XXIX

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Hacía varias horas que habíamos despegado dejando atrás la tierra, los pueblos, las ciudades, las luces, la gente… y nuestro hogar.

Sam dormía profundamente en su asiento al igual que el resto, a excepción de Ayden, Ethan y yo quienes no parecíamos ser capaces de conciliar el sueño o, en el caso de Ethan, no poder bajar la guardia. Su mirada estaba fija en algún punto de la parte trasera de la cabina. Sophie estuvo hablándole largo rato y el solo asentía con la cabeza en forma rítmica. Fue Sam quien me hizo notar con una sonrisa que tenía los auriculares puestos y en realidad escuchaba la música y no a ella. Aunque Sophie no pareció darse cuenta o simplemente no importarle. Estaba sentada a su lado, fuera de peligro y eran capaces de conversar al menos unos instantes.  Y eso ya era un gran avance. 

Ayden me indicó un par de asientos libres más atrás, sin duda quería conversar para pasar el rato. Hizo la misma seña a Ethan, sin embargo el solo levantó su mano en una clara indicación de que estaba plenamente conforme con su actual situación y compañía.

- Tienes idea de a dónde vamos.? –pregunté al sentarme.

- Escocia. Es todo cuanto pude averiguar. –respondió apoyando un libro en su regazo.

- Algo es algo… sigues leyendo esos cuentos raros.? –reí al indicar la portada de su más reciente copia de “Vampire Diaries.”

- Son interesantes, te hacen pensar acerca de cosas que suceden sin que lo sepas.

- No me dirás que en verdad crees que esas criaturas existen.?!

- Sería pretencioso no admitir la posibilidad.

- Y qué te hace pensar eso.?

- Nosotros existimos, Franz. Por qué ellos no.?

- … tienes razón. –admití.

- Aparte son historias llenas de romance, de batallas entre luz y oscuridad donde las cosas toman un giro cuando menos lo esperas.

- Ayden, así son nuestras vidas hace ya tiempo.

- Es verdad. –sonrió- Quizás alguien algún día relate nuestra historia.

- Si es que alguien sobrevive para contarla.

- No seas pesimista.! –exclamó al golpearme con el libro.

- Ok, viviremos felices, comeremos perdices y leeremos las aventuras de Franz Kloster y sus amigos.

- Y por qué no de Ayden y sus amigos.?

- Porque a  mí se me ocurrió primero el título. –reí.- En verdad estás segura de que todo terminará bien.?

- No tengo dudas al respecto.

- …

- Bueno, tal vez algunas. Pero soy optimista.

- …

- Ok.! Espero que salgamos vivos.! Contento.?!

- No.  Pero me reconforta que compartamos el mismo temor. Aunque todo saldrá bien.

- Seguro.? –sonrió.

- Su atención por favor, estamos pasando un área de tormentas. Abróchense los cinturones, habrá turbulencias. –anunció el capitán en tanto la azafata despertaba los adormilados y se aseguraba que llevasen el cinturón de seguridad colocado.

Las nubes negras rodearon el avión. Los motores aceleraron repentinamente a lo que parecía ser su máxima potencia. Empezamos a dar tumbos como si estuviésemos manejando por los viejos caminos polvorientos de los Allen., solo que aquí los saltos eran de varias decenas de metros.

Crónicas de las sombras (Saga Ayden, parte III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora