CAPÍTULO 23

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*Todos los créditos a la autora original.*

—Entonces... Kara y Mike.

Sam hizo una mueca, una expresión de disculpa y vergüenza en su rostro mientras miraba a Lena. Poniendo los ojos en blanco, Lena tomó un sorbo de café y se recostó contra los cojines del sofá de su amiga —Sé que debería haber...

—No— interrumpió Lena secamente,
—Kara debería haberme dicho ella misma. No estoy enojada contigo. Tampoco estoy enojada con ella, solo estoy...

—¿Celosa?

Burlándose, Lena frunció el ceño mientras se inclinaba ligeramente, levantando las rodillas hacia el pecho mientras miraba fijamente los dibujos que Ruby había hecho que estaban pegados a la nevera. —No estoy celosa.

Dejando escapar una ligera risa, sus ojos marrones se arrugaron en las esquinas mientras miraba a Lena con diversión, Sam la miró con timidez.
—Bueno, las personas celosas rara vez quieren admitir que están celosas.

—¡No estoy celosa!— Protestó Lena, luciendo un poco molesta mientras levantaba la barbilla y trataba de no parecer una niña petulante. La verdad era que estaba celosa, de alguna manera confusa. Era en parte egoísmo por sentir que había sido reemplazada en la vida de Kara y no le gustaba ese pensamiento, pero también había una corriente de celos, y no podía negarlo. —Quiero decir...

—Lo entiendo. No estás aquí. Te sientes excluida.

—Si.

Con un profundo suspiro, Lena cerró los ojos, una sensación de soledad floreció en su pecho incluso cuando un peso se levantó de sus hombros al momento de la admisión. Estar en casa había amortiguado la soledad, remendando el agujero y las grietas, la vista de la sonrisa de Kara era un bálsamo para calmar el dolor en el pecho que se había convertido en un elemento permanente que ella asociaba con Londres. Sin embargo, estar de vuelta en National City, de vuelta con Kara, no lo había curado bien como esperaba. Las cosas habían cambiado. El tiempo había continuado sin Lena, y le molestaba más de lo que quería admitir.

Aunque nunca comentó nada, la verdad era que Lena había entrado en la vida de todos como una intrusa problemática, interrumpiendo sus rutinas pacíficas y había llegado a verse a sí misma como parte de su grupo ahora. Una familia. Pero sin ella, sus vidas volvieron a la normalidad. Continuaron como si las cosas nunca hubieran cambiado, aparte de la llamada ocasional para ponerse al día con ella, y la terrible idea de que había sido un inconveniente, una molestia que traía más problemas de los que cuidaban, la arrastró, haciendo que se sintiera ansiosa. ¿Qué pasaría si todo este tiempo se hubiera engañado a sí misma al pensar que pertenecía a ellos, que encajaba y que se preocupaban por ella, cuando en cambio, la habían visto a ella y a su hija como pájaros cucú que habían llegado a alcanzar el nido y poner a todos los demás en riesgo.

—Pero no es, yo solo, quiero estar aquí. No quiero perderme estas cosas. Y si pudiera, volvería, pero tengo que poner a mi familia primero. Tengo que proteger a Laurel y Kara...

—Lo entiendo. Lo hago. Creo que soy la única que puede. También tengo una hija, y sé que si se tratara de eso, la llevaría y correría si eso significara que estaría más segura. No tienes que explicármelo. En cambio a Kara... quizás quieras hacerlo.

—¡He intentado! Ella actúa como si me fui de su lado.

—Bueno ... lo hiciste— respondió Sam.

—No por elección— respondió Lena indignada, erizada ligeramente mientras sostenía su taza de café con fuerza en sus manos. Haciendo pucheros, reflexionó sobre el desorden de las cosas que había ayudado a hacer. —Ella solo... ella no entiende. Como dijiste. Si tuviera que preocuparme solo por mí misma, diría que a la mierda. No le tengo miedo a mi hermano. Podría hacer lo que quisiera conmigo. Pero mi hija... eso es otra cosa. Y sé que lo entiendes, pero Kara no. Y ahora me está reemplazando...

asking polite with a gun in your hand (TRADUCCIÓN SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora