eso espero... No dejaré de creer en ello.”, concluí al girarme para quedar dormido luego de un buen rato.

Temprano en la mañana me desperté mucho antes que Sam. Decidí contarle acerca del nuevo trato que efectué e indagar sobre los momentos que pasó a solas con Flazkret y Fren, sin duda aportaría una pista por pequeña que ésta fuera.

- Buenos días… -dijo al abrir los ojos y desperezarse.

- Buenos días, dormiste bien.?

- Considerando las circunstancias, sí. Aunque tuve un loco sueño acerca de ti matando a Owen… -rió.

- Eh… hay algo que quiero contarte.

Se sentó en la cama con una adusta expresión en su rostro, expresión que fue empeorando a medida que avanzaba mi relato.

- Estás loco.?! No aprendiste nada de la última vez.?! Sigues haciendo tratos a nuestras espaldas y para colmo ahora tienes que matar a uno de tus amigos.! –exclamó casi histérica.

- Yo no…

- No seas idiota, Franz.! Aunque tú no jales el gatillo apuntarás el arma.! –afirmó ya histérica por completo.- Y Owen estará del otro lado, ahora entiendo el sueño. Por qué él, por qué no Hailey o alguno de nosotros.?

- Me pareció el más… indicado.

- “Inútil y prescindible.”, dilo.! Eso es lo que estás pensando.!

- Qué querías que hiciera.? No aceptó mi muerte a cambio, era uno o todos.! Simples matemáticas.!

- Matemáticas.! Hailey tiene razón: tú y Erik toman la muerte muy a la ligera. Creo que la oscuridad está logrando su objetivo, el balance se está rompiendo cada vez más y ahora ustedes están contribuyendo.

- Sam, no creerás que somos asesinos de sangre fría… Las cosas que hicimos las hicimos en defensa propia o por necesidad extrema.

- Niegas haber sentido el placer de la venganza al matar a Bergen.? O que disfrutarías asesinando a Eldrich, Flazkret y Fren.?

- …

- El que puedas hacerlo no te da el derecho de hacerlo, Franz. Nadie decide sobre la vida de nadie, ni ellos ni nosotros ni nadie. La venganza no es más que rebajarse a actuar aún peor que aquellos de los que te vengas.

Crónicas de las sombras (Saga Ayden, parte III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora