Ahora todo se trata de sobrevivir, y ¿por qué no? aprender a amar a alguien en medio del caos.
And suddenly, life wasn't about living it, was about surviving.
- ¡Rick!. Rick, ¿me oyes? - Daryl mueve su mano frente a Rick, pero este no reacciona.
Veo a Maggie entregarle la bebé a Carl, y se acerca a mí para darme un abrazo. Le correspondo separandome de mi amigo y presto atención cuando escucho a Daryl hablar.
- ¿Cómo la alimentaremos? ¿Tenemos algo que un bebé pueda comer?
- La buena noticia es que parece sana. - dice Hershell inspeccionando a la bebé. - Pero morirá si no le damos leche maternizada, y pronto.
- No. - digo acercandome al anciano a paso firme. - Nadie más morirá hoy. Buscaré lo necesario.
El hombre asiente y Glenn y Maggie se ofrecen a acompañarme pero son detenidos por Daryl.
- Yo iré con ella. - dice tomando su ballesta. - Las rutas están atascadas para pasar en auto. Iremos en la motocicleta.
Asiento en acuerdo y corro a buscar mi mochila, para después dirigirme hacia Daryl, quien ya se encuentra sobre el vehículo de dos ruedas. Mi mejor amigo y su novia también están ahí.
- Ten mucho cuidado. - dice Maggie, la abrazo rápidamente y me despido de Glenn para subir junto a Dixon.
Ninguno dijo nada en todo el camino, y la verdad lo prefería así. Luego de varios minutos llegamos a una especie de jardín maternal. Me adelanté para observar a través de las ventanas si el lugar era seguro, y cuando lo comprobé, ingresé con mi cuchillo en mano junto a Daryl. Comencé a revisar en las gavetas y armarios, encontrando biberones, pañales y mantas, que rápidamente guardé en mi mochila. Nos adentramos aún más en el lugar, llegando a una especie de cocina en donde Daryl encontró una zarigüeya que terminó cazando.
- Ya tenemos cena. - dijo tomando el animal y agitandolo frente a mi cara.
Ruedo los ojos y golpeo levemente su brazo para quitar el animal de mi rostro. Comienzo a revisar algunos estantes de allí y ¡bingo!, encuentro varias latas de leche maternizada en polvo, que repartimos entre Daryl y yo para guardarlas. Cuando tenemos todo listo nos dirigimos a la salida para marcharnos de allí, pero antes de atravesar la puerta el hombre a mi lado toma mi hombro deteniéndome.
- Bárbara. - le escucho susurrar y giro en mi lugar para estar frente a él. - Lo que pasó..., lo de Lori, no es tu culpa. Lo sabes, ¿no?
Lo miro unos segundos y suspiro.
- Yo no lo sé, Daryl. - digo cerrando los ojos un instante. - Pero gracias por creerlo.
- Deberías creértelo tú. Le salvaste la vida a esa niña.
- No, prácticamente le quité la vida a su madre. - digo comenzando a sentir las ansias recorrer todo mi cuerpo. - Se supone que yo los cuidaría. Cuando ví a Rick correr desesperado gritando sus nombres, solo pensaba en que tenía que cuidar de su familia hasta que el llegara. Pero ya ves cómo terminó.
- Hey. - dice Dixon sujetando mi rostro con ambas manos. - Hiciste lo que debiste, así es como debió ser.
Ambos dirigimos nuestras miradas a las manos de Daryl, quien rápidamente las quita de mis mejillas y se aleja un poco.
- Ahora debemos irnos. - dice comenzando a caminar hacia su moto, seguido por mí.
El camino otra vez fue en silencio, pero esta vez por un motivo diferente. Ya había anochecido cuando finalmente llegamos a la prisión. Glenn estaba en la torre y advirtió nuestra llegada a Axel y Oscar, quienes abrieron las rejas para nosotros. Ingresamos rápidamente dentro del pabellón para dirigirnos hacia donde se escuchaban los llantos de la pequeña. Saqué de mi mochila el biberón y una de las latas de leche y se lo extendí a Beth, ya que se ofreció a prepararla. En ese momento veo a Daryl tomar en brazos a la bebé y comenzar a mecerla en sus brazos, hasta que Beth se acerca para entregarle todo listo. Dixon comienza a alimentar a la pequeña, bajo la vista de todos, y mientras lo hace, me observa y sonríe.
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Le devuelvo el gesto, mientras me apoyo en la pared del pabellón. Por alguna razón, la imágen frente a mí, me derrite por completo.
- ¿Ya tiene nombre? - le pregunta a Carl.
- Todavía no. Pensé que podría llamarse Sophia, o podría ser Carol. Andrea, Amy, Jacquie, Patricia. O... Lori. No sé.
Todos observamos con tristeza a Carl, recordando las grandes mujeres que hemos perdido. Carl me mira y se acerca despacio hasta ponerse a mi lado. Lo abrazo por los hombros y nos dedicamos a mirar a su hermanita.
- Si... ¿te gusta eso? - Daryl empieza a habarle a la bebé, cuando ella comienza a tomar desesperadamente las últimas gotas de su leche. - Pequeña patea-traseros. Es un buen nombre, ¿no? - dice mirando a todo el grupo, y todos reímos. - Patea-traseros, ¿te gusta, cariño?
Luego de ese agradable momento, Beth se encargó de cuidar a la pequeña y atenderla en lo que le haga falta. Aún nos preguntábamos por Rick, quien se había introducido a los pabellones antes de que Daryl y yo fueramos en busca de la fórmula para su hija. Él aún no había regresado, por lo que Hershell nos dijo que por el momento era mejor darle su espacio. Decidimos que fue suficiente por hoy, y cada uno se dirigió a su celda a descansar.
•••
Narrador externo:
Al día siguiente, cuando apenas comenzaban a aparecer los primeros rayos del sol, Daryl se encontraba parado en el marco de la puerta de la celda de Bárbara, observandola en silencio. Tenía planeado hacer algo fuera de la prisión, y al dirigirse allí, pasó por la celda de la chica, encontrándola profundamente dormida. No le pareció correcto quedarse, pero le fue inevitable cuando la vió tan relajada y serena. Se sentía totalmente embobado por la mujer a unos metros de él, no sabía exactamente porqué pero empezaba a sospecharlo. No habían pasado ni cinco minutos desde que el hombre contemplaba a la chica desde el marco, cuando ella comenzó a despertarse. Daryl intentó alejarse inmediatamente pero la chica ya lo había descubierto.
- ¿Daryl? - cuestiona luego de soltar un bostezo. - ¿Qué haces aquí?
- Yo... - el hombre se quedó sin palabras y rascó su nuca con nerviosismo. - Ya me iba.
Antes de que el hombre cumpla con lo que dijo, Bárbara se adelantó.
- ¡Hey! - le llama, poniéndose de pie y tomando sus armas. - ¿Puedo acompañarte?
Dixon aún se sentía nervioso ante la presencia de la chica, que acababa de descubrir que él la observaba dormir. Solo la miró y terminó asintiendo. Ambos salieron de la prisión, en dirección al gran patio de esta. Daryl se adelantó y comenzó a caminar hacia las cruces de madera a unos metros. Bárbara vió hacia donde él se dirigía y se acercó a un pequeño arbusto a un costado y cortó un pequeño ramo de las casi diminutas flores silvestres. Se acercó a Dixon, quien estaba junto a la tumba de Carol, y se agachó para colocar algunas de las flores en la cruz. Las flores restantes, se las entregó al hombre a su lado, quien repitió el proceso. Ambos se quedaron por unos minutos observando la cruz en donde, supuestamente, su amiga se encontraba, para después marcharse juntos hacia la prisión.