XXIV

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Solo lo conocía por fotos, sin embargo no había dudas de que se trataba del padre de Erik. El hasta ahora difunto Jack Stewart Taylor estaba parado a escasos metros, era un calco avejentado de su hijo.

Enfundó el arma debajo de su abrigo y luego me ayudó a levantarme.

- Déjame ver, tengo experiencia con las heridas. –dijo al examinar el orificio que me atravesaba casi a la altura del hombro.

- Tú… usted… está…. Muerto.?

- Nah, a menos que sea un muerto muy saludable. –sonrió.- Ayden hizo bien su trabajo, tu herida está casi curada por completo. Intenta no forzar el hombro por un par de días, Franz.

Para cuando estuve en pie, mi padre y Erik estaban con nosotros. Uno parecía sorprendido y contento de verle, el otro estaba pálido y completamente desencajado.

- Jack.? En verdad eres tú.? –preguntó mi padre.

- El mismo que viste y calza. Aunque no muy a la moda, debo decir. –dijo al sacudirse la ropa y toser.- Sigues dejando un visible rastro de cenizas…. Es malo para los pulmones, sabes.?

- No fui yo, fue mi hijo.

- Veo que heredó tus habilidades a la perfección.

- Igual que el tuyo. Y hablando de eso…

- Sep. Erik, creo que tenemos una larga charla por delante….

- Charla.? Estás muerto, yo te enterré.! Vi tu cajón, tengo un baúl con tus cosas.! –exclamó titubeante.

- Si, bueno… era la única manera de desaparecer y no llamar la atención sobre ti y tu hermana. Lo hice para protegerlos.

- Pues tu sistema de protección es un asco.!

- Bienvenido al club. –murmuré.

- Oigan, debemos irnos ya.! Soren está herido.! –gritó Sophie.

- Vayan, los veré en la cabaña. –afirmó Jack.

- Y cómo irá.? Corriendo.?

- Recuerda de quién soy padre. –sonrió al guiñarle un ojo y desaparecer sin más ruido que el de una brisa repentina.

Subimos rápidamente a los autos. Ayden cambió lugares para estar junto a Soren e intentar sanarlo, aunque sabíamos que estaba débil por la batalla y luego sanarme tal vez lograra estabilizarlo hasta que Karen lo viera.

Conducimos a los saltos lo más rápido que pudimos. Cuando bajamos del auto y cargamos a Soren hasta el interior, su estado era crítico. Estaba pálido, su piel se sentía fría y tenía múltiple heridas que Ayden apenas pudo tratar. Karen y Jess se encerraron con él en su habitación mientras esperábamos abajo sentados alrededor de la gran mesa central.

- No sería mejor llevarlo a un hospital.? –preguntó Sophie con su típica expresión de obviedad.

- No son heridas que un médico convencional pueda tratar o entender. –explicó Jack.

- Y qué hay de ella.? –dijo apuntando a Ayden.- Tampoco pudo sanarlo, su batería está muerta.! Algo debe poder hacerse.

- Esperar. Ayden recuperará su energía pronto y Karen es una enfermera muy hábil. Quizás entonces se pueda hacer algo por Soren.

- Cómo es que sabes tanto de nosotros.? –preguntó Emily.

- Soy un cazador, es mi trabajo.

- Tu trabajo era ser mi padre. –bufó Erik.

- Hijo…

- No me digas hijo.! –exclamó enfurecido- Me enteré sólo de quién soy y lo que puedo hacer.! Viví un infierno de dudas y preguntas sin respuesta y lloré la muerte de alguien quien casi nunca estuvo pero fue mi padre.! Ahora pretendes resucitar como si nada y ocupar tu lugar nuevamente.?! Pues no.! Antes compadecía a Franz por lo que sus padres le hicieron, ahora lo entiendo. No eres muy diferente a ellos. De hecho, eres peor: él al menos nunca los había conocido, yo sí. –dijo enfurecido al levantarse y marcharse.

Crónicas de las sombras (Saga Ayden, parte III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora