I

7.1K 304 98
                                        


Narra Bárbara:

Corría ingresando a las calles de Atlanta. No tenía idea alguna de lo que podría encontrar aquí, revisando mi mapa me di cuenta de que es el único lugar fiable al que podría dirigirme después de estar tanto tiempo en el bosque, desde que todo comenzó hace ya un par de meses.
Mala idea. La ciudad estaba infestada de esos monstruos.
Conseguí meterme en un edificio comercial, matando a unas cuantas de esas cosas con mí látigo con pequeñas hachas en su extremo. Buscaba cualquier cosa que me sea de utilidad, logrando encontrar un par de paquetes de galletas saladas, unas cuantas latas de frutas y un knuckle knife que me serviría bastante.

Lo coloqué en mis dedos, cual anillos, y presioné el pequeño botón para que el cuchillo se introdujera en el mango

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Lo coloqué en mis dedos, cual anillos, y presioné el pequeño botón para que el cuchillo se introdujera en el mango.

Salí del edificio tratando de hacer el menor ruido posible. Ya casi anochecía y yo seguía en las peligrosas calles de Atlanta, por lo que decidí buscar un buen lugar para pasar la noche y poder seguir mi rumbo mañana temprano.

Luego de unos 20 minutos caminando y matando a los monstruos encontré una pequeña lavandería que parecía segura, ya que estaba cerrada con persianas. No pude abrirla así que busqué en las casas cercanas algún hacha o algo que me ayudara a abrir el gran candando que mantenía la persiana cerrada.
Mientras daba vuelta en una esquina, veo un grupo de monstruos dirigirse hacia ¿una persona?. Me acerco un poco manteniendo cierta distancia para no ser descubierta y veo a un hombre intentando combatir con los muertos vivientes, parecía lastimado e indefenso.
Una parte de mí quería dirigirse a él para ayudarlo, y otra, quería alejarse en cuanto antes para evitar cualquier problema. Dudé unos segundos y finalmente me acerqué maldiciendo y esperando no arrepentirme después.

Con mi látigo mataba hábilmente a tres de ellos, mientras otros cuatro rodeaban más de cerca al sujeto. Me acerco más y le entierro mi cuchillo recién adquirido a uno más mientras el hombre se encarga de los restantes.
Al finalizar, el hombre me mira sorprendido y me asiente en modo de gracias. Repito el gesto y volteo para volver de donde venía cuando él habla.

- Tal vez hay algo en lo que pueda serte de utilidad para demostrarte lo agradecido que estoy. - lo escucho decir.

Giro mi mirada y lo veo mirando mi trasero. Comprendo que lo último que dijo, lo dijo en doble sentido cuando muerde su labio.
Me acerco unos pasos hasta estar al frente de él y lo encaro.

- No me hagas arrepentir de haberte ayudado y limitate a dar las gracias y seguir tu camino. - lo miro de arriba a abajo - si lo hubiera pensado mejor te habría dejado a tu suerte.

- Bien, bien. - retrocede un poco y levanta una de sus manos en alto. - lo siento, y gracias. Pero en serio, tal vez haya algo con lo que pueda ayudarte, fuera de lo sexual. - suelta una risa.

- Claro que fuera de lo sexual. ¿Es que no te has visto?, entiendo que estemos en un apocalipsis, pero no por eso me rebajo. - elevo una ceja con una sonrisa sarcástica.

El ríe un poco y cuando está a punto de decir algo se tambalea. Lo observo un poco y me doy cuenta de lo pálido que está. La noche apenas me deja ver su cara.

- Mierda, esto duele como el infierno. - masculla sujetando su brazo, yo lo miro un poco desconfiada creyendo que tal vez lo mordieron, él lo nota y me dice que no fue mordido mostrando su antebrazo y entiendo todo.

- Encontré una lavandería que parece segura a un par de calles. - le digo no tan convencida pero segura de que en su estado no podrá hacerme nada, miro el arma en sus manos y pienso que tal vez sea buena idea - tu hacha podría servir para romper los candados y entrar.

- Vaya, parece que hoy fue tu día de generosidad - dice acercandose a mí sonriendo. - acepto.

Ruedo los ojos y sujeto mi mochila en mis hombros.

- De acuerdo, vamos. - le digo comenzando a caminar junto a él. - me llamo Bárbara, por cierto.

- Lindo nombre para una linda muñeca. Un gusto. - me mira y eleva moviendo su antebrazo como si saludara, dejando ver su muñón nuevamente y sonríe. - Merle Dixon.

Survive (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora