XXV

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Los días siguientes no fueron sencillos entre el duelo por perder a Soren y Erik que evitaba a su padre constantemente, tanto que mi relación con los míos parecía la mejor del mundo. Aún con Sam tratando de calmarlo y convencerlo dándole una segunda oportunidad y la posibilidad a ella de tener una familia completa, Erik se mostraba reacio a cualquier tipo de acercamiento a Jack Taylor.

- Sé que no soy el más indicado para decirlo, pero… no crees que al menos deberías hablar con él.? –pregunté una noche mientras jugábamos un partido de ajedrez bajo las estrellas.

- Mira quien habla… -dijo irónico al mover un peón.

- Al menos les hablo, admito la posibilidad de que en un futuro las cosas mejoren.

- No les hablas: les ladras. Y el futuro lejano que mencionas se ampara en la realidad de que no exista un futuro. Jaque.

- Qué hay de tu hermana.? –pregunté al cubrir mi rey.

- Ella es libre de hacer lo que quiera.

- Pero sin ti no es lo mismo. –argumentó Sam aproximándose con Ayden.

- Lo siento. Pero no pienso cambiar de parecer.

- Y qué hay de mamá.? Ella tampoco tiene la culpa. Imagina la sorpresa cuando sepa que está vivo.!

- Sorpresa.? –rió.- Es solo lo que precederá al homicidio.! No tenía idea de que tenía un hijo y creía muerto a su marido cuando en realidad vivió una vida aparte. Y no solo eso: sus hijos resultamos ser dos fenómenos por parte de padre.! Qué diremos en nuestras reuniones familiares.? Hoy tuve un buen día, solo maté cinco demonios y tres cadáveres… creo que el fin del mundo no está tan cerca. Ah, Ayden manda saludos; estaba exorcizando un depósito, Franz desapareció un edificio entero al eliminar un espectro que intentó dañar a Sam y ella, que está a trescientos kilómetros de aquí, me está diciendo que no olvides alimentar su gato. En resumen, todo normal.

- No tiene por qué ser así, Erik. Una vez que esto acabe podremos  llevar una vida común y corriente como Jay y Karen.

- La bella y la bestia.? Los que tienen una hija bruj… hechicera.? Jaque.! Y no intentes calmarme, Franz tenía razón: tengo derecho a estar enfadado.!

- Erik, tranquilízate. Nos preocupamos por ti, eso es todo. –acoté volviendo a resguardar mi rey.

- Te diste cuenta que todos los que se preocuparon por nosotros, incluidos nosotros mismos, hicimos un pésimo trabajo.?

- Somos humanos, nos equivocamos…

- Lo somos.? Jaque mate. –dijo al levantarse e irse enfurruñado seguido por Ayden.

- Fue una discusión inútil. –afirmé.

- No, ganó la partida. –sonrió Sam- Y sé que está pensando en lo que dijimos, sobre todo tú.

Ella al principio tampoco quería a su padre cerca, después de todo nunca estuvo presente. Pero su deseo desde pequeña por conocerlo más allá de una foto y los verdaderos sentimientos y pensamientos que Jack no podía ocultarle le habían dado una enorme ventaja a la hora de entenderlo y perdonarlo, cosa que Erik aún era incapaz siquiera de pensar.

El día siguiente decidí pasar más tiempo con mis padres, no podía pregonar ni bogar por algo que yo mismo no hacía. Descubrí de quién heredé mi mal carácter, mi peculiar sentido del humor, algunas actitudes y una buena parte de mi personalidad. 

Jay se mostraba contento al ver que la paz y el diálogo poco a poco retornaban a su maltrecha casa, sobre todo porque estaba harto de tener que reconstruir cada hogar que habitó por culpa de demonios, brujas o hechiceros. Ya sea por las constantes charlas, los tés de Karen, la influencia de Sam o la insistencia de Ayden, Erik finalmente comenzó a acercarse a su padre. Primero de forma tajante y formal compartiendo tácticas y datos de batallas, luego consiguiendo información y  entrenamiento sobre sus particulares dones y por último escuchando su versión completa de por qué lo abandonó de semejante forma. 

Crónicas de las sombras (Saga Ayden, parte III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora